La presidenta Cristina Fernández de Kirchner emprenderá el último tramo de su gestión rodeada por un círculo confiable y dispuesto a transpirar la camiseta: Aníbal Fernández volvió ayer a la jefatura de Gabinete (que dejó en 2011), y el diputado camporista “Wado” de Pedro asumió en la clave Secretaría General de la Presidencia. Juan Manzur, en tanto, dejó el ministerio de Salud para darle entrada a Daniel Gollan, ex secretario de Salud Comunitaria.
Los tres juraron ayer en el Salón Blanco de la Casa Rosada, en una ceremonia a tope de presencias. Desde ministros hasta el presidenciable Daniel Scioli (de abrazo y beso con su contendiente Florencio Randazzo) pasando por Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini y el atribulado vicepresidente Amado Boudou, todos en un marco de cánticos eufóricos de parte de la militancia de La Cámpora. “Axel, ahora no vas a estar solo”, le dijo la Presidenta a Kicillof, aludiendo a la pertenencia camporista de De Pedro.
Aníbal Fernández, en rigor, ya había regresado a una butaca de la primera fila gubernamental cuando en diciembre la Presidenta removió la dirección de la Secretaría de Inteligencia. Cristina Fernández ubicó al frente de la SI a Oscar Parrilli, su histórico secretario de la Presidencia, y en ese puesto ubicó a Aníbal Fernández.
En su nuevo cargo, rápidamente ocupó el centro del ring enfrentando los micrófonos de la prensa, y opacando el rol de comunicador del gobierno que había monopolizado su inmediato antecesor en la jefatura de gabinete.
Jorge Capitanich también estuvo ayer y recibió el agradecimiento presidencial. El chaqueño, que retoma la gobernación, había asumido hace un año y cuatro meses un cargo riesgoso pero tentador: si el gobierno chocaba, él oficiaría de paragolpe; pero de salir airoso de una función ligada directamente a la gestión, sus aspiraciones presidenciales se verían robustecidas.
Los gobernadores peronistas apoyaron aquel nombramiento en la Casa Rosada por considerarlo un par entre pares. Capitanich remplazaba a un desgastado Juan Abal Medina.
Capitanich regresa a la política doméstica de su provincia abollado por la aspereza de la gestión. Y magullado por algunos errores propios (como romper un diario en una conferencia de prensa). Ya no planea ser un presidenciable sino que sus objetivos son ahora más modestos: ganar la intendencia de Resistencia.
Su regreso a la gobernación se concretará en forma automática cuando llegue a la provincia ya que no es necesario ningún trámite o autorización por parte de la Cámara de Diputados local.
“Wado” de Pedro tomará el cargo que deja Aníbal Fernández. De Pedro integra junto a Andrés Larroque, José Ottavis y Máximo Kirchner, la delantera de La Cámpora. Hijo de desaparecidos, abogado, como diputado nacional kirchnerista ocupa un cargo en el Consejo de la Magistratura, el organismo que selecciona y sanciona a jueces.
Su nombramiento fue criticado en la oposición. “Es un hábil negociante aunque no hable en público por ser tartamudo; De Pedro negoció con Rafecas las denuncias en su contra en la Magistratura por un fallo absolutorio de la Presidenta”, evaluó Elisa Carrió.
De Pedro es un político pragmático. Echando a un lado prejuicios ideológicos, ha tejido una buena relación con Daniel Scioli, el precandidato presidencial que piden a gritos los gobernadores peronistas, pero que que aún resiste la militancia kirchnerista más ortodoxa.
El ex ministro de Salud Manzur deja el gabinete para volver a Tucumán, donde tiene intenciones de ser candidato a la gobernación. Aspira a ser el sucesor de Alperovich. Estaba en el gabinete desde 2009.
La euforia de ayer en el Salón Blanco sonó a desahogo. Horas antes el juez Rafecas había desestimado la denuncia de Alberto Nisman contra la Presidenta. Y el oficialismo prepara ahora una gran movilización para el domingo, cuando la Presidenta inaugure el año parlamentario. La contracara del 18F.