Cien cortes. Quizás el número sea simbólico. Si fueron 99 o 101 nadie lo pudo medir. Sí, en cambio, se pudo constatar el impacto: puentes cortados, rutas interrumpidas, accesos colapsados. La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) cumplió ayer una jornada de paro y protesta nacional, con el apoyo de partidos de izquierda y organizaciones piqueteras pero sin el respaldo de la CGT que conduce Hugo Moyano.
Eso le hizo perder fuerza en la movilización y en el acto de cierre en Plaza de Mayo, aunque no en términos discursivos. Es más: esta vez, además de exigir que se termine con el impuesto a las Ganancias, un salario mínimo de 5.000 pesos, el 82% móvil a los jubilados y que se derogue la ley antiterrorista, la CTA agitó en el escenario un tema sensible al poder en estos tiempos: la plata que se fuga del país por la corrupción K.
"Están en la joda", dijo Pablo Miceli, el secretario general de la CTA opositora al Gobierno. El gremialista venía de cargar, en el discurso que cerró la jornada, contra Cristina Kirchner por "el impuesto a los trabajadores", contra el "aparato espectacular" que se evidenció en el acto del sábado y contra "la impunidad de tener al gobernador de Formosa (Gildo Insfrán) atrás suyo cuando en esa provincia están asesinando a los qom". Luego, remató: "El Gobierno se asocia a la joda, al lavado de dinero y la corrupción. Eso es lo que están haciendo".
El acto fue el cierre de varias horas de protesta. Los cimbronazos más fuertes en el tránsito se registraron desde las 10 en Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
En el interior también fue fuerte: hubo diversos piquetes en Jujuy. En Mendoza tuvo impacto en la zona cercana de la Legislatura. En Entre Ríos se realizó un corte en el túnel subfluvial en la ciudad de Paraná. En Santa Fe, un acto en el Ministerio de Trabajo provincial conjuntamente con la CGT San Lorenzo; y en Posadas, Misiones, se realizó un piquete en la ruta 12. La protesta se reflejó también en Corrientes, Chaco, La Pampa, Chubut, Catamarca, Santiago del Estero y Formosa.
Aunque Micheli asumió en el acto que "somos menos pero honestos", en relación con la última celebración del Gobierno, en Plaza de Mayo todos los oradores vivieron la jornada como un triunfo. Desde el piquetero Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista Combativa (CCC) hasta el líder de la Federación Agraria Eduardo Buzzi. El gremio de Camioneros, de Pablo Moyano, adhirió con una columna.
"Se están llevando los bolsos de dinero a los paraísos fiscales", dijo Margarita Peñalillo, de la organización de los pueblos originarios. "Esta no es la década ganada. Es la década del robo, que está a la par de los años noventa", alertó Romina del Pla, del Partido Obrero. La Plaza lucía colorida, pero estaba muy lejos de verse colmada.