El ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli, intentó aclarar la verdadera intención de las palabras de la ex presidenta de la Nación que se filtraron en una grabación que llegó a un programa periodístico. Pero, como dice un viejo refrán, habría que aconsejar a Parrilli que no aclare más, porque en realidad oscurece. Dijo que la ex primera mandataria es víctima de una campaña mediática de desprestigio y criticó con dureza la filtración de las comunicaciones, a las que calificó de “delito”, culpando del hecho no a los periodistas, sino a los funcionarios que dejaron trascender las escuchas.
Durante su gestión al frente del Poder Ejecutivo Nacional, la ex presidenta se dedicó a denostar a todo aquel que osara criticar la política implementada, a quienes llegó inclusive a calificar de “destituyentes”. Metió en la misma bolsa a políticos de la oposición, a periodistas y también a integrantes del Poder Judicial. Es más, en su afán por manejar a discreción la Justicia, designó a una militante (en los hechos) al frente de la Procuración General de la Nación, mientras paralelamente creaba un grupo denominado Justicia Legítima, que le respondía abiertamente, para ocupar cargos como magistrados, mientras miembros de La Cámpora se ubicaban en los distintos estamentos del Poder Judicial.
Es muy factible que esa forma de “influir” sobre la Justicia sea la que la lleve ahora a pensar -y denunciar- que el actual gobierno está presionando sobre los magistrados que están investigando la impresionante serie de anomalías y posibles delitos que se produjeron durante su gestión. Las pruebas acerca del avance sobre la Justicia quedaron ratificadas con la filtración de una conversación telefónica que Cristina Fernández tuvo en su oportunidad con el titular de la AFI, Oscar Parrilli. La ex presidenta le pregunta quiénes son los magistrados que tenían la causa de Stiuso y, ante la respuesta de Parrilli, Cristina aseguró que “hay que apretar a los jueces”.
Parrilli manifestó que se trató de una conversación privada, “en la que uno utiliza términos que son propios de las relaciones personales” y destacó que “cuando ella (Cristina) dice apretar, es hacer lo que hicimos, que es reclamar y exigir a los jueces que investiguen a Stiuso, que es lo que estábamos conversando”. Se refirió entonces a otro de los términos utilizados por la ex presidenta y dijo que “es como cuando dijo matalo, no es matalo, es hacer declaraciones y contar lo que es”. Luego de negar que la administración kirchnerista haya apretado a la Justicia, Parrilli aseguró que “¿saben quién aprieta a los jueces? El Ejecutivo actual. Dicen que van a pedir la remoción de Freiler y Rafecas”, concluyó.
Las aclaraciones del ex funcionario no convencieron a nadie porque carecieron absolutamente de sustento.
Lo cierto es que Cristina dijo que había que “apretar” a los jueces e inclusive ideó un organigrama de prensa para llevar a cabo el objetivo, utilizando para ello a conductores de programas que le fueron fieles. Pero los hechos -y las escuchas- sacaron a la superficie gran parte de la forma en que se manejó la anterior gestión gubernamental. De allí que surja la necesidad de que la Justicia continúe investigando las posibles anomalías y delitos que pudieron cometerse durante el gobierno anterior y que la misma actitud adopte respecto de la actual gestión gubernamental, actuando con la suficiente y necesaria independencia que el Poder Judicial debe tener respecto de la política.