Se veía venir. Otro desenlace no cabía. No hubo final del año. La serie más linda y apasionante. La que te da el anillo de campeón.
Doloroso para la alicaída competencia local. Desde el año 2001, cuando Regatas (campeón Apertura) no se presentó a jugar un 2 de enero de 2002 contra Anzorena (ganador del Clausura) que no sucedía algo semejante.
Ayer, finalmente, San José ingresó una nota a la Federación donde informaba que cedía los puntos de la serie final ante Atenas, porque sus jugadores estaban licenciados.
Ahora, el caso está en manos del Tribunal de disciplina, pero es obvio, que el Apache se coronará campeón 2015 (hoy saldrá el fallo y la FBPM dictará un comunicado). Sin dudas termina uno de los peores años basquetbolísticos de la historia. El que camina, vive y respira basquetbol local, sabía que esto terminaba así. Era imposible imaginarse otro desenlace. Un mamarracho.
¿Quiénes son los responsables de esta situación?
Todos los actores de la disciplina. Absolutamente todos. No se salva ninguno. Ni siquiera el periodismo. Porque todos los cañones apuntan a Ricardo Oyarce (presidente de la FBPM) y su mesa chica. Sin embargo, es hora que los consejeros y directivos de cada club realicen un mea culpa y reconozcan sus fallas e inoperancia.
El egoísmo y los intereses particulares, siempre predominan sobre los objetivos colectivos. No existe solidaridad entre los clubes. Es moneda corriente que jugadores y técnicos, soliciten a sus dirigentes que suspendan juegos por viajes personales, festejos de cumpleaños, vacaciones, juegos interuniversitarios, entre otros. Y ahí es donde falla la Federación.
Basta de contemplaciones. El reglamento está escrito y debe respetarse. No deben existir más excepciones. Habría que repasar y con seguridad, en el último Clausura, se suspendieron más de 50 partidos. Bochornoso.
Claro ejemplo, en el inicio de la novedosa tercera rueda de la fase clasificatoria (se jugaba en cancha neutral), cuando se diseñó el campeonato "se aprobó" casi por unanimidad en Reunión de Consejo. Por ende, esa información bajó a los clubes por sus representantes en el ente madre. Sin embargo, llegó el momento y nadie conocía nada. Pero nadie. Ni jugadores, entrenadores, dirigentes. Papelón.
Caso aparte los equipos que juegan Torneo Federal. Llegó el momento de imitar a provincias que son potencias a nivel Nacional como Córdoba. Un equipo profesional para el TFB y otro equipo de juveniles o alternativo, para jugar el torneo local. Es decir, que si le toca viajar a La Rioja a jugar por el TFB, acá en Mendoza debe presentar otro equipo. Y no se altera el calendario.
Rivadavia lo intentó durante el Clausura 2014 y Apertura 2015, pero a la hora de las finales, apostó por sus hombres de experiencia. Cada equipo está en su derecho de presentar el equipo que prefiera. El torneo local seduce mucho. Y queda demostrado a la hora de los play offs. Otro ejemplo: equipo que no cuenta con su estadio porque está ocupado por otra disciplina, no busca alternativa, suspende juego y listo.
Así no se puede continuar. Es hora de reaccionar. Hoy, señalar, criticar y destruir es moneda corriente. Llegó el momento de trabajar en conjunto: sin egoísmos, colores de camisetas y por el bien común del básquet.
En las semis hubo una alerta
El lunes 21 de diciembre explotó la primera bomba. En horas de la mañana, ingresó a la FBPM una nota de Rivadavia donde informaba que le cedía los puntos a Atenas en semifinales porque había licenciados a sus jugadores.
Durante la tarde, Anzorena, presentó su escrito y en idéntica acción, anunció su baja de la serie semifinal ante San José. Más Deportes tituló el martes 22 en su edición impresa: "Con respirador artificial".