En algún momento pasará el dolor y Lionel Messi tendrá que tomar una decisión: ratifica su renuncia o anunciar su regreso a la Selección. Varios de sus compañeros, algunos dirigentes y empresarios cercanos al mundo del fútbol, creen que, tarde o temprano, Lio volverá.
Conjeturas, percepciones, experiencias y alguna filtración desde el entorno más cerrado de Messi, concluyen en que “hay que dejarlo tranquilo y después ver”.
Esto significa dejarlo hacer su duelo y luego tirar las líneas para convencerlo de que su vuelta es necesaria. Por lo pronto, es difícil que juegue alguno de los 6 partidos de Eliminatorias programados hasta fin de año; entonces su actividad se circunscribirá al Barcelona.
El plantel de Luis Enrique inicia su temporada el 18 de julio pero Lio, como algunos otros, se incorporará más tarde: la semana próxima se irá de vacaciones a Bahamas y luego a una isla del Adriático que le recomendó su compañero del Barça, el croata Iván Rakitic. Messi sí estará en el stage en Inglaterra y se verá en cuál de los tres amistosos jugará, si juega.
No faltará a la Gamper ni al ida y vuelta de la Supercopa ni al inicio de la Liga que comenzará el fin de semana del 19-21 de agosto. Para esa época, ¿la AFA tendrá autoridad constituida y, en consecuencia, vocero autorizado para hablar con Lio? ¿Será Martino? ¿Estará Martino?
Sea quien fuere el que le hable, a Messi tratarán de demostrarle que el cariño de la mayoría de los hinchas no cambió por la derrota en Nueva Jersey ni por el penal que tiró a las nubes.
Que seguirá siendo indispensable para la Selección. Que las Eliminatorias no terminaron. Que Rusia 2018 es una nueva oportunidad. Jugarán la carta nac & pop, la del folclore futbolero, la de la historia. Si hay que decirle “hacelo por Thiago y Mateo...”, se hará.
Después de todo, hasta el presidente Macri le habló por teléfono apenas volvió la Selección. Cuando ya no haya tango que cantar a Lio, entonces le explicarán que él es la principal fuente de dinero de la Selección. A ver si entendés, Lio. En el corto plazo no habrá lucro cesante por la ausencia de Messi. El cachet que cobra la AFA, de un millón de dólares por partido de Eliminatorias, está garantizado. No hay amistosos.
En esos partidos, el valor de la Selección es el mismo pero con 200.000 dólares de plus si presenta a Messi. El problema será a futuro: la AFA, además de su desastre dirigencial, está quebrada y necesita fondos. Messi será tan necesario en la cancha como en la Tesorería.
Hay dos formas básicas de recaudación: derechos de TV y patrocinios: que juegue o no juegue Messi modifica los números. Curiosamente, los dirigentes argentinos tendrán el beneficio del carácter transitivo. Uno de sus principales sponsors es Adidas. Con la empresa de indumentaria hay que renegociar el contrato por vestir a la Selección.
¿Con Messi o sin Messi? El 10, vuelve a ser clave. Messi es la cara de Adidas y, si no juega en la Selección, la marca alemana deberá soportar que todas las imágenes televisivas y todas las fotografías de Messi sean con la indumentaria del Barcelona. Y al Barça lo viste Nike.
Para entender la dimensión del “problema” hay que ir cuatro años atrás: Messi fue la imagen de Adidas en Londres 2012 y no participó de esos Juegos Olímpicos. También se puede comprender mirando seis años para adelante: Alemania, que no tiene a ningún Messi, firmó su nuevo vínculo con la marca hasta 2022. Cobrará entre 65 y 70 millones de dólares anuales, contra los 25 del contrato anterior. Argentina cobra 20 millones anuales.
El amor a la camiseta pesará en el futuro de Messi respecto a la Selección. En todo sentido. Mientras, cuando vuelva a España, la conducción del Barcelona le espera para mejorarle el contrato, según habían acordado en 2014, y que tiene dos años más de vigencia. Recibirá un 72% de aumento, con lo cual cobrará casi 39 millones de euros anuales, según publicó el diario AS. Messi, y su padre, también tienen pendiente la resolución de la causa judicial por evasión fiscal.
La historia se está escribiendo en tiempo real. Falta saber, a fondo, por qué Messi dijo lo que dijo. Los que abonan la teoría del estallido emocional son los que más creen en un pronto regreso.
Otros coinciden en los motivos pero añaden que quiso ser la voz de todos y la justificación a otras eventuales renuncias a la Selección.
Algunas van más allá y creen ver una jugada de alta política para exponer a la dirigencia. Parece demasiado para la simpleza de Messi. Sobre todo si es cierto que, cuando subió al bus 1744 que sacó al equipo del estadio, le confesó a un compañero: “Creo que se me fue la mano”.
No se saca el buzo
Podemos tener una certeza: la sonrisa volvió al rostro de Lionel Messi. Quizás más como una postura adoptada como todo ídolo que vive sacándose millones de fotos.
Tal vez de a poco recupera la alegría. Lo cierto es que su GPS, en las últimas 48 horas, marcó el retorno a Rosario con algunas paradas estratégicas.
La particularidad que tuvo este recorrido por los más de 300 kilómetros que lo devolvieron a su ciudad estuvo en una especie de guiño para aquellos que quieren seguir viéndolo con la ropa de la Selección: no se sacó el buzo albiceleste en ningún momento.
Primero pasó por la casa que Sergio Agüero tiene en el barrio Los Castores de Nordelta, Tigre. Allí no tuvo problemas para fotografiarse con su extensa barba rojiza junto con el hermano del Kun, Gastón del Castillo (Independiente), y los amigos de éste, Domingo Blanco (reserva del Rojo) y Marcos Senesi (inferiores de San Lorenzo).
El denominador común en todas las capturas estuvo en su leve sonrisa y su vestimenta: buzo de la Selección, jean y zapatillas blancas.
Luego de unas horas, se subió a su camioneta para ya emprender el viaje definitivo por Panamericana rumbo a Rosario. En el camino, nuevamente un fanático logró capturar a la Pulga. Esta vez en el Peaje Campana, ya en la Ruta 9.
Sin problemas, el crack miró la cámara del trabajador y sacó una sonrisa para posar ante el flash. En silencio, como luego de anunciar su renuncia, siguió camino para su ciudad natal.
El correr de las horas lo sacará del país para depositarlo en algún punto paradisíaco en el que descansará. Ojalá, repensando su renuncia.