Macri quiere un “gran acuerdo nacional” tras la crisis

Tras la disparada del dólar que afectó la credibilidad del gobierno, éste pidió un “gran acuerdo nacional” con “todos los sectores".

Macri quiere un “gran acuerdo nacional” tras la crisis
Macri quiere un “gran acuerdo nacional” tras la crisis

Todo indicaría que la crisis del dólar marcó un antes y un después en el gobierno de Cambiemos y, principalmente, en la manera de conducir del presidente, Mauricio Macri, quien pareció comprender que necesita de los acuerdos políticos para que no se desmorone su construcción de poder.

El viraje se evidenció con palabras y con gestos: por un lado, desde la Casa Rosada salieron a proponer un "gran acuerdo nacional" que incluya a "todos los sectores" y, por el otro, se amplió la "mesa chica" con la reincorporación de propios y de aliados clave.

Las últimas semanas representaron para Macri el peor momento desde que asumió, en diciembre de 2015. La turbulencia que provocó la disparada del dólar impactó directamente en la credibilidad del gobierno nacional y, por ende, en las aspiraciones de Cambiemos de cara a las elecciones del próximo año.

"Sé que estos días despertaron angustia y preocupación en los argentinos de que situaciones como las que vivimos puedan generar una crisis mayor como ya hemos tenido en el pasado", manifestó ayer el Presidente.

Acorralado por el contexto económico y por los temores que reavivó con su decisión de pedir ayuda al FMI, Macri salió a aclarar que "no hay una situación comparable a otras crisis" y que "estamos en condiciones de superar juntos las dificultades que puedan surgir, porque incorporamos las enseñanzas de esas situaciones difíciles de nuestra historia". 

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, planteó ayer que se necesita "un gran acuerdo nacional" para debatir el Presupuesto 2019 y reducir el déficit fiscal.

Dijo que habrá que "sentar todas las partes, con enorme apertura, generosidad y responsabilidad, para no mentirle más a la gente".

El cimbronazo en el mercado cambiario pareció tomar por sorpresa a los funcionarios nacionales y para contener el malestar, el propio Macri mantuvo una serie de reuniones de urgencia con gobernadores afines y del PJ, con los jefes de los bloques en el Congreso, con sus socios de la cúpula de Cambiemos y con algunos de los principales referentes del mundo empresarial.  

El cambio de la estrategia del Gobierno se explica también por el alto costo político que tuvo que asumir Macri con las decisiones extremas que tomó para calmar el frenesí por el dólar: los últimos sondeos de consultoras privadas coinciden al señalar que la imagen del jefe del PRO cayó por su pedido de ayuda al FMI.

Ahora, con el objetivo de fortalecer su brazo político, el Presidente reincorporó en la mesa chica de su gobierno al ministro del Interior, Rogelio Frigerio; al titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y al líder radical Ernesto Sánz, clave en la construcción de Cambiemos.

Inicialmente, se prevé que todos ellos volverán a participar de los encuentros semanales que el líder del PRO mantiene con Peña, con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y con la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.

"Me alegro de que esté de vuelta en la política, porque es una mirada y una operación valiosa para la Argentina", remarcó el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, respecto de la decisión de volver a sumar a Monzó a la mesa de decisiones.

Y también trascendió que otro de los dirigentes que podría sumarse a la mesa chica es Fernando Sánchez (Coalición Cívica-ARI), que actualmente se desempeña como secretario de Fortalecimiento Institucional. 

En el marco de las gestiones, Macri también se reunió ayer con referentes de Cambiemos como los senadores nacionales Luis Naidenoff y Ángel Rozas y el diputado nacional Mario Negri, además de Monzó y Pinedo. 

Y también trascendió que otro de los dirigentes que podría sumarse a la mesa chica es Fernando Sánchez (Coalición Cívica-ARI), que actualmente se desempeña como secretario de Fortalecimiento Institucional.

Los reclamos de los socios de Macri dentro de Cambiemos salieron a la luz de la mano de las las malas noticias económicas. "Tenemos que ser todos un poquitos más escuchados, sobre todo aquellos que no molestamos nunca.

Me gustaría ser escuchada, sinceramente, en el momento oportuno y no cuando es tarde", reclamó la diputada Elisa Carrió (Coalición Cívica), al visibilizar el malestar interno dentro de la fuerza oficialista. 

El rumbo económico

Aunque en la jornada de ayer pareció ser el principio del fin de la crisis cambiaria, persisten las preocupaciones sobre el rumbo de la economía nacional ante los frustrados intentos de la Casa Rosada de revertir la inflación, que en abril avanzó 2,7 por ciento y marcó el mayor salto en lo que va del año.

Una de las primeras gestiones del Gobierno para recuperar la confianza perdida por la debacle del dólar fue con la cúpula de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que agrupa a algunos de los empresarios más importantes del país.

"El equipo gobernante está trabajando con previsión de una forma que yo no he visto en los últimos 50 años", destacó ayer Alejandro Bulgheroni, dueño de Pan American Energy, al término de un encuentro con los ministros de Finanzas, Luis Caputo, y de Producción, Francisco Cabrera.

Los referentes del sector privado respaldaron además las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y aseguraron que “la crisis cambiaria es acotada”.

La debacle del dólar representó la mayor prueba de fuego para el equipo de Macri, pero el líder del PRO parece que capitalizó los errores para actuar sobre el eslabón más débil de su gestión: la negociación política.

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