Una vez cerrado el año y que dispusimos de la información necesaria nos embarcamos en la empresa de estimar el valor de la producción vitícola 2017 que generan los 11.000 viñateros que producen actualmente en Mendoza.
Según el INV, la cosecha de uvas 2017 que ingresó a bodega fue de casi 12 millones y medio de quintales. Ahora bien, cuando se discrimina la modalidad de ingreso, se tiene que el 44% (poco más de 5 millones y medio de quintales) ingresan como uvas propias.
En este punto, hay que tener en cuenta que en este grupo computan las uvas correspondientes al sector cooperativo (alrededor de un 15% del total). Mientras que, el 56% restante se dividen en partes casi iguales, 3 millones y medio de quintales que se compran en el mercado y otro tanto que se elabora por cuenta y orden de terceros.
Los contratos de compra venta de uva se registran en la Bolsa de Comercio de Mendoza SA. Por tanto, recurrimos a sus bases de datos para dimensionar el valor de ese 28% de uva cosechada.
De los 3 millones y medio de quintales de uva transados en el mercado, las uvas varietales representan el 56% y fueron comercializadas por un valor global de 3.212 millones de pesos, lo que equivale a un precio promedio ponderado de poco más de 17 pesos por kg.
Por supuesto, que dentro de este segmento la mayor parte le corresponde a la emblemática malbec que motorizó contratos por un valor de 2.045 millones de pesos, arrojando un precio promedio ponderado entre las modalidades contado y financiado de 20 pesos el kilo.
Otros ejemplos, son el cabernet sauvignon y el chardonnay que tuvieron un aporte de 415 millones y 216 millones de pesos, respectivamente, al valor bruto de la producción de uvas varietales.
Por otra parte, los bodegueros mendocinos compraron uvas especiales por un volumen de 940 mil quintales y un valor de 939 millones de pesos. Es decir, a un precio promedio cercano a 10 pesos el kilo. Entre estas uvas, la más relevante fue la bonarda que representó un ingreso de 387 millones de pesos con un precio algo superior al promedio; y la aspirant bouschet (tintorera) que se transó por un valor total de 199 millones con un precio promedio ponderado que superó los 28 pesos por kilo.
Finalmente, se encuentran la compra ventas de uvas comunes (tintas, blancas y rosadas) que movieron un volumen cercano a 524 mil quintales por un valor de 210 millones de pesos. Entre ellas, se destacan en el conjunto las rosadas destinadas a mosto que totalizaron un volumen de casi 494 mil quintales con un precio promedio ponderado entre las modalidades contado y financiado de 3,87 pesos por kg.
En suma, se estima que el mercado de uvas (28% de la producción) marcó operaciones por un total de 4.640 millones de pesos.
Si se extrapolan los valores correspondientes al mercado de uva a la producción ingresada a bodega como propia (44% del total), se obtiene que, el valor bruto de estas uvas alcanzaría los 7.308 millones de pesos.
Finalmente, se encuentra la producción elaborada por cuenta de tercero (28% del total). Si valorizamos a los precios promedio de mercado el volumen de vino o mosto que reciben los productores, luego de descontar el porcentaje de maquila: unos 2.200 millones de litros, se obtiene un ingreso potencial de 1.970 millones de pesos.
En este caso, el ingreso es potencial porque se desconoce si estos productos han sido vendidos fehacientemente durante el año o se encuentran aún en existencia en bodega.
En resumen, el Valor Bruto de la Producción vitícola correspondiente al año 2017 alcanzaría los 13.918 millones de pesos corrientes (unos 838,5 millones de dólares ), lo que equivale a unos 101.480 pesos por hectárea cosechada (6.113 dólares por ha).
Detrayendo el costo de los consumos intermedios, que suman un valor de 3.267 millones de pesos, se obtiene que el Valor Agregado Bruto de la producción vitícola o PBG vitícola ascendió a 10.651 millones de pesos (642 millones de dólares) durante el año pasado, unos 77.659 pesos por hectárea cosechada (4.678 dólares por ha), valor que se distribuyó casi en forma equitativa entre productores y trabajadores permanentes y temporarios.
Demás está decir que, los valores plasmados en la nota superan significativamente a los del año 2016, ya que durante ese año se produjo la cosecha más baja de los últimos 60 años y, además, los precios de las uvas y de los productos vitivinícolas fueron entre un 40 y 50% inferiores en pesos. Ni hablar, si se comparan con el trienio de crisis vitivinícola 2013/15.