Las Doce Tribus es una famosa secta que nació en California, pero que llegó a la Argentina en 1999 en una zona boscosa de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires. Justo enfrente del convento de la hermana Aparicio, donde José López pretendió esconder bolsos con 9 millones de dólares.
Para Clarín, el periodista Gonzalo Sánchez siguió de cerca cómo funciona el predio comunitario, donde hay una estricta privacidad. Adentro de una gran cabaña octogonal hay familias, niños, niñas y vecinos. Convidan a los invitados un almíbar fresco que riega la algarabía extendida. Una seña clave de los integrantes de las Doce Tribus, que refleja su cordialidad extrema.
La vestimenta parece sacada de otra época. Como si fueran granjeros, los hombres visten jean holgado con la botamanga doblada hacia afuera, camisas a cuadros y vincha. Las mujeres parecen vírgenes católicas: están vestidas hasta los pies, túnica sobre la cabeza y la misma vincha por encima de la túnica. La idea de la ropa es que no haya insinuaciones "ni invitaciones al pecado".
Hay un ritual que desde temprano se repite cada viernes: el sabbat. Los miembros de la secta arman un círculo, se toman de las manos, saltan a un lado y otro. Se sientan en círculo, sacan sus biblias y leen fragmentos.
Jaír, un centroamericano que forma parte de la extraña comunidad, contó que cada uno asume su rol: los esposos como esposos, las esposas como esposas, los solteros en su lugar, los niños libres, corriendo entre limoneros, cobijados dentro de los límites del predio y fuera de todo sistema educativo formal; los ancianos ni líderes ni sabios. Sin vacunas (curan con propoleo y té), sin escuelas, sin televisión, sin Internet, pero muy pendientes del otro, en una cofradía de cariño edificada a base de renunciamientos.
El muchacho atiende el Yellow Deli, un restaurante que funciona como fachada del establecimiento de Las Doce Tribus. El local de fachada amarilla sólo cierra el séptimo día, el día que Dios, según predican los mozos de la comunidad, citando al Antiguo Testamento, vio todo lo que había creado, dijo que "era bueno" y finalmente descansó.
Curiosamente, Las Doce Tribus no figuran en el Registro Nacional de Cultos. Sus integrantes admiten que no son una religión y que carecen de doctrina. No hay sistema de creencias. Pero sí acumulación de símbolos y rituales: para los expertos, reúnen las características de una secta. Hay muy poca información sobre ellos en la web y algunas crónicas los dejan en un lugar polémico.
Lo cierto es que la secta recuerda a las vistas en películas como "The Wicker Man" (1973) o la recién estrenada "Midsommar" (2019). Por supuesto, sin los sacrificios.
¿Cómo es la historia de Las Doce Tribus? "Todo empezó hace treinta años cuando un pequeño grupo de personas abandonaba la cultura del mundo para vivir de una manera diferente… Por aquel entonces casi todos eran solteros… fue añadiéndose gente que entregaba su casa, negocios y granjas para que esta nueva vida fuera posible… Esta cultura se mantiene pura porque no permite que entre en ella nada extraño o sucio que pueda contaminarla… Nos dimos cuenta que todo lo que estábamos haciendo iba a resultar en vano si dejábamos que nuestros niños fueran influenciados por la corriente del mundo…y de ese modo nos íbamos diferenciando más y más del mundo…"