Cuando la ciudad se iluminó con gas

El 9 de julio de 1890 la Capital se iluminó íntegra con los faroles a gas que alimentaba la Compañía de Gas Mendoza, de Carlos Fader.

Cuando la ciudad se iluminó con gas

La Mendoza de fines del siglo XIX, tuvo una evolución muy importante, luego del fatídico terremoto de 1861. Como una tromba el progreso llegó se incorporaron a la sociedad el agua corriente, el ferrocarril y un nuevo sistema de alumbrado. Fue en la gobernación de Tiburcio Benegas cuando quedó implementado el servicio público de alumbrado que dependía de la Municipalidad de la Capital.

Fader lo hizo
A partir del 4 de febrero de 1889 la  Compañía de Gas de Mendoza inició  sus actividades, proveyendo de alumbrado a gas a toda la Ciudad.

Esta empresa fue creada por Carlos Fader, quien formó una sociedad con White y Civit. El objetivo era sustituir a las viejas lámparas y faroles a querosén que, desde unos años antes, usaban en la capital provincial.

Una usina no ecológica
La compañía estableció una usina sobre las calles Entre Ríos, Buenos Aires, Ituzaingó y el zanjón. Tenía una gran producción de gas: más de 800.000 m3. El combustible utilizado al principio, para mantener en funcionamiento la usina, era el carbón que provenía de la mina llamada "de Reta". Pero, luego de un litigio con los dueños, Fader introdujo el petróleo; que era explotado por su compañía en Cacheuta.

Más tarde se volvió a cambiar, esta vez por leña: provenía de un paraje denominado Ñacuñán, a más de 100 kilómetros al Este de la Capital.

La luz de mi ciudad
En 1890, el alumbrado público se extendió por todas las calles y plazas de la Ciudad; como la Independencia y la de Cobo -hoy San Martín-. Estos faroles, que comenzaron a funcionar el 9 de julio, tenían la particularidad de extender más la luz que los tradicionales utilizados en Buenos Aires. Para prender las luces de los faroles se contrataba a jóvenes que, con una especie de varilla, los encendían a las 20 horas en los días de invierno; y una hora después en el verano. A las 7 de la mañana los faroles se apagaban. Las casas y comercios usaban este mismo sistema.

La empresa tenía en cada casa un medidor que contaba el consumo de gas en metros cúbicos. El consumo se cobraba a través del municipio, que enviaba la factura mensualmente al domicilio. Había tres diferentes categorías: la primera incluía las casas menos céntricas, su costo era de 14 centavos. La segunda comprendía las viviendas ubicadas en calle San Martín, y costaba 20 centavos; y la tercera incluía a comercios, industrias, clubes, estaciones de ferrocarril y tranvías, que abonaban 30 pesos.

Fácil de pedir
Si un usuario quería este nuevo sistema de iluminación a gas, debía ir a la compañía -ubicada en calle Montevideo 46- y hacer la solicitud, previo a pagar el servicio. Dos mecánicos gasistas llegaban al domicilio para hacerla instalación, que podía llevar algunos días.

En 1896 se estableció en la provincia una nueva compañía, pero traía la mayor novedad en ese momento: era el alumbrado eléctrico.

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