El juez Claudio Bonadío decidió el sexto procesamiento y el segundo pedido para que Cristina Fernández de Kirchner vaya a la cárcel en forma preventiva. Es histórico e inédito. Además la embargó en 4 mil millones de pesos y aportó pruebas de que, solo en su famoso departamento de Recoleta, ella recibió casi 70 millones de dólares en 87 entregas.
No fue magia. Fue una mafia que le robó al pueblo argentino con sobreprecios en las obras públicas para que los retornos fueran a parar a los bolsillos del matrimonio Kirchner, a esta altura los políticos que mayor cantidad de delitos cometieron y que más dinero robaron en la historia argentina o, tal vez, en todo el planeta.
Los fanáticos negacionistas todavía siguen diciendo que los cuadernos no existen y que son solo fotocopias. Los cuadernos solo fueron el disparador. Ahora hay pruebas concretas, testimonios de arrepentidos que cuentan como cobraron y como pagaron las coimas. Hay fotos, escuchas telefónicas legales, 46 videos.
¿Alguien puede creer que todo esto está armado? ¿Cómo se obliga a ex funcionarios de la íntima confianza de Cristina como José López, Claudio Uberti o Juan Manuel Abal Medina a reconocer que recaudaron dinero sucio e ilegal? ¿Cómo se obliga a varios de los empresarios más poderosos de la Argentina a confesar que pagaron millones en coimas?
Estamos frente al derrumbe de un sistema de corrupción gigante, el más profundo, permanente y organizado que haya existido jamás. Nunca antes se cometieron tantos delitos, por tanto dinero y por tanto tiempo. Néstor lideró este repugnante mecanismo desde que empezó como intendente.
Después de una pausa frente a su muerte, Cristina se hizo cargo y continuó con el latrocinio y la cleptocracia. Ambos involucraron y ensuciaron las manos de sus hijos Máximo y Florencia y de la mayoría de sus funcionarios.
A esta altura hay pruebas y datos que son demoledores e innegables.
El juez dice que tiene probado que Cristina cometió 27 delitos: 22 dádivas y 5 coimas. Confirma que en su casa de Calafate encontraron una bóveda grande que supo tener puertas blindadas según reconocieron tanto el arquitecto como el ingeniero que hicieron la mansión.
En su video de reality show, Cristina no dice nada de esto. Le recuerdo que en la casa de la calle 25 de mayo en Río Gallegos, los Kirchner también tenían una bóveda que había pertenecido al Banco Hipotecario Nacional. Incluso en Calafate, se encontró la camioneta Honda de su pertenencia que el juez Julián Ercolini estaba buscando para secuestrar. Y la información de inteligencia para extorsionar y perseguir a políticos no kirchneristas.
Al final, después de llamar jauría a los periodistas de “los medios hegemónicos”, Cristina dice que quieren “arrasar el Estado de Derecho para arrasar los derechos de los que menos tienen”. Juego de palabras para tratar de descalificar las investigaciones absolutamente ajustadas a derecho que se están haciendo sobre su jefatura de la corrupción. Salvo que ella se considere el Estado. Es probable, le encantaba que la llamaran “reina Cristina”.
José López, la mano derecha de Julio de Vido, el gerente general de la corrupción durante más de 20 años, juró que los 9 millones de dólares que fue a esconder en el Monasterio eran de Cristina. E involucra con lujo de detalles a dos secretarios de la íntima confianza del matrimonio: Daniel Muñoz y Fabián Gutiérrez.
Muñoz murió pero pudo comprar propiedades de lujo en Miami por más de 65 millones de dólares. ¿Era dinero que le robó a Néstor o eran dólares de Néstor invertidos por su testaferro?
Ernesto Clarens, otro íntimo de Néstor que entregó las listas del dinero negro, confirmó que hizo muchos viajes a Uruguay con Muñoz. A veces iban y volvían en el día a Montevideo. Rápidos para los mandados los muchachos.
Fabián Gutiérrez es otro que pronto va a terminar entre rejas. Fue el que le pidió a López que escondiera los 9 millones de dólares. Tiene 45 años y robó para la pingüinera y para él desde muy joven. Empezó como cadete. Su crecimiento patrimonial fue explosivo. Como el de Rudy Ulloa que también comenzó como cadete. O Lázaro Báez que era cajero de banco. Ahora tiene negocios de turismo, gastronomía, lavado de ropa, construcción y una mansión de 800 metros cuadrados con la última tecnología en seguridad.
José López reconoció que tiene miedo que lo maten, que Cristina es muy vengativa y que él la vio en acción. Su testimonio es clave respecto a cómo se reanudó el operativo de recaudación ilegal después del fallecimiento de Néstor. Ella le mostró el cuaderno Arte donde el ex presidente anotaba obsesiva y minuciosamente cada coima y cada detalle y le preguntó:”¿Vas a ser parte del problema o de la solución?”. A partir de ese momento la mafia recaudadora funcionó nuevamente en forma aceitada, pero bajo las órdenes de la “araña Cristina”.
Digo araña porque Daniel Muñoz la llamaba así por lo maltratadora que era. Humillaba a todos sus colaboradores pero, especialmente a las mujeres, según Claudio Uberti que también dijo lo mismo de Néstor. Eran una pareja agresiva que insultaba y en algunos casos pegaba cachetazos o patadas a sus funcionarios muy cercanos.
En su resolución, Bonadio habla de un “circuito macabro de pagos ilegales”. Va en línea con las amenazas que vomitó desde la cárcel Don Julio de Vido, como si fuera Don Corleone. Dijo que los funcionarios que contaron su verdad son traidores, ortibas y una basura. Esta vez la omertá no funcionó.
La inmensa mayoría de los argentinos piensa que Cristina debería estar presa y que mediante una buena ley de extinción de dominio, se pueda recuperar todo lo robado o gran parte.
Para eso el juez Bonadio necesita que el Senado de la Nación otorgue el desafuero a Cristina. Ya una vez lo pidió por otra causa y la cámara alta actuó como un aguantadero de lujo protegiendo a Cristina y a Carlos Menem. En esta ocasión la táctica del juez es distinta. Pidió la prisión preventiva para Cristina pero no el desafuero. Quiere esperar que la Cámara Federal confirme su trabajo para que la solicitud tenga más potencia institucional y más posibilidad de lograrse.
No será fácil. Insólitamente el peronismo no kirchnerista que representa Miguel Angel Pichetto resolvió enterrarse con Cristina en lugar de acompañarla solamente hasta la puerta del cementerio político. Una lealtad mal entendida porque la sociedad con su voto castiga a los corruptos y también a los que protegen a los corruptos. Y más todavía si esa persona es Cristina, la jefa de la corrupción que está atrapada y sin salida.