Al desistir Ketsal de Río Atuel, en el orden de ofertas calificadas seguía Oil M&S, del empresario kirchnerista Cristóbal López, con una propuesta cercana a los U$S 70 millones. Pero López tampoco se hizo cargo. Hoy Río Atuel está en manos de Tecpetrol, en etapa inicial de perforaciones; en el orden de propuestas, les seguían la brasileña Petrobras, la local El Trébol y también YPF.
Mientras Ketsal llegó a la Corte local y luego propuso un arreglo a cuenta de futuras inversiones que el Gobierno rechazó, Oil buscó un acuerdo sólo por vía administrativa con un argumento similar al de Vila-Manzano: más inversión a cambio de multa, en su caso de más de u$s 700 mil.
El no del Ejecutivo provincial hizo que, como con Ketsal, el caso fuera a la Justicia. Desde Asesoría de Gobierno aseguran ahora que el juicio marcha por un carril similar al de Vila; al momento de la ejecución, con mora e intereses, rozaría los u$s 800 mil.
Tanto el desestimento de Ketsal-Kilwear como el de Oil quedaron oficializados con el decreto provincial 1174, con la firma del entonces vicegobernador Cristian Racconto y quien en ese momento era ministro de Infraestructura y Energía, Francisco Pérez. En el mismo decreto, se intimó a ambas firmas a depositar “dentro de los 30 días de notificado, los montos correspondientes a la garantía de mantenimiento de oferta”.
Oil también había postulado en 2008 por el área Río Diamante, con U$S 66 millones. Pero casi 7 años después tiene pendiente la Declaración de Impacto Ambiental para arrancar la exploración.
Las áreas adjudicadas prácticamente estuvieron abandonadas durante años. Más allá de las demoras, el futuro próximo de la licitación concretada por Jaque en 2008 demostró que las promesas de inversiones terminaron por revelar un negocio inmobiliario.
El caso más patente fue el de Ketsal-Kilwer, que, sin experiencia acreditable en la actividad hidrocarburífera, resultó la gran ganadora con 7 áreas adjudicadas (Chachahuén, San Rafael, ElCoirón I y II, Ñacuñán, Pampa del Sebo, Zampal Norte y Malargüe) por U$S 188,6 millones que jamás llegaron a efectivizarse.
