Julio Mendoza (32), el único sospechoso que tiene la Justicia por el femicidio de quien fue su pareja, la empresaria Ivana Milio (46), muerta a golpes en su casa de San Martín, se entregó pasadas las 22 de ayer en la comisaría 12 de este departamento acompañado por su abogado.
Hasta ese momento había estado prófugo y luego de casi una decena de allanamientos sin éxito, los investigadores se dividían entre aquellos que especulaban con que tras abandonar el auto de la víctima, el sospechoso recibió ayuda en su fuga y quienes creían que se había estado moviendo "con lo puesto" y casi sin dinero, ya que su billetera fue encontrada en la escena del crimen.
Mendoza fue pareja de Ivana Milio durante el último año y convivieron los últimos dos meses en la casa de la mujer. "Se conocían desde hace un tiempo y convivían desde hace un par de meses", confirmó Cristian Milio, hermano de la víctima y su socio en la empresa familiar de servicios fúnebres Salvador Milio, la más importante dentro del rubro en la región, fundada en 1935.
"Lo único que pido es que se aclare. Yo no sé si él tuvo algo que ver pero esto se tiene que resolver, más que nada por los hijos de mi hermana", dijo Cristian Milio y completó: "No puedo decir que ellos tuviesen algún problema, mi hermana nunca me contó nada parecido. La verdad es que a él lo conocí poco, estuvimos dos o tres veces en alguna reunión y lo único que puedo comentar es que era rudo en el trato".
Ivana Milio vivía en la esquina de Pedro del Castillo y Guido Spano, en el límite del barrio Solares del Centro y a unas pocas cuadras del museo Las Bóvedas; una zona en las afueras de la ciudad que los vecinos describen como “tranquila”. La mujer tenía tres hijos de parejas distintas pero convivía solo con la menor, una adolescente de 13 años, que el domingo pasó buena parte del día a unas pocas casas, en lo de una amiga que cumplía años.
“Hasta las seis de la tarde no hubo nada extraño e incluso Ivana contestó algunos mensaje de Whatsapp; uno de ellos a una amiga que le preguntó cómo estaba y ella respondió con la foto de un vaso de fernet”, dijo uno de los investigadores.
Cerca de las 17.30, Julio Mendoza salió en su Peugeot 207: "Discutió por teléfono con su cuñado, el esposo de su hermana, y salió para reunirse con él", agregó la fuente y sobre este asunto, un vecino de la cuadra vio salir a Mendoza en su Peugeot 207 y a Ivana cerrar el portón. Un rato más tarde, el hombre volvió. Para los investigadores, Julio Mendoza tiene rasgos de persona violenta y actitudes extrañas. No hubo denuncias previas de maltrato por parte de la mujer, de quien todos coinciden tenía "un carácter fuerte, no era una mujer sumisa ni nada parecido".
A comienzos de octubre y en plena madrugada, una vecina vio a un hombre sentado en la acequia frente a la casa de Ivana: "Se me ocurrió salir con un palo y cuando le pregunté qué hacía allí, me dijo que era el novio de Ivana, que habían tenido una discusión y que no lo dejaba entrar". También se supo que en las últimas semanas, Mendoza discutió con un vecino del lugar y el asunto terminó a las trompadas: "Un vecino le recriminó que conducía rápido por el barrio y que tuviese cuidado por los niños, pero el asunto terminó a los golpes", dijo el fiscal Oscar Sívori.
Lo cierto es que cerca de las 20 del domingo, la hija de Ivana Milio volvió del cumpleaños pero su mamá no contestó a la puerta; suponiendo que habría salido un momento, la niña fue otra vez con sus amigas, pero un rato más tarde volvió por su casa y como su mamá seguía sin abrir la puerta, le pidió al vecino que la dejara cruzar por la medianera. "Apenas bajó al patio vio sangre en el piso del garaje y la niña no quiso seguir, llamó entonces por teléfono a su papá y a otro familiar. Así fue como avisaron al 911", contó Sívori.
Al cuerpo de Ivana lo encontró su ex pareja, el papá de la nena de 13 años que ingresó a la casa junto con la policía. "Estaba en el dormitorio, sobre la cama. Tenía muchos golpes, la mayoría de ellos en la cara e incluso le pegaron cerca de la frente con algo muy duro que le dejó una marca profunda", contó un investigador.
La casa era un completo desorden, con adornos y cosas por el piso, muebles y electrodomésticos rotos; también había manchas de sangre en distintos lugares: "Parecía un robo o una pelea grande por toda la casa", contó un vecino que entró como testigo a la vivienda. Otro dijo que en el patio de la casa había un bolso tirado con ropa de hombre desparramada.
En el garaje estaba el 207 de Mendoza pero faltaba el Ford Focus de la víctima, que el asesino usó para escapar. El homicida condujo hacia el este durante unos 20 km y abandonó el auto en calle Guajardo, a pocos metros de la ruta 50. Allí, un testigo vio bajar del Focus a un hombre, que tras poner llave se arrimó a un canal de riego donde se lavó las manos. Finalmente, se alejó del lugar caminando.
El auto fue abandonado en las inmediaciones de Ingeniero Giagnoni, un distrito que Julio Mendoza conoce porque tiene familiares y amigos; además vive por allí una ex novia, aunque todos los allanamientos realizados hasta el momento han dado negativo, entre ellos, el de la casa de sus padres en la calle Mariano Moreno.
Claves
El fiscal ha descartado el robo y el caso está caratulado como femicidio. Ivana Milio (46), empresaria de servicios fúnebres, fue muerta a golpes, algunos de puño y otros con un objeto más duro, tal vez la esquina de un televisor led.
Julio Mendoza (32) es soldador y empleado en una empresa de Palmira. Tiene una hija de unos cinco años, fruto de una relación anterior.
La casa estaba toda revuelta: "Como si hubiese ocurrido un robo brutal o una pelea muy grande", comentó un vecino, testigo durante el ingreso a la vivienda.
Los restos de Ivana Milio son velados en las salas de la empresa familiar, en Alem 121 y el acompañamiento hasta cementerio La Paz de los Olivos será hoy a las 10.
Los peritos levantaron huellas de todo tipo; también sangre de la víctima y otra con un perfil genético masculino.
La hora del crimen fue entre las 18, momento en el que mandó un mensaje de Whatsapp y las 20, cuando no contestó al primer llamado de su hija.
Los vecinos no escucharon nada raro en el horario en el que ocurrió el crimen, pero uno comentó que los perros de Ivana habían ladrado mucho.
El homicida se fue de la casa poniendo llave. Dejó marcas de sangre en el picaporte interno del portón. Escapó en el auto de la víctima que abandonó a 20 kilómetros, desde donde posiblemente siguió a pie.