Cristina, de izquierda a derecha

Cristina, de izquierda a derecha

Por Alfredo Leuco - Periodista. Gentileza Radio Mitre

La presidenta de la Nación, de tanto sobreactuar como izquierdista y querer ser una suerte de Pasionaria latinoamericana, pasó a convertirse en una especie de Dama de Hierro, una reaccionaria como Margaret Thatcher, a la derecha de su pantalla, señora.

Me explico: en la Cumbre de Panamá, por alardear de lo que carece, historia combativa, se convirtió casi en la única mandataria que chicaneó personalmente al presidente Barack Obama cuando era elogiado y valorado hasta por Raúl Castro.

A contramano de la historia, la Presidenta reivindica el comunismo de la Isla justo cuando se está cayendo a pedazos y hace patético su fracaso como sistema carente de libertad y respeto a los derechos humanos. Cristina quedó solita en la cumbre, con una bandera prestada y jurásica. Faltó La Cámpora para que cantara: “alerta/ alerta/ que camina el cristinismo por América Latina”.

Fue patético porque las voces más críticas de la apertura de Obama hacia Cuba fueran los diarios de los exiliados cubanos de Miami, la derecha del Partido Republicano y... suenen las fanfarrias, Cristina Fernández de Kirchner.

Por eso le digo, le cabe la genial reflexión de Mario Trejo: “De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo/de la derecha cuando es diestra/ y de la izquierda cuando es siniestra”. O aquel talentoso mendocino, Armando Tejada Gómez, cuando planteó poéticamente que “como el mundo es redondo, si uno se corre mucho a la izquierda, termina abrazado a la derecha”.

Insisto con la idea: tres sectores fueron los más duros con Obama este fin de semana. Los diarios de Miami dirigidos a los exiliados anticastristas, la más recalcitrante y guerrerista derecha republicana, y Cristina. Es insólita su falta de tacto y su negativa a mirar más el mundo que su ombligo.

Raúl Castro, el revolucionario hermano de Fidel, el que bajó de verdad de Sierra Maestra para terminar con la dictadura de Fulgencio Batista e instaurar el socialismo en Cuba, fue cálido con el presidente de los Estados Unidos. Le dijo que “todos tienen deudas hacia nosotros, menos el presidente Obama que es un hombre honesto al que admiro”, y le ofreció un diálogo respetuoso y una convivencia civilizada.

Tabaré Vázquez, presidente uruguayo cofundador del Frente Amplio, una de las experiencias más exitosas de la izquierda de la región, comió en la misma mesa con Obama porque tuvo el coraje de denunciar que en Venezuela hay presos políticos y de pedir por su libertad como corresponde a un demócrata de verdad.

Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, ex guerrillera y torturada, del partido de Lula, tuvo un mano a mano con su par norteamericano y fue invitada a visitar Washington el próximo 30 de junio.

Hasta Nicolás Maduro tuvo una actitud madura y un diálogo de diez minutos con Obama en un pasillo donde intercambiaron ideas para bajar los decibeles, y eso que Maduro lo había denunciado de querer asesinarlo y dar un golpe de Estado en Venezuela.

Lo de Cristina fue pura personalización contra Obama. Con ironías del tipo yo no tengo ganas de ponerme los anteojos para ver si está presente, si se fue, alguien le contará lo que pienso. Es que el primer presidente negro de los Estados Unidos, el demócrata había dejado el recinto para mantener una reunión bilateral.

La altanería de Cristina nunca ayuda ni en las relaciones personales ni entre los estados. Pero Ella no sabe tratar de otra forma a nadie. Si no se subordinan a su pensamiento son enemigos y no importa si son periodistas independientes o el presidente de Estados Unidos.

El papelón fue grande porque, insisto, su discurso fue incoherente porque estuvo fuera de tiempo y lugar. O le faltó información o le importa un pito hacia dónde va América Latina. O ambas cosas. No saludó el hecho histórico de la Cumbre. Obama dialogando con Raúl Castro por primera vez en 54 años fue un milagro del papa Francisco y de la buena diplomacia.

La que trata de solucionar problemas y no la que hace infantilismo consignista para la tribuna. Obama dijo que “la Guerra Fría es una cosa del pasado, de los capítulos negros de nuestra historia” y aseguró que no está dispuesto a “pelear batallas iniciadas antes de mi nacimiento”.

Finalmente agradeció los conceptos y la apertura de Raúl Castro. Juntos estudian terminar con las lacras del bloqueo a Cuba, con abrir ambas embajadas y con sacar a Cuba de la lista de los países que apoyan al terrorismo. Barack y Raúl estuvieron más de una hora y veinte minutos reunidos trabajando por la paz y rompiendo prejuicios.

Obama fue claro: me interesa más el progreso que quedar atrapado de una ideología. Un palito para los republicanos, que están indignados.
Cristina le dio varios retos a Obama.

Por no combatir el narcotráfico en forma eficiente, entre otras cosas. Y porque no le gusta la historia. Fue la imagen de una señora paqueta llena de carteras y zapatos Luis Vuitton, de joyas carísimas y con un patrimonio millonario difícil de explicar, intentando darle cátedra de lucha antiimperialista a algunos presidentes que fueron vanguardia en los ’70, mientras ella se refugiaba para rematar casas de deudores morosos en Santa Cruz.

La política internacional argentina está tan sin rumbo como la política nacional. Es que la jefa máxima no sabe bien dónde está la izquierda y dónde la derecha. Solo sabe dónde está ella.

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