Cuando pa’ Chile me voy

Cuando pa’ Chile me voy

Jorge Sosa - Especial para Los Andes

La cordillera es una medianera a lo bestia que nos separa o nos acerca de Chile según como cotice el dólar.

Los mendocinos tenemos nuestro lado masoquista. Cuando el verano nos acosa y llegan las vacaciones, el 85 % de los mendocinos que puede veranear, se va a disfrutar de sus días de descanso a Chile: ocho horas de aduana de ida, un temblor cada quince minutos, se bañan en agua recontra helada rodeados de tsunamis, tienen aguantarle la cara de dorso a los carabineros, soportar las cargadas por la Copa América (dos veces) y para concluir, diez horas en la Aduana para volver al país. Nada gratis, hace falta un montón de yaguaretés para acceder a semejantes privilegios. Si esto no es masoquismo se le parece bastante.

Chile parece estar muy ligado a nosotros. Buenos Aires nos queda muy lejos y cuesta llegar, más ahora, que con el aeropuerto cerrado uno tiene que cortar camino alargando el camino. Nunca hemos viajado tanto a San Juan como en este tiempo. Además Buenos Aires no nos da mucha pelota que digamos. Nosotros somos el interior y para Buenos Aires el interior es eso que queda en la intemperie del país, algo así como la piecita del fondo.

Históricamente estamos ligados a Chile. Hasta 1776, cuando se creó el Virreinato del Río de la Plata, Mendoza pertenecía a la Capitanía General de Chile, que a su vez dependía del Virreinato del Perú. Éramos más del Pacífico que del Atlántico. Pedro del Castillo llegó a fundar la Plaza Fundacional mandado por un español de Chile: Diego Hurtado de Mendoza, de ahí el nombre de nuestra provincia y nuestra capital, de origen chileno. Cuando se creó el Virreinato del Río de la Plata comenzamos a pertenecer al Este, pero seguimos ligado a los antiguos hermanos de Santiago. Siempre nos ocupó la cercanía, por eso el ferrocarril trasandino, que lamentablemente dejó de funcionar, por eso la importancia de la ruta 7, por eso el túnel, el único túnel que une a nuestro país con un país limítrofe.

Tenemos las mismas apreciaciones que tienen los vecinos, por ahí, reconocemos méritos y por ahí usamos la crítica aguda y punzante, en ambos lados de la Cordillera. Siempre nos declaramos hermanos, salvo en aquel tiempo en que Menem hizo pareja con la Chechu Bolocco, entonces dejamos de ser hermanos y pasamos a ser cuñados.

Menem y la Bolocco, dejamos de ser hermanos para ser cuñados.

Los líos de la aduana

Los ardides que se inventan para no pagar los cánones correspondiente a una importación.Pibes que traen abajo del buzo una camiseta de teléfonos celulares, autos que en han reemplazado los faros delanteros por dos televisores, ruedas que fueron infladas con gas chileno porque es más barato que el argentino…

Entonces se demora todo.

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