El primer ministro de
Ucrania,
Mykola Azarov
, dimitió este martes en un intento por resolver la crisis en su país después de dos meses de violentas protestas.
Azarov dijo que había tomado la "decisión personal" de renunciar para preservar la unidad de Ucrania cuando el parlamento iniciaba una sesión extraordinaria para votar las reformas y concesiones respaldadas por el presidente Viktor Yanukovich.
La Unión Europea (UE) y Estados Unidos redoblaron la presión sobre Yanukovich para imponer una serie de reformas que pongan fin al enfrentamiento que convirtió partes de Kiev en zonas de guerra patrulladas por manifestantes enmascarados y dejó tres activistas muertos.
Después de una reunión de tres horas con dirigentes de la oposición, la presidencia dijo se derogarán las polémicas leyes antimanifestaciones aprobadas el 16 de enero y se amnistiará a los manifestantes encarcelados a condición de que desocupen los edificios públicos y las calles.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, adelantó varios días una visita prevista a Kiev y el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, urgió a Yanukovich a trabajar con la oposición en "medidas inmediatas" para aplacar la crisis.
La situación en Ucrania será también el tema principal de la cumbre UE-Rusia en Bruselas en la que participará el presidente ruso Vladimir Putin, que busca evitar que el enfrentamiento opaque la celebración de los Juegos Olímpicos de invierno que comienzan el próximo 7 de febrero en Sochi.
En un inesperado anuncio el martes por la mañana, Azarov cedió a una de las principales demandas de los opositores que protestaban en la plaza de la Independencia de Kiev.
Azarov dijo en un comunicado que esperaba que su dimisión creara "mayores posibilidades de compromiso político para resolver el conflicto pacíficamente".
Uno de los líderes de la oposición, Vitali Klitschko, acogió con satisfacción esta renuncia.
"Decimos desde hace varios meses que lo que ocurre en la calle (en Ucrania) es también consecuencia de la política del gobierno actual. No es la victoria, pero sí un paso hacia la victoria", declaró el exboxeador.
Tranquilidad en Kiev
Las calles de Kiev estaban tranquilas el martes tras días de enfrentamientos.
Sin embargo, seguían en su lugar las altas barricadas erigidas por los manifestantes con sacos de arena que dividen claramente la ciudad entre las zonas controladas por los opositores y las de las fuerzas de seguridad.
Miembros de un grupo radical opositor ocupó el ministerio de Justicia el domingo pero lo evacuó el lunes tras un llamamiento de los líderes de la oposición.
Arseni Yatseniuk, líder parlamentario de Patria, la formación de la opositora encarcelada Yulia Timochenko, rechazó formalmente la noche del lunes el cargo de primer ministro, indicó la presidencia.
Klitschko, líder de la formación UDAR (Golpe), dijo que no se podía imaginar en un gobierno bajo el mando de Yanukovich.
Se espera que el parlamento debata este martes formas de poner fin a la crisis, entre ellas las abolición de las draconianas leyes antimanifestaciones condenadas por la oposición.
Estas leyes castigan con severidad casi todas las formas de manifestación y contemplan penas que pueden llegar a la reclusión para todo participante.
Pese a la renuncia de Azarov, un punto de fricción en las negociaciones entre la oposición y Yanukovich ha sido el propio futuro político del presidente.
La oposición dice que quiere verlo fuera del poder antes del final de su mandato el año que viene, y los manifestantes radicales tratan de expulsarlo lo antes posible.
Cuando aumenta la preocupación internacional sobre Ucrania, Ashton volará a Kiev después de la cumbre UE-Rusia en un frenesí diplomático para acabar con el bloqueo.
Pero el vicepresidente estadounidense Biden advirtió el lunes por teléfono al presidente Yanukovich que "declarar el estado de emergencia o aplicar otro tipo de medidas de emergencia podía avivar más las tensiones y limitar el margen para una resolución pacífica".
Rusia llamó extremistas a los manifestantes, y su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, criticó a la "juventud fascista" y advirtió contra cualquier injerencia externa.
Las protestas comenzaron en noviembre, después de que Yanukovich renunciara a un acuerdo de cooperación con la Unión Europea a favor de un acercamiento con Rusia.
En las últimas semanas, el movimiento se amplió y se radicalizó, dando lugar a escenas de guerrilla urbana y a enfrentamientos que dejaron al menos tres muertos en Kiev.