La Dra. Andrea Soto, pediatra, nos comentas las principales enfermedades o patologías infantiles frecuentes en verano para estar alerta y cómo prevenirlas.
Gastroenteritis: Las infecciones intestinales que provocan vómitos y/o diarrea, con o sin fiebre, suelen ser por infecciones víricas o por ingesta de agua contaminada o no potable o de alimentos en malas condiciones. Lo más importante es una adecuada higiene de manos, mucha hidratación con un suero de rehidratación oral adquirido en las farmacias o agua mineral y no consumir ningún tipo de infusión casera o medicamento sin prescripción.
Insolación: La insolación o golpe de calor (por una exposición prolongada al sol) puede provocar fiebre, cefalea, mareos con o sin dolor abdominal y vómitos. Debe prevenirse evitando permanecer al sol durante mucho tiempo, hidratarse muy bien consumiendo agua segura, bañarse en agua fresca y vestirse con ropa fresca, clara y liviana. Muy importante es no exponer al calor y al sol a bebés menores de seis meses y no sobre abrigarlos, ya que ellos son más vulnerables.
Quemaduras solares: Deben evitarse utilizando un factor de protección alto (superior a 50) y evitar la exposición solar a las horas de máximo riesgo (de 10 a 16). Es importante que los bebés menores de seis meses no sean expuestos al sol en ninguna circunstancia de manera prolongada. Aplicar el factor de protección solar cada 2 horas y en cantidades adecuadas para una cobertura total de la superficie corporal expuesta al sol.
Conjuntivitis: Son frecuentes también, en muchas ocasiones provocadas por el cloro o por microorganismos que pueden transmitirse en el agua. Debe evitarse el exceso de sol, utilizar gafas solares con protección, mejor con cristales polarizados, y el exceso de cloro con gafas de buceo. También la arena de la playa puede causar erosiones corneales, por lo que debe evitarse el frotar los ojos ante la sensación de que ha entrado arena. Es mejor lavar con abundante agua segura y si persisten los síntomas acudir al pediatra.
Otitis: Las otitis externas suelen ser muy frecuentes tras baños en piscinas o río. Puede ser dolorosa o dar la sensación de oído tapado, con o sin fiebre y puede haber otorrea (secreción purulenta a través del conducto auditivo). En algunos casos se pueden usar antibióticos y corticoides en forma de gotas. Debe evitarse en esos días los baños y sumersión. Siempre se debe consultar.
Deshidratación: siempre asociada a diarreas o vómitos o por la exposición al calor extenuante del nuestro verano. Debemos evitarla, asegurando que el niño beba agua segura durante todo el día y más aún cuando están jugando y expuestos al sol o realizando actividad física o juegos de recreación. El niño deshidratado tiene mala cara, con la lengua pastosa y los labios secos, ojos hundidos (enoftalmo)y orina muy poco. Es normal que tenga pocas ganas de comer, pero debemos darle líquidos y ponerle en un sitio fresco.
Picaduras: En verano los mosquitos atacan, sobre todo por las noches. La picadura se manifiesta como un granito que produce mucho picor. Hay que intentar no rascarla para que no se produzcan heridas y no se infecte. Para evitarlas es posible poner mosquiteras, repelentes de mosquitos en loción o eléctricos (según la edad del niño). Si el picor es intenso o comienza a tener mucha inflamación se pueden usar cremas con antialérgico y si no hay mejoría consultar al médico para el uso de otra medicación.
Ante cualquier pregunta, no dude en consultar a su médico pediatra de confianza.
Asesoró: Dra. Andrea Soto, Pediatra de Ámbar, Casa de Salud.