Donald Trump va por su reelección y ganar la de medio mandato, que se realiza en noviembre, es percibido por él como el inicio de su campaña para ello. La política económica que ha emprendido, al igual que la internacional, apuntan en esta dirección.
En este marco, ha bajado impuestos y aumentado el gasto. Esto implica incrementar el déficit, y cuando ello sucede en los EEUU se recurre a financiarlo aumentando la tasa de interés que paga su Bono del Tesoro.
A fines del año pasado, uno de los bancos de inversión más reconocidos difundió un informe, de acuerdo al cual los seis países del mundo más vulnerables a un aumento de la tasa de interés internacional eran Paquistán, Qatar, Arabia Saudita, Turquía, Egipto y Argentina.
El primero es una potencia nuclear con 180 millones de habitantes, el segundo una monarquía del Golfo enfrentada con Arabia Saudita, que es el tercero, una potencia regional decisiva además de ser un gran productor de petróleo. Turquía es una potencia emergente clave en el Oriente Medio y Egipto el país más grande del norte de África, y además estratégicamente relevante en el conflicto palestino-israelí.
Los cinco compartían con la Argentina el ser países que en poco tiempo habían aumentado mucho su nivel de endeudamiento.
El miércoles 25 de abril, la tasa del Bono del Tesoro a diez años llegó al 3% anual. Ese mismo día, el Banco Central de la República Argentina, vendió el récord de 1.500 millones de dólares en un solo día. En los siguientes, las ventas sumadas rondaron los 5.000 millones de dólares.
El problema ahora es que están previstos nuevos aumentos, en lo que resta del año y el próximo. De los seis países mencionados, Turquía y Argentina fueron los que más sufrieron desde dicho día.
Si bien esta crisis tiene origen externo, sus consecuencias internas, políticas y sociales son relevantes.
La imagen del gobierno en la opinión pública fue bajando significativamente. Perdió cerca de 10 puntos al comenzar el año por la reforma previsional y otro tanto con el aumento de tarifas. El riesgo es que ahora, con motivo de la crisis en torno al precio del dólar, la tasa de interés y la venta de reservas, no se produzca una nueva disminución.
La cuestión es que cuando se percibe una situación de tensión o crisis económica -y esto ha sucedido en los últimos días- todos los problemas se exacerban. El peronismo siente el cambio de situación y sin superar sus diferencias, converge en la Cámara de Diputados con un proyecto propio de tarifas que podría lograr mayoría; la CGT, cuyo sector "dialoguista" con el gobierno parecía iba a tomar la central obrera, en un rápido giro, cerró filas con el sector "duro" y juntos rechazaron la reforma laboral; los reclamos por la inseguridad se han hecho más intensos y son abucheados por esta causa un intendente del Pro y una intendente del PJ; las tensiones dentro de la coalición oficialista se han hecho más manifiestas; las diferencias internas dentro del equipo de gobierno son más marcadas.
Posiblemente, Macri enfrente su momento más difícil desde que llegó al poder en diciembre de 2015. Quizás tenga que revisar, tanto el enfoque económico como la organización de su gobierno.
Un año y medio atrás, la tasa de interés internacional era mucho más baja que ahora. Entonces, una estrategia que diera prioridad al endeudamiento externo parecía viable. Ahora, se ha hecho difícil y es posible que en el futuro lo sea aún más. Esta crisis es una evidencia de ello.
Políticamente, Macri durante su gestión ha ido concentrando el poder en el equipo de la Jefatura de Gabinete. Marcos Peña primero coordinaba el Gabinete, después pasó a conducirlo y ya ahora el jefe de Gabinete representa al Presidente en el ámbito internacional.
Pero la Argentina tiene una historia, una costumbre y una tradición, fuertemente presidencialistas. En los momentos difíciles, es con el Presidente con quien quieren hablar no sólo los dirigentes políticos y sociales sino también los agentes económicos.
Ello implica que para contener la crisis económica y gestar los acuerdos políticos que contribuyan a ello, será necesario un rol más activo y presente por parte del líder político, que es el Presidente.
Pero también se hace necesario ahora atender el frente social. El jefe de la Policía Bonaerense (Perroni), públicamente ha advertido que personas sin recursos están protagonizando hechos delictivos y que no podrá combatir con eficacia la droga y el delito si hay hambre.
Puesto en estos términos, es necesario advertir, que la suba del dólar de los últimos quince días generará un aumento de la inflación, en un país con la tasa de inflación más alta de América Latina, salvo Venezuela. El aumento de ella implica incremento de pobreza e indigencia.
Además, tasa de interés en 40% implica un freno a la economía y posibilidad de entrar en recesión.
A ello se suma la reducción del gasto público -incluyendo achicar la obra en infraestructura-, lo que traerá menos actividad económica también.
Esto hace necesario poner atención a la situación social, buscando anticiparse a los conflictos y encontrar la manera de contenerlos.
En conclusión, los próximos días dirán si las medidas adoptadas por el gobierno serán eficaces para contener la crisis, mientras tanto es necesario asumir que la evolución de la tasa de interés internacional será decisiva, que son necesarias acciones políticas que contengan y medidas sociales que neutralicen los costos en este ámbito.