La presidenta Cristina Kirchner dio ayer un paso audaz en la ofensiva política y diplomática por Malvinas. En el acto por el 2 de abril, desde el Patio Malvinas de la Casa de Gobierno, afirmó que la "la verdad de Malvinas es que constituye la base militar nuclear de la OTAN en el Atlántico Sur".
"Es la mayor base militar al sur del paralelo 50. Desde allí se maneja todo el despliegue militar británico y también los sistemas de inteligencia electrónica", completó su explicación acerca de la intransigencia británica para sentarse a negociar soberanía.
En esta misma línea, en su discurso por cadena nacional -la séptima en lo que va del año- de unos 35 minutos, la Presidenta minimizó que el interés británico resida en el "uso y abuso de nuestros recursos naturales". Como ejemplo, afirmó que la renta de la pesca "sirve apenas para sostener a la población".
El involucramiento de la OTAN -la Organización del Tratado del Atlántico Norte-, la alianza militar que está encabezada nada menos que por EEUU, implica un giro en la caracterización del significado del enclave colonial de Malvinas. No sólo base de la OTAN -vale remarcarlo- sino "base nuclear", expresó Cristina Kirchner. Así puso al rojo el tenor de la denuncia.
Hasta ahora, el Gobierno venía denunciando en todos los organismos internacionales y foros a su alcance "la militarización del Atlántico Sur", acusando a los británicos de la posible introducción de armamento nuclear en la zona, lo que está prohibido por tratados internacionales.
Pocas veces la Presidenta se pone los anteojos para leer, pero ayer quiso ser precisa al detallar el despliegue militar británico en las Islas.
En su enumeración mencionó entre otros, los 1.500 a 2.000 efectivos en la base de Mont Pleasant, un submarino nuclear, aviones de combate "de quinta generación" y misiles "capaces de alcanzar gran parte del Cono Sur, algunos dicen que hasta Ecuador". Y tuvo otros mensajes de críticas a Gran Bretaña.
La Presidenta desde su derrota electoral, y su operación, encara el final de su gobierno, ha delegado muchas ocupaciones y cada vez se traslada menos. El de ayer fue el primer acto por el Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas que se realiza en la Casa Rosada en los años cristinistas.
Todo se dispuso en el pequeño Patio Malvinas para un acto solemne, cargado de simbolismos, como la instalación de una de las siete banderas argentinas que por unas horas flamearon en las Islas en 1966, llevadas por un grupo de militantes peronistas, en la llamada "Operación Cóndor".
La Presidenta también describió los avances en el plan de identificación junto a la Cruz Roja de los 126 cuerpos NN en el cementerio argentino de Darwin.
En su discurso, Cristina dijo que tiene una "infinita confianza" en recuperar la soberanía y volvió a traer la cuestión de Crimea para criticar "el doble estándar" de las potencias -empezando por el Reino Unido- respecto de Malvinas.
"Lo que domina la política internacional es la relación de fuerzas. Es la ley del más fuerte", cuestionó. En su homenaje a los caídos, introdujo una opinable cuestión de clase al afirmar que "los que fueron a morir (a Malvinas) fueron los más pobres y los que menos tenían".
Había invitadas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Cristina volvió a aludir sin mencionar a los linchamientos de los últimos días.
Sin pronunciarse por la violencia o las responsabilidades del Estado en la administración de Justicia, elogió que la lucha de Madres y Abuelas fue "sin violencia ni venganza" y reivindicó "el derecho a vivir civilizadamente".
