Cristo Redentor: símbolo de paz y unión con Chile

La escultura ubicada en Las Cuevas fue erigida en 1904 y refrendó los lazos entre ambos países.

Cristo Redentor: símbolo de paz y unión con Chile
Cristo Redentor: símbolo de paz y unión con Chile

Siguiendo la línea que divide las dos naciones, a casi 4 mil metros de altura, la imagen aparece imponente e inquebrantable, capaz de soportar los vientos más fuertes y las tormentas menos piadosas. Sosteniendo la cruz con su mano izquierda, en el silencio de la cordillera de los Andes, el Cristo Redentor se erige como el emblema de paz y unión por excelencia cimentado entre Argentina y Chile a principios del siglo XX.

Los que al llegar a Las Cuevas se desvían algunos kilómetros de la actual ruta para conocer de cerca la escultura, aseguran que el camino es sinuoso y que la altura se siente al llegar a sus pies. Sin embargo, mendocinos y viajeros de todas partes del mundo describen que la sensación puede sintetizarse en dos palabras: plenitud y tranquilidad.

Justamente por eso, quienes alguna vez arribaron a estas tierras saben bien que al hablar de Mendoza, la figura de Jesús (de seis metros de alto, hecha en bronce) llevando su mensaje al mundo es tan imborrable como el paisaje que la secunda. Las huellas en el camino son evidencia de una traza clave de comunicación entre los dos países. En épocas prehispánicas, luego de la colonización y durante la Gesta Libertadora, estas altas cumbres fueron un paso obligado. Desde que fue construida, trasladada e instalada a 3.848 metros de altura sobre el cerro Santa Elena, la imagen de Cristo bendiciendo a los pueblos ha permanecido casi intacta.

Fue en setiembre de 1904 cuando argentinos y chilenos refrendaron su compromiso de no volver a intentar una guerra.

La historia cuenta que en aquel entonces los dos países estaban decididos a iniciar una disputa. El conflicto generado por la falta de definición de los límites ya venía de larga data y llegó a un punto tan crítico que cada uno por su lado había comenzado a preparar sus armas y fortalecer su ejército.

Tras la firma de los tratados para frenar el conflicto, la armonía chileno-argentina buscó ir más allá de los papeles. El obispo de Cuyo, monseñor Marcolino del Carmelo Benavente, propuso extender el mensaje que en ese momento el Papa León XIII dirigió al mundo en su encíclica en pos de la paz mundial. Así, con el objetivo de que tanto la imagen como el mensaje de Jesús se impusieran por sobre la violencia que implica la guerra, Benavente, junto a Ángela Oliveira Cézar de Costa, organizó colectas y hasta consiguió el bronce de antiguos cañones para erigir la estatua. El escultor bonaerense Mateo Alonso se encargó del diseño, mientras que el pedestal de granito fue proyectado por Juan Molina Civit.

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