“Mala zemlja. Veiliki snovi”. Esas cuatro palabras decoran el autobús con el que la selección croata se mueve en el Mundial de Rusia. “Pequeño país. Grandes Sueños”.
El seleccionado de Croacia escribió en Moscú la página más brillante de su historia futbolística al vencer a Inglaterra y clasificarse a la final del Mundial. “Somos jugadores ardientes, no somos normales. Hemos hecho historia”, celebró el arquero croata Danijel Subasic. “Croacia está en llamas, pero nosotros aún no nos hemos quemado. Todavía tenemos fuerzas”.
Tantas palabras “fogosas” son un poco el reflejo de un país acostumbrado a soflamas nacionalistas, orgulloso de su corta historia.
Nacida en 1991 tras la desintegración de Yugoslavia, Croacia vivió los cuatro años siguientes en guerra. La infancia de la mayoría de los jugadores que el sábado vencieron a Inglaterra está marcada por las bombas y los disparos.
Hace tiempo que Croacia dejó atrás el conflicto bélico, pero el pozo, ese recuerdo de tanto sufrimiento, sigue ahí. “Hemos logrado algo histórico para un país con 24 años desde nuestra independencia”, comentó Luka Modric refiriéndose a 1995, año en el que terminó la guerra. “Esto es algo impresionante, estamos muy contentos y orgullosos”, añadió.
Croacia es el segundo país más pequeño en alcanzar una final de un Mundial desde Uruguay en 1950. Eso no es impedimento para la ilusión: "Pequeño país, grandes sueños".
Quizás esos recuerdos también forjaron una resistencia tremenda en la mentalidad de los futbolistas croatas. No den nunca por muerta a esa selección.
Es la primera que alcanza la final de un Mundial después de tres alargues. Siempre se levanta: en Octavos de Final, se recuperó después de que Modric fallara un penal; en Cuartos acariciaba el triunfo y recibió el 2-2 en los minutos finales del alargue; y en semis remontó un 1-0 a Inglaterra.
“Tenemos la moral que tenemos, tenemos la fuerza y por eso nos merecemos esto”, comentó el centrocampista Ivan Rakitic, que salió a jugar pese a los 39 grados de fiebre que tuvo la noche anterior.
“Esto nos enseña un poco la fuerza que tiene este equipo. Ahora queremos ir a por mucho más. Esto es un orgullo para todos los croatas, que disfruten todos, es lo más bonito que hay”, finalizó.
El país balcánico apenas supera los cuatro millones de habitantes y su liga sólo es noticia en los medios internacionales cuando surge algún escándalo.
Es el segundo país más pequeño en alcanzar el partido decisivo de un Mundial desde Uruguay en 1950. Pero eso no es impedimento para soñar en grande. “Mala zemlja. Veiliki snovi”.