Celosa de su privacidad y cumpliendo el estricto reposo médico, la Presidenta Cristina Kirchner cumplió la primera semana desde la operación a la que fue sometida para que se le extirpe el hematoma subdural.
Se recupera favorablemente en la Quinta de Olivos acompañada de su círculo más íntimo: sus hijos Máximo y Florencia, su hermana Giselle y su madre Ofelia Wilhelm. Después de ser dada de alta el día domingo, la Jefa de Estado no recibe a funcionarios ni a ministros de la “mesa chica”, Máximo Kirchner es el interlocutor pero la orden es concreta: evitar cualquier situación de estrés que afecte el posoperatorio de la Jefa de Estado.
Desde su primera internación en la Fundación Favaloro, Cristina se ha despegado de la campaña electoral que atraviesa sus instancias finales. Los controles médicos en Olivos son diarios y cumplen con lo anticipado por el equipo de profesionales que monitorea la salud presidencial: se le realizan estudios clínicos-cardiológicos; al respecto se informó que la arritmia que sufría la Presidenta está controlada sin requerimiento de medicación.