Imagine por un momento la ésta situación: un equipo de Primera se consagra campeón después de un clásico en suelo ajeno y todos los espectadores, locales y visitantes, aplauden al ganador del torneo. Parece imposible, ¿no? Sin embargo, hubo un tiempo donde el reconocimiento y el respeto ante la superioridad ajena formaron parte de nuestro fútbol.
El 14 de diciembre de 1969, River y Boca se enfrentaron en el Monumental, por la última fecha del torneo Nacional. Con un empate, el Xeneize era campeón. A los 35’ del primer tiempo, Boca ganaba 2-0 gracias a dos tantos de Norberto Madurga, en tanto que Oscar Más, descontó poco después, y Víctor Marchetti decretó, a los 22´ de la segunda mitad, el empate final.
Una vez que el árbitro Oscar Veiró pitó el final, los jugadores de Boca se encontraron ante la posibilidad de dar, por primera vez en la historia, la vuelta olímpica en la cancha de River, mientras sus hinchas aplaudían al flamante campeón, olvidándose de la rivalidad y reconociendo el buen juego desplegado, los planes de algunos empleados del club de Núñez eran otros.
“Cuando llegamos al costado que da al río nos prendieron los grifos que se usaban para regar la cancha. Ahí pensé ‘¿así que abren las canillas? Entonces ahora doy la vuelta con más ganas’. Y junto a un par de compañeros agarramos por la pista olímpica del Monumental y dimos la vuelta completa”, comentó Silvio Marzonlini en La Nación.
Uno de los que se sumó a la celebración pasada por agua fue Rubén Suñé. “No nos importaba nada. Abrieron los grifos, nos empaparon, pero la dimos igual”, recordó. Y disfruta: “Evidentemente le tomamos el gustito, porque un año después volvimos a dar la vuelta en el Monumental, después de ganarle el Nacional del ‘70 a Rosario Central”.
Marzolini comparte su recuerdo: “Lo disfruté mucho porque fue un muy buen campeonato nuestro, y definirlo contra River es muy importante, porque además era una época en la cual ellos tenían muy buenos jugadores pero no podían ser campeones” (N. de la R.: el equipo millonario pasó 18 años sin vueltas olímpicas, entre 1957 y 1975, en la peor racha adversa de su historia).
Lo cierto es que, más allá de la picardía de algunos empleados riverplatenses, hubo un tiempo en el cual en el fútbol de nuestro país se aplaudió a los equipos que jugaban bien, más allá de los colores que vistiesen. E incluso eso se dio en la definición de un campeonato, y nada menos que entre River Plate y Boca Juniors.