Por ello, que la mujer necesita en este tiempo más contención emocional. Esto dicen los científicos biologistas.
¿Es por eso el estrés?
Por un momento creí que se trataba de una etapa difícil de cambios relativos a lo orgánico y hormonal pero sobre todo a lo emocional: un nuevo rol que asumir, nuevas rutinas que organizar y una personita muy pequeña e indefensa que nos mira y sabemos que depende de nosotras.
Para las mujeres de hoy, los cambios son más radicales. En general solemos tener otras responsabilidades y tareas, una vida cotidiana armada según otros intereses y prioridades que se ponen en juego, se cuestionan, se rompen y cuyo desafío es articular con la maternidad y la crianza de nuestros hijos.
Considerar que lo físico explica todo no solo es acotado sino injusto. Parecería que se trata solo de algo inevitable y que el tiempo o la medicación lo resuelve.
Si pensamos en un rol activo, con matices, decisiones que tomar, equilibrios que lograr, la cosa cambia.
Esa mujer y su pareja si la tiene, deben revisar la estructura lograda hasta el momento y encontrar las reglas para un buen trabajo en equipo y desde allí que nadie se sienta solo y desbordado.
Un bebé, un hijo, demanda de una manera sin medida y si no tomamos buenas decisiones y organizamos las cuestiones domésticas de una buena manera, podemos pasarla mal y el estrés llega para quedarse.
Como vemos no se trata de cambios orgánicos solamente sino de asumir nuevas responsabilidades, bajar el ideal que nos complica día a día, contar con ayuda y proponerse disfrutar de la vida que elegimos.
Fuente: Marisa Russomando es psicóloga especialista en Maternidad y Crianza y Directora de La Cigüeña