Cristina, la "abonada” de los humildes

Cristina, la "abonada” de los humildes

Desde el tercer piso de una casilla-edificio de ladrillos sin revocar y techo de chapas, la señora de la casa cierra un perfil de aluminio que hace de ventana para escuchar un poco menos el zumbido desquiciante de la autopista Illia: miles de autos por hora a 10 metros de su pabellón auricular.

Adentro, el volumen de la tele revienta en el máximo y ella hace zapping por los 55 canales que se ofrecen para “zonas vulnerables” a 129 pesos por mes. “Ahora, hasta en las villas hay DirecTV”, dijo la señora de la Casa Rosada. Gracias a los 10 años de inclusión, la otra señora, la de la Casa Naranja, tiene 55 opciones para ver el mundo que no le tocó.

El consumismo es el budismo de los pobres. Eso que se ve desde la autopista no es una casilla con una antena de televisión satelital. Es la sala de espera de una vida que ya llegará, les dicen. Va de vuelta: el consumismo es una sala de espera con televisor nuevo, para que el “público” que aguarda la “reencarnación social” se distraiga con la pantalla y no reclame en ventanilla.

Por el desarrollo tecnológico y la consecuente baja de precios, las cuotas y también porque hay más trabajo y dinero circulante pero pocas opciones de ahorro, hoy es habitual ver personas de ingresos muy diferentes con las mismas zapatillas, televisores, celulares y equipos de audio. En buena hora la brecha tecnológica doméstica se achicó. Pero por alguna razón que la década ganada todavía no logra explicar, el hábitat para muchísimos sigue siendo primitivo y la solución habitacional no llega.

-Contraté los canales prohibidos.

-¿Los que muestran gente teniendo sexo?

-No, teniendo un crédito.

Cristina, que le hace publicidad a una operadora para lastimar a su competencia, se puso a tiro de Evita: no será la abanderada, pero es la abonada de los humildes.

En la villa 31, Macri tampoco hace pie (¿quiere?). Ya en junio la Justicia le había ordenado responder al reclamo de los vecinos y que “incorpore este asentamiento al esquema de asentamientos informales de la ciudad de Buenos Aires, disponiendo que la totalidad de las dependencias estatales procedan a suministrarle los servicios públicos ordinarios y de emergencia en forma inmediata”.

Hasta ahora, nada. Alguno se burlaba del Pro: no entran ni con el Google Earth.

La falta de servicios de la villa 31 va a la cuenta del ingeniero. Y la falta de un trabajo formal y de oportunidades, a la cuenta de la abogada exitosa.

El Gobierno dio pelea y Pakapaka finalmente entró en 2011 en Cablevisión. Ahora faltan los 4 millones que viven en asentamientos. Ellos no están en ninguna grilla.

-Señor, ¿me sabrá indicar dónde queda el campo de batalla del gobierno nacional?

-Allá querido. En Constitución.

-Qué raro. Pensé que era para el otro lado, en Retiro.

Nos metemos ahora en los últimos párrafos hablando de otros que quedaron en una situación de precariedad y con derechos limitados: usted y yo. Una resolución del Ministerio de Justicia publicada esta semana en el Boletín Oficial aprobó el nuevo régimen de presentación de las declaraciones juradas de funcionarios por las que podrán declarar menos bienes.

“Las nuevas declaraciones no obligan a revelar el detalle de empleos anteriores, tenencias accionarias u otros empleos. Además, los datos vinculados al patrimonio de los parientes pasan a un anexo reservado, que no será público”, resume un artículo periodístico.

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