Pulgas, fútbol y un guardia contagiado: cómo viven la cuarentena los rugbiers en la cárcel

El Servicio Penitenciario Bonaerense tiene un celo especial en la custodia de los responsables del crimen de Fernando Báez Sosa.

Pulgas, fútbol y un guardia contagiado: cómo viven la cuarentena los rugbiers en la cárcel
Pulgas, fútbol y un guardia contagiado: cómo viven la cuarentena los rugbiers en la cárcel

Hasta hace algunos diías, los rugbiers de Zárate tuvieron una íntima esperanza de obtener un fallo favorable a los planteos que su abogado hizo ante la Cámara de Dolores. Encontraron en los libros de derecho penal que leen en la alcaidía 3 de Melchor Romero algunos argumentos que, creían, podían estar de su lado. Fue una ilusión que levantó el ánimo del grupo alojado ahí desde el 14 de marzo. Sin embargo, su pedido fue rechazado y deberán continuar en el penal de Melchor Romero, donde cumplen la cuarentena.

En los días que llevan en ese penal que funciona en la periferia de la capital bonaerense, los jóvenes acusados de asesinar a golpes a Fernando Báez Sosa (19) en Villa Gesell habían superado la "fase uno" de la convivencia carcelaria: el hostigamiento de otros detenidos, que consideran unos "privilegiados" a "los pibitos" porque están casi solos en el pabellón 6, con capacidad para 25 internos y con seguridad preferencial. El Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) tiene un celo especial en la custodia de los responsables de un caso que conmovió a la opinión pública en la temporada del verano 2020.

Intercambios agresivos en las mínimas oportunidades que tuvieron contacto con pares dentro de la penitenciaría y los gritos desde las ventanas cuando aparecían en el patio del penal son actitudes que los replegaban, y atemorizaban. Una tarde decidieron dejar el recreo de tres horas al aire libre a solo diez minutos de comenzado porque no soportaron los insultos y las amenazas.

Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (19), Blas Cinalli (18), Enzo Comelli (20), Ayrton Viollaz (20), Luciano Pertossi (18), Matías Benicelli (20) y Lucas Pertossi (21) llegaron a la Unidad 3 de Romero pálidos, con prominentes ojeras y desalineados, después de casi dos meses recluidos en un aposento de cuatro metros por siete de la cárcel de Dolores.

Según detalló Clarín, en Romero, los ubicaron en cuatro calabozos. Parecía un reducto más amigable, hasta que uno de los muchachos percibió en su propia piel que en prisión todo puede ser siempre más severo. Una mañana despertó infestado por picaduras de pulgas. La sospecha es que esos parásitos se los trasmitió alguna rata que habita el penal. Las ronchas y las escoriaciones lo obligaron a pedir atención médica. Y a que sus padres le acercaran alguna crema para aliviar la picazón

A más de un mes de su llegada -que coincidió, además con el inicio del aislamiento obligatorio por la pandemia- los ex deportistas de Zárate recorren la segunda etapa del proceso de adaptación a la vida carcelaria. Intentan aprovechar al máximo las tres horas diarias que tienen para recreación. El permiso está de lunes a viernes, algún día de mañana, otro por la tarde. Hacen ejercicios, explotan esos momentos para charlar, practican algo de fútbol.

En las últimas horas, además, se conoció que un guardia de la cárcel dio positivo de Covid-19. Desde que el hombre de 46 años -suboficial mayor- presentó síntomas, el miércoles último,los 15 compañeros de la guardia fueron puestos en cuarentena, bajo el protocolo de aislamiento en sus domicilios por prevención.

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