"Mendoza me ha dado mucho para contar a nivel creativo", afirma el mendocino Osjar Navarro, dramaturgo, titiritero y director teatral, que divide su vida entre Buenos Aires y su provincia natal.
Después del estreno el año pasado de "Destacamento" –la tercera parte de su trilogía mendocina suburbana– le faltaba llevar a la escena local la segunda parte de este trabajo, que muestra la crudeza y las vivencias de ese mundo marginal. "La persistencia de los grillos" es el texto que confluye en este proyecto distinto y necesario.
En una escena viva donde reinan la comedia, el humor ácido, el stand up y los personajes pintorescos, Osjar prefiere el rigor de la realidad en la ficción; poner en las tablas a personajes vulnerables, desdichados y mostrar un paisaje familiar, como lejano.
"Es la segunda parte de la trilogía, porque el estreno en orden cronológico fue 'Pajarito' (Primer Premio Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional de Teatro en 2011) y 'La persistencia de los grillos', estrenadas en Buenos Aires.
Y la tercera parte, 'Destacamento', la estrené acá. Y con Diego Nogara, que fue parte del elenco que estrenamos en Buenos Aires comenzamos a pensar en hacerla acá y se armó el proyecto", cuenta sobre el debut de "La persistencia...", que llega esta noche, a la sala Ana Frank con entradas agotadas.
Salir de las asfixia
En la segunda parte de la trilogía, el dramaturgo se corre del suburbio urbano, para sumergirse en una zona rural de Mendoza. Una calurosa noche en el patio de una casa de Colonia Segovia es el ambiente donde transcurre el relato.
Rosa (Lorena Pereyra) prepara el lugar para el festejo del cumpleaños de su hija mientras Jordán (Jorge Fornés) trabaja bajo la luz de una lámpara afilando cuchillos y tijeras.
La llegada de Carolina (Diego Nogara), hermana travesti de Rosa, pone en riesgo el festejo en la tensa y calurosa noche.
Los vínculos, los deseos, el pasado y la fatalidad se suceden en el correr del encuentro. Caracterizados por una forma áspera, violenta y densa, cada uno de ellos buscará acceder a una salida, a la posibilidad de una salida, al sueño de un futuro deseado.
– ¿El texto se puede ambientar en otro lugar que no sea el ámbito rural de Mendoza?
– Lo mendocino está instalado en el habla, pero como situación, drama y correlato de la realidad se puede instalar en cualquier zona urbana marginal, de cualquier ciudad. Si bien están ancladas a una geografía, son universales. Hablás desde la humanidad de los personajes, de la miseria, de la marginalidad de lo urbano. Creo que la identificación es posible en cualquier zona.
–Son realidades que nos pasan por al lado tal vez, pero que existen. En este caso, ¿el acento está puesto en los personajes?
–Sí, como decís es algo que está, nos pasa por al lado, nos llega a través de una noticia. Pero mi tarea desde la dramaturgia es hacer un foco sobre eso y abrir un mundo de humanidad sobre los personajes, tratar de entender, por qué son como son, sin tener una mirada que juzgue su forma. Son personajes muy rígidos porque pertenecen a una cultura y parte de la sociedad que han tenido que construir su propia identidad.
–¿Hubo cambios en la construcción del personaje de Carolina?
–Diego Nogara interpreta a un personaje “trans”. Y dentro del formato que tenía en Buenos Aires, al trabajarlo con otro elenco y en Mendoza, se fue profundizando en cuanto a los partenaires. Un equipo muy contundente en la construcción de los personajes y claramente hay una reconstrucción del personaje, luego de más de dos años sin hacerlo. Y un desafío, porque es la misma y no es la misma.
Luminosidad optimista
–De los textos que conforman la trilogía, ¿qué diferencia a esta obra del resto?
–Siento que cuando trabajo esta trilogía hago hincapié desde la dramaturgia, del adentro, el espacio donde sucede la obra, y del afuera. Que es aquello que le da verosimilitud. Y esta en particular sucede en un espacio abierto. “Pajarito” era una casilla en una villa. “Destacamento” era en un destacamento policial y esta sucede en un ambiente abierto; en un patio con un sonido nocturno. Y la sensación de establecer un diálogo entre el suceso de la trama y la naturaleza, que ocurre en la literatura. Como que naturaleza viene a conformar una voz que acompaña.
–Otro tema es la asfixia...
–Las tres obras hablan de las asfixia, del encierro, de la imposibilidad de salir de una realidad. Y estar al aire libre no impide que sigan encerrados. En este caso, en un patriarcado. Hay una contradicción entre el espacio y lo que les pasa a los personajes.
–"La persistencia..." habla de tópicos fuerte, pero no tiene una fatalidad marcada.
–Hay un tópico en común en toda la trilogía que es la infancia corrompida. Pero creo que de las tres obras, esta viene a dar una luminosidad muy particular sobre las temáticas que atraviesan: la violencia de género, la identidad de género, la pedofilia. Ante esas situaciones oscuras propone una luz, una salvación y un camino posible. Las otras son fatalistas. Esta es la más luminosa a pesar de la tensión. Porque hay una especie de justicia poética si se quiere, que a pesar de la fatalidad los personajes se pueden liberar de ese pasado. Y dar pie a un futuro que la obra no muestra.
Testigos directos del relato
La tensión dramática se completa con la disposición del espacio escénico, que esta vez el dramaturgo propone un acercamiento del espectador en la situación, logrando una intimidad verdadera en la acción. De ahí la búsqueda de una sala reducida.
–¿En la puesta has hecho hincapié en algo particular?
–La puesta tiene una particularidad que le aporta a la obra, que es la intimidad. Y eso se nota en los detalles de la construcción que hay en la escenografía de Eleonora Sánchez. Que viene a conformar un patio de una finca. Una noche de verano y la construcción de la distribución del público, que tiene que ver cómo menos espaciado. Y la idea es trabajar una cantidad limitada de localidades, para la intimidad y el sentido de que entren en la escena, entren en ese patio. Y que la vivencia sea de estar metidos en la trama. A diferencia de las otras obras.
La ficha
La Persistencia de los Grillos
Dirección y dramaturgia: Ósjar Navarro Correa.
Intérpretes: Diego Nogara, Lorena Pereyra, Jorge Fornés.
Día y hora: hoy, a las 22. Repite los viernes de abril.
Lugar: sala Ana Frank (Maipú 230, Ciudad).
Entrada: $100. Entradas agotadas.