Particularmente me defino como “viajera de sensaciones “, siempre que elijo un lugar para viajar, leo bastante, veo videos, fotos y cuando detecto que algo me eriza la piel, ese es el lugar al que tengo que ir. Generalmente los lugares que me movilizan son los más exóticos, me gusta que mis viajes me dejen vivencias, experiencias, chocarme con la naturaleza y la realidad de lugar que visito, salir de lo convencional y poder vivir con todos los sentidos lo que el destino me ofrece.
Me llegó una invitación y al principio me emocioné mucho porque siempre quise ir al Amazonas, y por otro lado dudaba porque nunca me gustaron los cruceros abarrotados de personas, pero después de 1 hora (no lo pensé mucho) la respuesta fue si, estaba decidida a embarcarme en esta aventura.
El viaje comenzó en la Ciudad de Mendoza, tomando un vuelo con conexión en Sao Pablo, se arriba a la Ciudad de Manaus, capital del Estado del Amazonas, uno de los centros económicos y financiero más importantes de la región del Norte de Brasil, ubicado en el centro de la selva tropical más grande del mundo. Una ciudad moderna, cosmopolita con casi dos millones de habitantes. Llama la atención en la ciudad el desarrollo tanto edilicio como económico, con hoteles, restaurante, shoppings y servicios para todos los bolsillos, contrastado con la vieja arquitectura colorida y colonial.
Manaos, está bañado por el Río Amazonas, el más caudaloso y extenso del mundo (nace en Perú, pasando por Ecuador, Colombia y desembocando en Brasil), en el tramo de Brasil está conformado por la confluencia del Río Negro y Río Solimoes, ambos conforman el famoso "encuentro de las aguas", es muy curioso observar que durante 6km de los ríos correr uno al lado del otro sin mezclarse. Este fenómeno se da por las diferentes temperaturas, velocidad y densidad del agua (El río Negro, de aguas más oscuras tiene una velocidad cercada a 2km por hora, y una temperatura de 28 grados, mientras que el Río Solimoes de color arcilloso, fluye a 4 km/h con una temperatura de 22 grados).
Es recomendable descansar una noche, en mi caso lo hice en un hotel que tiene un servicio muy completo tanto del personal, como del hotel en sí, las habitaciones son espaciosas, y un desayuno al estilo brasileño.
Al día siguiente, el calor y la humedad golpea en pleno junio, después de unos cuentos minutos de traslados de un hotel hasta la zona del puerto, que generalmente en estas zonas se puede observar la naturalidad del día a día y pasan muchas cosas al mismo tiempo.
El tránsito es bastante lento, por la misma calle circulan camiones con mercancía para exportar, autos, motos y vendedores ambulantes, parece un caos, pero se tornó divertido cuando abrí la ventanilla de la combi para sacar algunas fotos, banderines de todos los colores que cuelgan de las balsas y barcazas ancladas. Los trabajadores y pescadores del puerto, casi todos con camisetas de fútbol, escuchan música brasileña. La mezcla de aromas no es para nada desagradable es perfectamente exquisita, me llama mucho la atención que en las veredas hay peluquerías y barberías, para los pescadores más coquetos .
Llegando al punto de embarque , es imposible no detectar la magnitud de nuestro Crucero, un lujoso y exclusivo barco-hotel 5 estrellas. Si bien es un crucero grande, en comparación de las otras embarcaciones, no tiene capacidad para más de 140 personas, cuenta con 73 camarotes y 2 suites, todas las cabinas con balcón privado, variados restaurantes, bares , piscinas, jacuzzi, sala fitness, centro médico, entretenimiento y el régimen es todo incluido no solo en comidas y bebidas, sino que las excursiones también están todas incluidas.
Alrededor 17 nos recibe el capitán donde hace una breve presentación de la tripulación y procedimientos de seguridad. Nos invita a la cubierta para tomar un cóctel de bienvenida, el barco zarpa en un atardecer de mezcla de colores grises y dorados. El movimiento casi no logra percibirse, el agua se ve casi en cámara lenta, todos los pasajeros nos quedamos deslumbrados por ese momento.
Con música de Enya de fondo, el silencio predominaba y con un suspiro profundo y la piel erizada, pensé: esto es magia!!!
Durante los días de crucero, que incluye una gastronomía y coctelería exquisita, animación y espectáculo todas las noches, viví experiencias únicas.
Entre estas, amaneceres y atardeceres bellísimos. O explorar la exuberancia de la belleza incomparable de la selva amazónica. Y participar de la pesca de pirañas, nado con delfines rosados, avistamiento nocturno de caimanes, visita a las poblaciones nativas, safaris fotográficos y trekking por distintos sitios. Después de varios días sin ningún tipo de conexión de teléfono ni Internet, desenchufada de la realidad , en un estado de asombro constante, es cuando pensás … que hay lugares que se quedan en vos para siempre.
La ciudad de Manaos aun conserva las opulentas construcciones de la Belle Epoque , con la influencia de la revolución de la fiebre del caucho. Es una zona muy pintoresca, colorida y conservada con sus edificios municipales, el Museo Indio, Museo del Caucho Vila Paraíso, Museo del Puerto y se destaca sobre todo el Teatro Amazonas (construido en 1884).
El puerto también es una de las zonas más antiguas, tiene una inmensa actividad comercial, donde se puede degustar platos típicos en los mercados flotantes del muelle, hacer compra de souvenirs y especias.
La zona de Ponta Negra, es la parte más moderna de la ciudad. Allí podemos encontrar grandes complejos hoteleros, shoppings con marcas mundiales, bares, y pubs.
Durante los meses de temporada alta, cuando el río desciende, se forman playas con paradores de bebidas y comidas, muy frecuentado por los residentes.
Precios
Hoteles alrededor de USD 80 la habitación por noche ( siempre se consiguen más económicos, pero por ahí la ubicación o el servicios hace la diferencia)
Crucero: Existen 3 tipos de cruceros 3 , 4 y 7 noches, dependiendo del recorrido y la temporada es el precio.
Agua aprox USD 1
Cena o almuerzo USD 10 ( completa)
Cervezas USD 1,50
Uber, funciona perfecto, auto compartido para 4 personas USD 4 ( aprox 8 km)