El mandatario de Ecuador, Lenín Moreno, despojó este jueves a su vicepresidente Jorge Glas de las funciones que le había asignado, en la primera crisis que estalla en el recién instalado gobierno de izquierda.
En el poder desde el 24 de mayo, Moreno retiró mediante decreto las responsabilidades a su compañero de fórmula, tras las severas críticas que le lanzó la víspera.
"Deróguese el Decreto (...), retirándose así todas las funciones asignadas al Vicepresidente de la República", señala el texto.
Sin embargo, la decisión no implica la destitución de Glas, quien enfrenta una ola de acusaciones de corrupción por parte de opositores, incluida su supuesta vinculación en el caso Odebrechet.
Glas, vicepresidente desde 2013, publicó el miércoles una dura carta con una larga lista de reproches contra el presidente, alineándose así con el exmandatario Rafael Correa en la dura pugna que desgarra al oficialismo.
Moreno, que la víspera había pedido unidad a sus filas, apartó a Glas de sus funciones al frente de la millonaria reconstrucción de las zonas arrasadas por el terremoto de abril del año pasado, que dejó más de 600 muertos.
También le retiró sus responsabilidades en los sectores productivo y tributario.
Glas, que horas antes rechazó la posibilidad de renunciar y aseguró que no pretende conspirar contra Moreno ni generar inestabilidad en el país, convocó este jueves a una rueda de prensa para fijar su posición.
En pleno receso legislativo, la bancada de Alianza País se reunió de urgencia este jueves para analizar el desencuentro entre Moreno y Glas y la profunda división en sus filas entre los partidarios de Moreno y del expresidente Correa.
Según la Constitución, el vicepresidente es el encargado de reemplazar al mandatario en caso de ausencia temporal o definitiva y ejerce las funciones que éste le asigne.
Al ser un cargo de elección popular, el vicepresidente no puede ser destituido por el mandatario. La única vía para suspenderlo del cargo es a través de un juicio político desde la Asamblea (de mayoría oficialista), que rechazó tal posibilidad hace dos semanas.
Para el politólogo Esteban Nicholls la medida adoptada por Moreno no "neutraliza a Glas", sino que le quita "ciertas responsabilidades de tipo más bien formal".
"Una forma mas efectiva de neutralizar la figura de Glas hubiera sido darle responsabilidades sin ninguna trascendencia, no quitárselas", explica a la AFP.
Otros analistas consideran que esta crisis ha sido creada por el propio Glas para forzar una salida digna ante tantas acusaciones de corrupción.
Tras el anuncio de Moreno, el primero en reaccionar fue Correa, convertido en la práctica en su principal opositor.
"Ups! íEl "diálogo" sólo ha sido para los que odian la Revolución! Adelante, JORGE. Tómalo como una condecoración", escribió el exmandatario, en el poder entre 2007 y 2017.
Desde que Moreno asumió el poder en mayo, Correa se ha mostrado muy crítico con su forma de gobernar y por sus reuniones con adversarios y representantes de sectores que tradicionalmente se opusieron a su gestión, entre ellos la prensa privada y los indígenas.
El expresidente ha calificado de "entreguismo" algunas acciones de Moreno, cuyo estilo es de menos confrontación y más mediático que el de su antecesor, quien sugirió además la existencia de un supuesto plan para destituir a Glas, uno de sus aliados más fieles.
Radicado temporalmente en Bélgica, Correa deslizó en pasados días la posibilidad de crear incluso un nuevo partido que resguarde los logros de la llamada Revolución ciudadana, ante el distanciamiento con Moreno.
El último episodio en el enfrentamiento se originó la semana pasada, cuando el mandatario, en una cadena nacional, divulgó datos "veraces, precisos y de acceso público" sobre la "crítica" situación económica del país y acusó al gobierno de su antecesor de haber tomado decisiones "que no fueron debidamente mesuradas".
Correa respondió diciendo que el gobierno de Moreno está preparando "un paquetazo, obedeciendo a la oposición".
Con la llegada de Correa al poder se puso fin a una década de inestabilidad institucional, en la que Ecuador tuvo siete gobernantes, tres de ellos derrocados por revueltas populares y sucedidos por sus vicepresidentes.