Se trata de una modalidad de reclamo que, lamentablemente, se va repitiendo con mayor asiduidad. Por distintos motivos, algunos de mayor repercusión y otros de menor importancia, manifestantes, cualquiera sea la cantidad, deciden interrumpir el tránsito en distintos lugares del radio céntrico, generando caos vehicular y perjudicando a miles de personas que nada tienen que ver con la situación.
Lo grave también es que nadie explica con claridad y solidez el porqué de ese tipo de decisiones ya que el simple argumento de señalar que se hace para que tome mayor repercusión el problema se cae por su carencia de consistencia, provocando el enojo y el rechazo de quienes terminan siendo perjudicados.
Hasta no hace mucho tiempo -sólo meses, diríamos- los mendocinos que viajaban a la Capital Federal o que observaban los canales nacionales por televisión, manifestaban su asombro por la cantidad de reclamos que contemplaban cortes de calles. Se llegó a advertir inclusive que en algunas situaciones participaban piqueteros “profesionales” con el aval y la complacencia de los funcionarios y políticos de turno.
Lo preocupante es que esa modalidad de reclamo se ha trasladado a Mendoza y ya es común observar que protestas de las que participan no más de dos docenas de personas provocan cortes de tránsito en las inmediaciones de la Legislatura provincial por donde circulan la mayoría de las líneas de colectivos o en la intersección de San Martín y Garibaldi, el centro neurálgico de la ciudad.
El problema generado por los cortes de rutas y calles se potenció días pasados ante los reclamos -por no arribar a acuerdos en las paritarias- realizados por los gremios de ATE y de la salud. Hubo 15 piquetes realizados en distintas zonas del Gran Mendoza, algunos de ellos absolutamente cuestionables, como manifestarse en las inmediaciones de los hospitales -el Central y el Notti- con las consecuencias que ello podría acarrear.
A modo de ejemplo podríamos señalar que en algunos países se recomienda que las salas de guardia de los hospitales cuenten con cortinas de aire en el ingreso, en razón de que las puertas convencionales pueden provocar demoras de minutos que en algunos casos puede costar la vida de una persona.
También es criticable que se corten los accesos principales, como el Sur, el Este o el Nudo Vial Costanera. Y hasta se produjeron situaciones incomprensibles, como la actitud de algunas organizaciones que se sumaron a los piquetes o realizaron “asambleas” en las calles cuando aún no inician la discusión paritaria, por lo que no se entiende el reclamo.
Otra de las consecuencias lamentables se dio días atrás en Buenos Aires, cuando un grupo de manifestantes del gremio de los portuarios golpearon en forma salvaje y arrojaron desde el puente de Avellaneda a un motociclista que intentó desconocer el piquete porque debía trasladar a su esposa embarazada para que fuera atendida de urgencia en un nosocomio de la zona. Nadie se hizo responsable de la agresión.
|El titular del gremio amenazó con renunciar pero todo quedó en eso, sólo una amenaza, mientras el afectado decidió no realizar una denuncia policial, por lo que se suman los interrogantes sobre el porqué de esa actitud. Si una situación similar se llegase a repetir en Mendoza como producto de un corte, ¿habrá algún dirigente que se haga responsable de las consecuencias?
Debemos advertir que no estamos juzgando el motivo de los reclamos, porque se trata de una negociación salarial en la que la dirigencia o los afiliados están en su derecho de aceptar o de rechazar. Lo que se cuestiona es la modalidad de la protesta, porque no se entiende que, por defender un derecho, se avance sobre los derechos de los demás y se perjudique al resto de la población que es ajena al problema en sí.
