Era un domingo normal en el barrio Solares del Centro de San Martín. La tarde estaba llegando a su fin, en la vereda algunos niños jugaban, como suele ocurrir en cualquier vecindario "tranquilo", otros vecinos tomaban mate y se organizaban para comenzar la semana. Pero en la esquina de Guido Spano y Pedro del Castillo ya se había desatado el infierno, que terminaría con una reconocida empresaria asesinada brutalmente a golpes.
Los Andes habló con vecinos de Ivana Milio (46), la mujer ultimada, que terminaron siendo testigos de un nuevo femicidio en Mendoza. Julio Mendoza (32), era pareja de la víctima y es el principal sospechoso del crimen. Este hombre se entregó anoche tras permanecer por cerca de 24 horas prófugo y en las próximas horas será imputado por homicidio doblemente agravado, por convivir con la víctima y por femicidio. "Hay pruebas contundentes en su contra", sentenció el fiscal de la causa, Oscar Sívori.
18 horas. Mendoza sale de la casa de Milio, se sube al auto Ford Fiesta, que luego utilizaría para escapar del lugar, y se va a toda velocidad. Ivana sale detrás de él y cierra el portón de su casa con "cara de preocupación, como si recién terminara de discutir", detalló una vecina. Esta sería la última vez que alguien, más allá del asesino, viera con vida a la empresaria del Este.
Se estima que el crimen ocurrió entre las 18 y las 20 del domingo. En ese lapso, Mendoza regresó al domicilio de la víctima. Luego lo vieron dejar nuevamente el lugar en el Ford. Minutos más tarde, se confirmaría la tremenda noticia: Ivana había sido asesinada bestialmente a golpes.
20 horas. Renata (13), la hija menor de Ivana (la mujer tenía dos hijos además de Renata, Lucas Carrizo (25) y Matías Santaella (21)) fue quien encontró el cuerpo de su madre.
En la casa del crimen solo vivían la víctima, el presunto femicida y la menor. Renata había pasado todo el día en casa de una amiga, a escasos metros de donde ocurrió el femicidio. Alrededor de las 20, la nena se despidió de su amiga y se fue a su casa. Pero a los pocos minutos regresó. "Mi mamá no está, golpeo pero nadie me abre", le dijo a sus vecinos y siguió jugando.
En ese momento, apareció el padre de Renata para llevarla a tomar un helado. "No gracias, estoy cansada y mañana tengo que ir al colegio", se excusó la menor. El hombre se fue y Renata volvió a caminar hasta su casa. Otra vez, nadie le abrió.
"¿Puedo entrar a mi casa por tu patio?", le preguntó Renata al vecino de calle Pedro del Castillo, sin saber que su madre ya había sido asesinada a golpes y que ella sería la primera en descubrir el tremendo escenario.
La nena subió por la medianera y bajó a su patio. Lo primero que vio fueron manchas de sangre en la cochera, caminó unos metros, llegó al living y se topó con más sangre. Aterrada, corrió hasta la puerta que da a la calle, que estaba con llave, abrió y se fue corriendo hasta la casa de la vecina que la había dejado entrar segundos antes. En ese momento de desesperación, la nena llamó a su papá y la vecina al 911.
Los efectivos y el padre de Renata confirmaron el peor desenlace: Ivana estaba muerta con la cara desfigurada en su habitación, había sido víctima de una terrible golpiza que le costó la vida.
Los vecinos no escucharon nada raro en el horario en el que ocurrió el crimen, pero uno comentó que los perros de Ivana habían ladrado mucho. Los animales nunca se calmaron y tuvieron que llamar a la empleada doméstica de la familia para que los tranquilizara y dejaran trabajar a los efectivos de Científica.
"Le partieron la cara con un LED"
Los vecinos-testigos que ingresaron a la casa de Ivana se toparon con un escenario estremecedor. La mujer tenía la cara desfigurada, producto de un brutal golpiza.
La empresaria no tenía nariz, literalmente. Un tremendo golpe con, aparentemente, un televisor LED, le destrozó la cara. El testigo que vio la escena primero confundió las heridas con disparos de arma de fuego, pero luego un efectivo le confirmó que había sido atacada con ese objeto.
"No había estado en una escena de crimen tan violenta como la que vi ahora. Las lesiones que ha recibido Ivana Milio en su rostro demuestran la brutalidad con la que fue ultimada. Tiene quebrados la mayoría de los huesos de la cara, tiene fracturas de partes que los forenses me comentaban ayer que ellos no han visto ni en los accidentes de chicos sin casco", detalló Sívori a Radio Mitre Mendoza.
Preocupación por Renata
Cuando se confirmó el asesinato de Ivana, todos los vecinos comenzaron a preguntar por la nena. "¿Dónde está Renata?", se escuchaba gritar a los vecinos. El padre de la menor los tranquilizó y les dijo que se la habían llevado a la casa de un tía.
“Gracias a Dios que no estuvo en su casa o que no llegó antes, no sabemos lo que le podría haber hecho (el supuesto asesino)”, reflexionó una de las primeras personas en llegar a la casa de la víctima tras el femicidio.
“Este tipo va a matar a mi vieja y a mi hermana”
Los vecinos de Ivana poco conocen de Julio Mendoza, el sospechoso del femicidio trabajaba en una metalúrgica de Palmira y tenía una hija de cinco años, pero los pocos cruces que tuvieron con el presunto asesino no fueron para nada amigables. Muchos lo describen como un hombre "muy violento".
Es más, el hijo mayor de Ivana, Lucas Carrizo, ya había expresado su preocupación por la nueva relación de su madre. Si bien Lucas ya no vivía en esa casa, había trabajado en un gimnasio del barrio y había entablado una muy buena relación con la gente del Solares del Centro. "Este tipo va a matar a mi mamá y a mi hermana", le dijo Lucas unos días atrás a una vecina, recordó otro de los habitantes del barrio del Este.
La misma afirmación realizó la ex pareja de la víctima y padre de Renata cuando dejó, visiblemente shockeado, la escena del crimen. "Le dije que rehiciera su vida, pero que se cuidara de este tipo", contó un testigo.
Un bolso y ropa tirada
Por los testimonios de los testigos que presenciaron la frenética secuencia, antes y después del asesinato, se puede reconstruir una discusión previa al femicidio.
Una de las vecinas vio al sospechoso dejar la casa de Guido Spano tras, aparentemente, pelear con Ivana, que salió detrás del hombre para cerrarle el portón. Luego, una mujer que trabaja como empleada doméstica en la casa de enfrente fue llamada como testigo de los peritajes y aseguró que en la casa había un bolso con ropa del detenido tirada por todos lados, como si Ivana hubiera intentado echarlo del domicilio.
Julio Mendoza estuvo casi 24 horas prófugo. Se presume que nunca abandonó el departamento de San Martín, que en ese periodo habló con familiares, quienes lo convencieron de entregarse. Mendoza se presentó anoche junto a su abogado, Facundo De Oro, pero se abstuvo de declarar.