En el Nuevo Gasómetro, San Lorenzo perdió 2-0 con Arsenal y dejó escapar la posibilidad de superar en la tabla a Central y subirse aunque fuera provisoriamente a la punta de la Zona 1 del campeonato.
A pesar de las variantes que metió Guede para darle descanso a algunos de los titulares pensando en la Copa, San Lorenzo no perdió la mentalidad ofensiva, aunque en los primeros minutos le faltó claridad para generar peligro.
Con Arsenal bien parado atrás, el Ciclón sólo había conseguido llegarle gracias a un regalito del arquero Pellegrino, quien luego se convertiría en una de las figuras del primer tiempo.
Como Gabriel Arias, el arquero de Defensa y Justicia, intentó salir jugando y se mandó un macanón que no terminó en gol porque Matos no llegó a calibrar la mira y la tiró afuera.
Sin embargo, con el correr de los minutos los de Guede empezaron a crecer desde lo futbolístico, haciendo que Arsenal jugara cada vez más cerca de su arco. Y entonces aparecieron las situaciones: primero llegó con un cabezazo endemoniado de Matos que dio en el palo, y después con un disparo de media distancia de Avila que Pellegrino mandó al córner con una atajada de otro partido.
San Lorenzo era más y merecía la ventaja. Daba la sensación de que el Ciclón iba a marcar la diferencia en el complemento, pero un espectacular zapatazo del chico Ferreyra tiró por la borda todos los pronósticos: 1-0 Arsenal y problemas para San Lorenzo, que en desventaja perdió el eje y padeció el encuentro.
Fíjese, si no, lo que hizo el bueno de Paulo Díaz en la jugada previa al gol de Barbieri: apurado por lo que marcaba el tanteador, quiso salir jugando, perdió la pelota y expuso a todos sus compañeros, quienes, mal parados, no pudieron hacer nada para evitar el 2-0. Y hubo más, porque antes y después de ese festejo Arsenal pudo haber ampliado la diferencia.