La decisión se tomó el domingo pero recién ayer fue ejecutada. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner echó del Gobierno al histórico operador político del peronismo Juan Carlos Mazzón, quien ocupaba la Coordinación de Asuntos Políticos e Institucionales de la Unidad Presidente desde el mismo día en que Néstor Kirchner asumió la conducción del país, en 2003.
Fue el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, un viejo rival suyo en el Gobierno, quien le pidió la renuncia al
“Chueco”, cerca del mediodía. No trascendieron motivos oficiales, pero se descuenta que fue por los caóticos cierres de listas del Frente para la Victoria que llevó adelante Mazzón las últimas semanas en Mendoza y en Santa Fe, que tendrán sus PASO el 19 de abril.
“La relación no daba para más hace rato. Faltaba que (Cristina) encontrara un motivo”, dijo un asiduo visitante de la Quinta de Olivos al confirmar la noticia. Todo indica que la Presidenta no le perdonó a Mazzón que en Mendoza haya aislado a los sectores más identificados con “el proyecto nacional”, los que están nucleados en Unidos y Organizados (La Cámpora, Kolina, Nuevo Encuentro), para obligarlos a competir en las primarias contra la estructura del PJ tradicional.
El sábado pasado, último día para inscribir candidaturas en la primaria del FpV, los “cristinistas” mendocinos debieron presentar una lista para la Gobernación, encabezada por el diputado nacional Guillermo Carmona, que deberá rivalizar con la lista del “aparato” que encabeza el senador nacional Adolfo Bermejo, uno de los leales a Mazzón.
Molestos, los sectores más cercanos a la Presidenta le hicieron llegar -vía Zannini, Oscar Parrilli y Eduardo “Wado” de Pedro- que Mazzón negoció sólo con el actual mandatario, Francisco Pérez, y con el espacio del poderoso vicegobernador, Carlos Ciurca, pero no aceptó las sugerencias de la Casa Rosada de armar una lista de unidad o de que Carmona lleve un candidato a vicegobernador de su sector, el Azul, a fin de equilibrar el tablero interno del PJ.
“Lo que más irritó a Cristina es que Mazzón puso adrede al kirchnerismo en situación de debilidad, a pelear con toda la estructura del ´pejotismo´ para que todo el mundo le cuente las costillas a ella el día de la elección”, explicó ayer una fuente de llegada directa a la jefa del Estado. Agregó: “Encima permitió que el acuerdo de los sectores tradicionales del peronismo incluyera las candidaturas a senadores y diputados nacionales. Las listas nacionales las arma ella. Esta vez el ´Chueco´ se pasó de la raya”.
Cristina no sólo le reprochó a través de Zannini a Mazzón su rol en la interna peronista mendocina y también su papel en el cierre de listas de Santa Fe, la otra provincia grande que siempre “armó” el ahora ex funcionario nacional.
El círculo áulico de la Presidenta le cuestiona a Mazzón la fuga de varios peronistas que hasta hace poco estaban en las filas K a las huestes del massismo y del macrismo. “La Presidenta cree que fue él quien terminó de acercar a (Carlos) Reutemann al Pro, aunque no lo pueda probar”, dijo otra fuente.
En concreto, al “Chueco” se le facturó no haber podido contener a todos los sectores del conflictivo peronismo santafesino, lo que llevó a que algunos dirigentes den el salto a la oposición. No sería el caso del ex corredor de Fórmula 1, que siempre fue anti-kirchnerista.
En Buenos Aires, varios dirigentes leyeron la abrupta salida de Mazzón de la Casa Rosada, tres meses antes del cierre de listas nacionales, como una señal belicosa hacia Daniel Scioli. Sucede que Mazzón es uno de los principales operadores de la candidatura presidencial del bonaerense en gran parte del país. En el sciolismo, en tanto, prefirieron creer que la decisión de Cristina se debió sólo a los cierres de Santa Fe y Mendoza.
Hasta anoche, Mazzón esperaba tener un diálogo con la Presidenta, luego de haberle solicitado la audiencia al portador de la mala noticia: Zannini. Quienes conocen a Cristina Kirchner saben que es muy difícil que revea una decisión. La última vez que la mandataria y el “Chueco” hablaron fue la semana pasada, cuando ella le pidió que se incluya a Carmona en las negociaciones con el resto del PJ. El histórico operador no pudo darle el gusto y se granjeó la ira presidencial.
El PJ mendocino, en "estado de shock"
La salida de Juan Carlos “Chueco” Mazzón del Gobierno nacional tomó por sorpresa a todo el peronismo mendocino, que desde hace 30 años confía en las estrategias del líder del sector “Azul” para armar listas y dar batallas electorales.
Algunas voces cercanas al gobernador Francisco Pérez leyeron el despido del tradicional operador “pejotista” como una señal de la Presidenta hacia Daniel Scioli. “Ella sabe que Mazzón está trabajando por la candidatura de Scioli. Debe estar pensando en irse del Gobierno recostada sobre sus hombres más fieles. Esto tiene sintonía con los recientes cambios de gabinete”, dijo un asesor del Gobernador.
Sin embargo, otras voces acusaron el recibo. “Esto tiene que ver con el cierre de listas”, dijeron sin dudar. “Fue (Guillermo) Carmona quien siempre quiso dar la pelea en las PASO y trabajamos con esa hipótesis, la de que haya primarias para darle volumen al partido”, explicaron en el “paquismo” para rebatir el argumento de la Casa Rosada de que el PJ mendocino decidió aislar al kirchnerismo duro para “contarle las costillas” en las urnas.
“No es comprensible que la Presidenta se enoje porque todo el partido se negó a bajar la candidatura de (Adolfo) Bermejo. Las encuestas eran elocuentes, incluso las de la Casa Rosada. Carmona no medía ni la mitad”, sostuvieron ayer en la Casa de Gobierno provincial.
Sin embargo, otras voces del PJ mendocino se manifestaron más de acuerdo con la decisión presidencial. “Fue una locura que (Carlos) Ciurca anunciara el sábado que Rubén Miranda es candidato a senador nacional y que ´Paco´ va como diputado. Esas listas no están en juego en estas PASO y las define la Presidenta”, opinó un dirigente que prefirió no presentarse como candidato en estas elecciones provinciales para no irritar a la Casa Rosada.
En Unidos y Organizados, el sector que respalda la postulación de Carmona, coinciden en que las listas nacionales recién se resolverán a mediados de junio, cuando la Presidenta decida quiénes serán sus candidatos en cada distrito. “Pérez y Miranda no tienen nada asegurado”, dijeron. En este sentido, no son pocos los que piensan que Cristina Kirchner impulsará nuevamente, como en 2011, dirigentes de su riñón, como el propio Carmona o la camporista Anabel Fernández Sagasti.
El "monje negro" de cuatro presidentes peronistas
Juan Carlos “Chueco” Mazzón podría escribir la historia del PJ mendocino de los últimos 40 años. Nacido en 1944 en Santa Fe, pero afincado desde su juventud en Mendoza, Mazzón empezó a militar en los '70 en el grupo de derecha justicialista “Guardia de Hierro”, que tenía llegada directa a Juan Domingo Péron durante su exilio español.
En los años '80, cuando la democracia había retornado, Mazzón fue uno de los líderes de la renovación del PJ nacional, junto a Antonio Cafiero. En Mendoza, en tanto, creó el sector “Azul” que se enfrentó con la línea “Naranja” del ex gobernador José Octavio Bordón durante una década. Fue cuando el “Pilo” se alejó de la política local que su figura comenzó a tomar más y más relieve, al punto que su opinión fue decisiva para que el peronismo llevara de candidatos a la gobernación a Francisco “Chiqui” García en 1999, Celso Jaque en 2007 y Francisco Pérez en 2011. En 2003 apostó por el fallecido Jorge Pardal, pero la interna la ganó Guillermo Amstutz.
Mazzón trabajó para todos los presidentes surgidos del peronismo en los últimos 25 años. En la administración de Carlos Menem fue viceministro de uno de sus más afamados discípulos, José Luis Manzano, cuando el hoy socio de Daniel Vila era titular de una cartera caliente, la de Interior. Debió dejar el puesto porque trascendió una denuncia penal que tenía sobre sus espaldas, pero siguió asesorando al menemismo, hasta que en 1999 pegó el salto a las huestes de Eduardo Duhalde.
La derrota de Duhalde frente a Fernando de la Rúa no minó el vínculo de Mazzón con el bonaerense, al punto de que éste lo nombró en el cargo que ocupó hasta ayer cuando tomó las riendas del país en 2002: coordinador de Asuntos Políticos e Institucionales de la Unidad Presidente, la oficina desde la que durante los últimos 13 años armó las estrategias electorales de Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
“Monje negro del peronismo”, así lo llamaron durante años algunos de sus detractores. Sin embargo, supo ser un “imprescindible” para todos los presidentes a la hora de tomar decisiones. Apoyó que Kirchner tuviera “congelado” al PJ durante su presidencia y la Concertación Plural con el radicalismo K. Ya en el gobierno de Cristina Kirchner fue clave en los primeros años para que todo el PJ obedeciera las órdenes de la Presidenta.
La muerte de Kirchner lo golpeó anímicamente -lloró amargamente en su velorio- y terminó significando el inicio de un período de tensiones con la mandataria, que terminaron ayer con el pedido de renuncia. Tanto Carlos Zannini como Oscar Parrilli, las dos voces que más escucha la Presidenta, desconfiaban de él por su llegada al peronismo “ortodoxo” que hoy está encolumnado detrás de Daniel Scioli.