Cuando YPF bajaba el precio de la nafta - Por Enrique A. Timmermann

Cuando YPF bajaba  el precio de la nafta - Por Enrique A. Timmermann
Cuando YPF bajaba el precio de la nafta - Por Enrique A. Timmermann

Estimado lector, aunque usted no lo crea, el título es correcto. Pero fue hace mucho tiempo, más precisamente en 1929-1930. En pleno proceso de la crisis económica conocida como "La Crisis del '29", entre otros nombres que tiene.

En esa época dirigía Yacimientos Petrolíferos Fiscales el general ingeniero Enrique Mosconi, su primer director y el que hizo de la empresa estatal una empresa grande. Impregnado de un fuerte nacionalismo, tuvo como meta desplazar a la Standard Oil Company como la principal vendedora de nafta.

Esta empresa norteamericana desde la década de 1910, era la que lideraba el mercado de ventas en Argentina con más del 80% del total expendido. La nafta que vendía tenía el nombre de Wico. La segunda en ventas era Shell con su nafta Energina. Recién en 1926 YPF pudo comenzar a competir seriamente con estas dos empresas multinacionales. Esto se debió a que a partir de ese año la planta de refinación de La Plata se puso en funcionamiento.

Por esos años el Estado no regulaba el precio del combustible, como tampoco existía la oferta y la demanda, sino que era la Standard Oil quien imponía el valor del litro de nafta. Al igual que ahora, la Ciudad de Buenos Aires tenía un precio menor que el resto de las localidades argentinas. El costo del traslado se agregaba al precio a pagar por el consumidor según su lugar de residencia.

Por otro lado, en la década de 1920 no existían prácticamente impuestos en el valor del combustible, por lo que su precio era mucho menor al compararlo con el de ahora. Por ejemplo, en 1928 el gobernador de Mendoza, Alejandro Orfila, fue el primero en la provincia en colocarle un impuesto, luego será el presidente de facto José F. Uriburu quien establezca el primer impuesto nacional a las naftas y a partir de ahí, la historia es conocida.

El consumo de naftas en la Argentina vino dado por la gran demanda de autos que se dio a fines de la década del '10 y durante todos los años ‘20. Por ejemplo en 1921 Argentina consumía 800 mil toneladas de petróleo con 9 millones de habitantes y Francia consumía la misma cantidad pero con 44 millones. Es decir el mercado del combustible era un comercio muy rentable.

Como decíamos, en 1926 YPF comenzó a producir combustible en grandes cantidades.

Desde este momento Mosconi dio comienzo a un proceso de lucha contra las compañías extranjeras con el fin de convertir a la nafta estatal en la preferida por los argentinos. Ya había logrado que YPF fuera la primera explotadora de petróleo del país.

Para lograr su objetivo lo primero que hizo fue buscar que todas las provincias del interior tuvieran la posibilidad de consumir la nafta YPF. Para esto, buscó un representante que pudiera trasladarla a cada rincón de la Argentina. El elegido fue la empresa Auger y Cía. Fue así como a partir de agosto de 1926 diario Los Andes comenzaba a publicar propagandas sobre la nafta. Uno de los sloganes más usados fue: "Todo es argentino, el petróleo, el refinado, el trabajador, el vendedor y el consumidor: 100% argentino. ¡Cómprele al país!"

En 1929 YPF ya estuvo en condiciones de ser ella misma quien distribuyera el combustible por toda Argentina, contando con 1.598 surtidores de su marca.

En Mendoza el representante fue Arturo Santoni, quien además fue el primero en edificar una estación de servicio YPF en Necochea y Patricias Mendocinas de Capital. Hoy la estación sigue funcionando, pero con otros dueños.

La tarea para YPF fue muy difícil puesto que no tenía nada de experiencia en la comercialización de sus productos. Por otra parte sus competidoras tenían no solo experiencia nacional, sino también internacional. Además habían llegado antes a los lugares de venta y el consumidor ya estaba acostumbrado a comprar la nafta Wico o Energina. Por eso fue muy importante recurrir a publicidades que incentivaran el nacionalismo, como el slogan señalado más arriba.

Además de competir con la publicidad, Mosconi comenzó una lucha de precios. Los argentinos, tal cual ahora, se quejaban de los onerosos costos que tenían los combustibles. Según los datos de la época, las empresas Standard Oil y Shell tenían una rentabilidad de más del 60% sobre el precio al público. El director de YPF pretendía "tomar la dirección de nuestro mercado de consumo llevando los precios a un nivel conveniente y equitativo para los intereses nacionales. Se arrastraría en esa baja a todas las firmas importadoras suprimiendo de ese modo la situación de desventaja que hasta entonces soportó el país".

El año 1929 comenzó con un precio de $ 0,26 el litro de nafta, sin embargo en agosto YPF lo redujo dos centavos por litro y en noviembre del mismo año los volvió a bajar otros dos centavos. Por último en enero de 1930, redujo nuevamente dos centavos el precio, es decir al comenzar la nueva década la nafta nacional valía $ 0,20. ¡El precio más bajo en más de 15 años!

Las demás empresas, si bien no siguieron estos descuentos al principio, no tuvieron más opción que rebajar los precios al ver reducidas sus ventas. Sin embargo, estas rebajas solo las llevaron a cabo en los lugares donde la competencia era más fuerte con YPF: Buenos Aires y la costa. Ante esto, el 17 de febrero de 1930 el director de la empresa estatal impuso un precio uniforme en todo el país. Sí, en todo el país la nafta valió lo mismo. ¡Todo un precio federal!

Este valor uniforme significó la pérdida de una gran rentabilidad para YPF puesto que tuvo que asumir los costos de los fletes a todos los rincones de la Argentina. Pero para Mosconi esta medida creaba un vínculo de los argentinos con la nafta nacional y demostraba que la nafta se convertía en un bien estratégico y no en un bien comercial.

De esta manera el combustible YPF fue imponiéndose gradualmente en todo el país. En 1929 lo consumía el 15% de los argentinos, para 1936 ya lo hacía el 43%. Fueron épocas en que para la dirigencia del país, no importando el color político, el petróleo, y por ende sus derivados, eran bienes de la patria y por tanto no debían ser usados con un concepto mercantilista, sino para movilizar la economía argentina. En este sentido, los directivos de YPF fueron logrando año tras año convertir a la empresa estatal en un ícono de eficiencia y eficacia.

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