Crudo análisis de un embajador

En su paso por Mendoza, el señor Noriteru Fukushima, embajador japonés en la Argentina, hizo un exhaustivo análisis sobre los errores cometidos por nuestro país en materia de política exterior.

Crudo análisis de un embajador

Ha visitado nuestra provincia el embajador del Japón en la Argentina, Noriteru Fukushima, quien disertó en la UNCuyo sobre temas económicos y la Sociedad de la Información y el Conocimiento.

En la edición del martes 10, nuestro diario publica un reportaje al diplomático nipón en el que realiza un crudo análisis de las relaciones económicas entre ambos países, expresado con una claridad y una franqueza ajenas a los habituales circunloquios de la diplomacia.

Debe decirse desde el inicio que el señor Fukushima hace a Mendoza y al país un gran aporte, por la precisión con que señala nuestros problemas económicos y hacia dónde deberíamos orientar nuestras políticas para superarlos.

Para nosotros los mendocinos, desde el título de la nota es todo un llamado de atención. “Los vinos argentinos entran con marcas chilenas. Estos productos llegan al Japón bajo el paraguas de empresas vecinas en donde existe arancel cero para exportar. Luego expresa que hay muchos sectores de interés además del vino.

“Lamentablemente Chile puede exportar al Japón con arancel cero porque tenemos un tratado de libre comercio con el país trasandino y ellos pueden exportar gran cantidad de mercadería hacia el Japón”. Por el contrario, Mendoza, con un estructura productiva muy similar a la de Chile, no puede hacerlo por no tener acuerdos comerciales, por eso ahora tienen que exportar a Chile y de ahí al Asia.

El asunto de los Tratados de Libre Comercio con los países desarrollados en forma individual o con bloques de países, es uno de los déficits más serios de la política exterior de nuestro país. Lo más lamentable es que ese déficit ha sido producido deliberadamente desde 2002 hasta ahora.

Los gobiernos, con el apoyo o complicidad de sectores empresarios e intelectuales, no han querido abrir la economía e integrarse al mundo, en un período que ha sido pródigo en apertura comercial y firma de Tratados de Libre Comercio. Los beneficios que esas políticas producen están a la vista en Chile, México y la Alianza del Pacífico, ahora aumentada con la reciente firma del Tratado del Transpacífico.

Sin economía abierta, integrada al mundo, la Argentina está condenada al atraso y estancamiento económico. Ésta debería ser una de las cuestiones prioritarias del próximo gobierno.

También vale tener en cuenta que el embajador señala que la actividad minera es otro eje de interés de las empresas japonesas. Lo mismo ocurre con la realización de obras de infraestructura, especialmente el postergado tema de los pasos cordilleranos para unir las distintas regiones de nuestro país con Chile. Destaca este punto ya que la Argentina, a través de Chile, podría llegar al 50% de la economía mundial que se desarrolla en la cuenca del Pacífico: “Todos estamos produciendo y comprando en esa región”.

Quizás los aspectos más llamativos de sus expresiones fueron las referidas al intercambio comercial entre el Japón y la Argentina: “Casi no tenemos un número atractivo y ciertamente las relaciones comerciales en la actualidad son casi inexistentes”. “Nosotros compramos mucho cobre, aluminio y también productos agrícolas.

A su vez vendemos autos, autopartes y maquinaria en general. Argentina es casi irrelevante para el Japón y, ciertamente, ganan mucho otros países”. Aporta unos datos cuya elocuencia sintetiza tanto el problema de la relación económica de ambos países, como las consecuencias devastadoras de la “década ganada”.

A fines de la década del ’90 había más de 120 firmas japonesas en la Argentina, ahora tenemos 50. México, en el mismo período, cuadruplicó las empresas y ahora operan 800 firmas japonesas; no son los únicos. También ha puesto fichas en Chile y Colombia.

Al analizar cuáles serían los cambios necesarios para mejorar tanto el intercambio comercial como las inversiones en nuestro país, vuelve a poner blanco sobre negro en nuestros problemas.

La Argentina debe bajar su calificación de riesgo país, hoy tan alto que iguala a naciones de África y Oriente Medio. Tiene que volver el beneficio de girar divisas al exterior (hoy prohibidas); lo mismo ocurre con la importación de productos. Es difícil operar con esas barreras. Remata con la necesidad de resolver el problema con los holdouts. Interesantes aportes del señor Fukushima.

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