Cuarteto jarillero

Con sendos dobletes de David Pizarro y Gonzalo Carmona, Palmira trituró al Tricolor, lo dejó en zona de descenso y a Fiti Estrada tambaleando.

Cuarteto jarillero

Carlos Bianchi solía decir que una victoria llama a otra victoria. Y esta renovada versión del Jarillero puede dar fe de ello: el equipo de Juan Carlos Bermegui gana, gusta y golea. Y justo un día después del Día del Niño, los pibes del chaqueño hicieron de cuenta que estaban en un parque de diversiones y sacaron a pasear a un equipo fantasma de Guaymallén que ni pintó por el Este.

Media hora le bastó a Palmira para demostrar que la clara victoria conseguida el martes pasado frente a Huracán de San Rafael (3-1) no fue producto de la casualidad ni mucho menos. Aún sin Nicolás Sanfilippo, el motorcito del mediocampo, el elenco aurinegro acomodó las piezas, rearmó el mediocampo y, en una ráfaga de explosión, a los 29 minutos del primer tiempo ya había liquidado el pleito.

Contó, claro está, con las enormes licencias que otorgó el Tricolor en el fondo y en el retroceso. Definitivamente, la línea de tres del Fiti Estrada ofrece menos garantías que los bancos de Argentina a fines de 2001. Y todo eso lo aprovecharon el Negro Pizarro y Gonzalo Carmona. La dupla ofensiva del Jarillero fue letal para pasar por caja y abonar con cash.

En el 1-0, Pacheco sacó a relucir su brillante pegada y le puso la pelota como con la mano a Pizarro, quien aprovechó la mala salida de Tula. Y ahí nomás, 2-0. Navarro, nada egoísta, asistió a Carmona y el “7” definió con total jerarquía.

¿Guaymallén? Desorientado, entregado, perdido, errático, abrumado... muy lejos de aquel equipo aguerrido y convincente que hace una semana estuvo a minutos de llevarse el clásico ante la Academia en San José. Para colmo, cada vez que llegó hasta las barbas del arco de Palmira, ahí estuvo el bueno de Javier Videla para ahogarle el grito: Francovich, dos veces, y Arabalé pueden dar fe de ello.

Más allá de los manotazos de ahogado que tiró Fiti desde el banco con los cambios, el Jarillero continuó floreándose. Con espacios y paciencia enarboló la goleada. Otra vez el Rey David (Pizarro) y Gonzalo Carmona (goleador de la zona con 6 tantos al igual que Rosón, de Pacífico) decoraron un póquer que Domínguez acortó.

El Jarillero bailó un cuartetazo.

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