Cuadrado y Zúñiga tuvieron una infancia entre pobreza y violenta

Dos de las figuras de la selección de Colombia, una de las sensaciones de Brasil 2014, se criaron cerca de la frontera con Panamá en una de las zonas más conflictivas de su país.

Cuadrado y Zúñiga tuvieron una infancia entre pobreza y violenta
Cuadrado y Zúñiga tuvieron una infancia entre pobreza y violenta

Actualmente triunfan en la selección colombiana que tan buena impresión causa en el Mundial de Brasil y tienen a sus familias viviendo cómodamente en Europa gracias al fútbol, pero las vidas de Juan Guillermo Cuadrado y Camilo Zúñiga, paisanos y unidos por la pobreza y la violencia, no siempre fueron así.

Ambos tienen muchas cosas en común: juegan en Italia. Cuadrado, en la Fiorentina; Zúñiga, en Napoli; cumplen tareas de defensa pero con mucha frecuencia parecen dos delanteros más y nacieron en Urabá, cerca de la frontera con Panamá, una zona donde se desarrolló la industria bananera y que en las décadas del 80’ y 90’ fue azotada por la violencia de los paramilitares de ultraderecha.

Cuadrado tenía cuatro años cuando tuvo que oír el atronador sonido de los disparos en su casa. Se escondió debajo de la cama y tal vez eso lo salvó de alguna bala perdida. Pero muy cerca quedó el cuerpo de su padre, que se ganaba la vida en una finca productora de banano. Los hombres armados huyeron del lugar tras cumplir su cometido.

Zúñiga, de 28 años, nació en Chigorodó, un caluroso pueblo en Urabá, en el departamento de Antioquia, mientras que Cuadrado, de 26, nació en Necolí. Los municipios están a 85 kilómetros de distancia y tienen el denominador común de la pobreza.

Como muchas historias de futbolistas, el volante de la Fiorentina y el lateral derecho del Napoli no se destacaron precisamente por sus buenas notas en los colegios. Lo primero era el fútbol en las canchas de tierra o cemento, con pelotas de trapo y los pies descalzos.

Pero mientras Cuadrado se escapaba de la casa para jugar a escondidas, Zúñiga lo hacía con el beneplácito de una familia muy apasionada por la pelota.

Cuadrado salió a los 12 años de Necolí en busca de una mejor fortuna en Apartadó, también en Urabá, para luego dar el salto a la capital de Antioquia, Medellín, donde logró una oportunidad en las divisiones inferiores del Independiente Medellín.

Zúñiga también llegó a la misma ciudad, pero para jugar por el archirrival del Medellín, el Atlético Nacional, donde pronto empezó a perfilarse como un defensor que llegaría al fútbol europeo.

Aunque ambos salieron hace tiempo de Urabá, siguen vinculados a su región mediante fundaciones que ayudan a los niños.

"Yo juego por ustedes porque los llevo en mi corazón", dijo Zúñiga en su casa paterna poco antes de emprender el viaje al Mundial para inspeccionar en Chigorodó el trabajo de la Fundación Deportiva Juan Camilo Zúñiga, en la que unos 70 niños sueñan con ser futbolistas.
La fundación, con la que colabora Cuadrado, va más allá del fútbol y tiene programas para la educación y alimentación de los niños más pobres del pueblo.

Por eso el volante emprendió el año pasado una campaña para subastar las camisetas que le regalaron figuras como Francesco Totti, Andrea Pirlo, Robinho o Kevin-Prince Boateng

Lo que más recuerda Cuadrado de Urabá no se relaciona con episodios tristes, sino con la comida. “Extraño el calentao, eso era muy rico”, dice sobre el plato que generalmente lleva frijoles o lentejas, arroz y papa, preparado con diversas hierbas que sirven de condimento.

Su mamá, Marcela Bello, que lo acompaña en Brasil y le arregla los rizos, afirma que en Italia trata de complacerlo, aunque los ingredientes no sean los mismos.

Catalogado como uno de los mejores servidores de pases gol en Colombia, Cuadrado sólo piensa en que su equipo llegue lo más lejos que pueda en el Mundial, a pesar de la dificultad de enfrentarse mañana a a Brasil en busca de un puesto en la semifinal

Su mente está en eso y no en las insistentes versiones de prensa que lo ubican en la próxima temporada en el Barcelona, que se habría fijado en él antes del Mundial.

“Ahora trato de no pensar en eso, sólo en la selección, y cuando termine el Mundial me sentaré a hablar con mi representante”, dice Cuadrado, quien afirma que su estilo de juego tan natural, tan “callejero”, lo aprendió viendo en televisión a Ronaldinho.

Tras la desmovilización de los grupos paramilitares en Colombia, entre 2003 y 2006, la violencia disminuyó por un tiempo en Urabá, pero luego surgió en esa región un grupo armado dedicado al narcotráfico llamado “Los Urabeños”.

El gobierno, preocupado por la estigmatización de esos pueblos, pidió a la prensa que llamaran a esa banda con otro nombre, con el argumento de que la inmensa mayoría de los urabeños son buenos, entre ellos los que juegan en el fútbol italiano y en la selección.

"James es un muy buen jugador"

Juan Cuadrado calificó de “fenómeno” a su compañero James Rodríguez, máximo goleador hasta ahora y gran revelación del Mundial 2014. El centrocampista de la Fiorentina, no obstante, subrayó la importancia del resto del equipo en la consolidación de su compañero.

“Es un grandísimo jugador. Un fenómeno. Aporta mucho a la selección con su estilo de juego y ha estado muy bien. Sobre todo por el apoyo que ha tenido de nosotros, porque somos un equipo. Le damos esa tranquilidad y confianza que necesita. Ese tipo de jugadores siempre hace cosas importantes”, indicó el volante.

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