Es sabido que en el juego de política toda crisis supone también una oportunidad. Y la dramática situación que instaló la pandemia del coronavirus no sólo no es una excepción a la regla sino que además le proporcionó al presidente Alberto Fernández las herramientas y los argumentos necesarios para construir puentes con los referentes de la oposición que sobrevivieron al cimbronazo electoral con el peronismo recuperó el poder.
El Presidente no tardó ni un segundo en capitalizar el nuevo escenario y apeló a su reconocida y tantas veces ponderada cintura política para que los líderes opositores con cargos ejecutivos bajen la guardia y se sumen a su cruzada épica contra el Covid-19.
"Las diferencias políticas quedan para después", reconoció este jueves el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien en octubre pasado consiguió el 55% de los votos para continuar al frente del histórico bastión antiperonista.
El mandatario capitalino también fue el primer referente del PRO en declarar la tregua con Fernández: cuando faltaban 4 días para el cambio de mando, Rodríguez Larreta se reunió con el entonces presidente electo y aceptó su pedido para quitar las rejas de la Plaza de Mayo antes de los festejos previstos para su jura.
Aquel, fue el primer gesto de buena voluntad que le permitió tener un “diálogo constructivo” frente a la avanzada del Gobierno nacional para reducir las partidas que su jurisdicción recibe por la coparticipación federal.
Rodríguez Larreta se transformó así en una puerta de entrada para que el presidente Fernández se acerque al frente opositor sin sufrir demasiados daños. Un rol similar tuvo el gobernador de Jujuy, el radical Gerardo Morales, con quien incluso se dejaron en segundo plano las diferencias respecto a la detención de la dirigente social Milagro Sala en su provincia, a pesar de los reclamos del ala dura del kirchnerismo.
“Que el kirchnerismo lo deje de joder un poco a Alberto Fernández”, llegó a exigir el gobernador jujeño cuando la demanda para liberar a los considerados “presos políticos” fue impulsada también por algunos integrantes del Gobierno nacional a pesar de la postura neutral que adoptó el Jefe de Estado.
Los esfuerzos de Alberto Fernández para acercarse a los opositores encontraron un terreno fértil apenas se instaló la crisis del coronavirus en la Argentina. Y conocedor, como todo referente del peronismo, del valor de las imágenes, el Presidente decidió mostrarse escoltado por Morales, por Rodríguez Larreta y por los gobernadores de Buenos Aires, Axel Kicillof y de Santa Fe, Omar Perotti, al anunciar el pasado 20 de marzo la cuarentena general contra la pandemia.
El valor de las nuevas sociedades que constituyó Fernández bajo la emergencia sanitaria ya comenzó a medirse con encuestas. Un reciente estudio de la consultora Taquion indicó que el primer mandatario, Rodríguez Larreta y Morales son los dirigentes que afrontan un “crecimiento muy importante en su imagen”.
“En momentos de incertidumbre necesitamos apoyarnos en un liderazgo, necesitamos sentirnos seguros, a pesar de que lo que se avecina sea difícil. Es por esto que la gente cree que la situación económica estará mejor en los próximos meses (principalmente dentro de los votantes de Alberto Fernández), que tiene más sentimientos positivos que negativos respecto del futuro y que este momento es el comienzo de una nueva etapa en la política, donde habrá entendimientos por sobre disputas. La gente sigue pidiendo el fin de la grieta”, evaluaron desde esa encuestadora.
En ese contexto, los referentes de Juntos por el Cambio se movieron con cautela, aunque algunos de los representantes del sector más duro cuestionaron los acercamientos. Pero las mayores críticas de la oposición se vieron motivadas por el caos que se produjo el viernes de la semana pasada cuando más de un millón de jubilados y beneficiarios de planes sociales concurrieron a los bancos para cobrar y pusieron en riesgo los esfuerzos para evitar los contagios.
Un capítulo aparte, por ahora, es el de Mauricio Macri, quien se movió a sabiendas de que el viento favorecía la jugada del presidente Fernández y que cualquier canto de batalla podría ser contraproducente cuando la consigna es “salvar vidas”. Por ello, el expresidente se limitó a pedir que se “acompañen las medidas que tomó el Gobierno” y, por lo bajo, mantuvo contactos con dirigentes de su espacio para hacer un seguimiento de la situación.
Fase II, el acercamiento a los intendentes
De nuevo, las amenazas que supone el coronavirus permitieron que el presidente Fernández profundice en los últimos día una segunda etapa en esa tarea de construcción del poder.
La extensión de la cuarentena, el refuerzo de los controles en los grandes centros urbanos (fundamentalmente en el área metropolitana bonaerense) y la necesidad de ampliar los controles para evitar aumentos abusivos de precios, le permitieron al Jefe de Estado intensificar sus contactos con los intendentes.
El Presidente acompañó con elogios el primer paso para acercarse a los jefes comunales de Juntos por el Cambio. "Como sociedad estamos haciendo las cosas bien. Los gobernadores están todos codo a codo peleando a la par de uno, con un compromiso enorme de todos y cada uno, lo mismo todos los intendentes”, dijo en declaraciones a la prensa.
Seguido, puso como ejemplo de ese trabajo mancomunado a los mandatarios a Rodríguez Larreta a Jorge Macri (Vicente López), a Néstor Grindetti (Lanús), a Diego Valenzuela (3 de Febrero), a Gustavo Posse (San Isidro) y a Guillermo Montenegro (Mar del Plata).
Mencionó a los principales jefes comunales de Juntos por el Cambio en el territorio bonaerense y resaltó: “Todos están codo a codo trabajando para sacar esto adelante, esta es la mejor Argentina”. En paralelo, el Presidente interrumpió el miércoles el aislamiento que cumple en la residencia de Olivos para visitar el hospital de campaña que construyó Grindetti.
Pero las experiencias internacionales frente a la debacle del coronavirus permiten vislumbrar que las oportunidades políticas afrontan riesgos inminentes. Los politólogos europeo opinan que los líderes del Viejo Continente que priorizaron el embate contra la pandemia gozan de un “respaldo prestado” de la sociedad y que todo dependerá del nivel de pérdidas que provoque el paso del virus. Y en el caso de la Argentina, el futuro inmediato se definirá además por el drama apremiante de la economía, aunque el Presidente Fernández asegura, que por ahora, eso “puede esperar”.