La nadadora australiana
Chloe McCardel
emprendió este miércoles el cruce de los 170 km que separan a Cuba de la costa de Florida, sureste de Estados Unidos, con la meta de marcar un récord mundial y acercar a dos países distanciados por causas políticas desde hace medio siglo.
"Thank you, bye" (Gracias, adiós) fueron las últimas palabras que pronunció McCardel, de 28 años, antes de lanzarse al mar a las 10H00 locales (14H00 GMT), desde la orilla de uno de los canales del Club Náutico Internacional Hemingway, en el oeste de La Habana, bajo un sol radiante y con 29 grados Celsius.
El equipo de la nadadora escribió en la red social Twitter: "El agua es plana. Los vientos están en calma. Las corrientes están empujando hacia Key West (Cayo Hueso, Florida). Es tiempo de partir mi gente! Gracias a Dios".
McCardel emprendió su travesía sin jaula protectora, en unas aguas plagadas de tiburones, y sus únicas indumentarias eran su bañador negro, un gorro de goma y anteojos de baño, sin aletas. Antes de partir, su marido le cubrió el cuerpo con una crema protectora.
Si consigue llegar a Cayo Hueso tras unas 60 horas en el mar se convertirá en la primera persona en cruzar nadando desde Cuba a Estados Unidos sin jaula antitiburones, empeño en que han fracasado otros deportistas en los últimos años.
McCardel llegó hasta el muelle del Club Hemingway, donde ondeaban una bandera cubana y una australiana, en un automóvil convertible Chevrolet de 1954 de color rosado. Los cubanos llaman "almendrones" a los viejos vehículos clásicos