La Crema profundizó la crisis

Boca no encuentra el rumbo y sumó su segunda derrota en fila, al caer con Atlético Rafaela. Volvió a jugar mal y casi no tuvo chances para convertir. Horas decisivas para Bianchi. El conjunto de Burruchaga le ganó por primera vez al Xeneize y quedó a dos

La Crema profundizó la crisis

Siempre pasa algo. Negativo, claro. Una desconcentración defensiva, una genialidad rival, puede ser algún error arbitral, pero generalmente problemas propios.

Otra vez falló Boca, otra vez sufrió Bianchi quien, después del 1-0, miró su papelito para saber quién había perdido la marca esta vez (el Cata Díaz, para el que no lo vio).

Y si Angelici dejó en claro en la previa que no le temblaría el pulso para tomar alguna decisión con íconos como el Virrey o Riquelme, que aún no jugó en el año y se sigue recuperando, esta saga bien podría tener novedades, las que hubiera tenido con cualquier otro técnico en el fútbol argentino.

Porque más allá de otro mal resultado que lo deja con un punto sobre nueve y no en el último lugar porque Quilmes no sumó, lo que se ve es a un equipo desdibujado, que justamente lo que refleja es no ser un equipo.

Una caída más para sumar otro capítulo de terror a este ciclo, que viene acumulando perlas negras desde hace rato. Y ésta, como otras tantas, con un plantel que transmite cero fuego sagrado, cero rebeldía, cero reacción ante la adversidad. Boca parece ser ese equipo preferido que sufre bullying, con el que se la agarran todos.

Ya había zafado de dos centros en el primer tiempo pero en el tercero falló el Cata, la pelota dio en el hombro de Ledesma y a cobrar. Ojo que antes de eso tampoco se había visto a un equipo ambicioso, sino más bien tratando de atacar pero cuidándose, como conforme con el puntito. Con el 0-1, tuvo un tiro libre de Sánchez Miño, un zapatazo de Gigliotti, demasiado poco.

Cambiaron nombres pero la imagen fue parecida a la de los últimos tiempos. El pibe Acosta se la bancó y se hizo eje, aunque imposible pedirle que se ponga el equipo al hombro. Ni Sánchez Miño ni Gago (esta vez muy bajo) se animaron a ponerse ese traje. Riaño fue muy irregular y Gigliotti, cuando entró, no se pudo vestir de héroe ni salvador. Rafaela se sintió cómodo, con ese gol supo que había dado el salto que necesitaba contra un rival golpeadísimo.

¿Ya tocó fondo o se puede caer más abajo? Boca no levanta y sigue sin ganar en este 2014. Lo peor es que no merece más de lo que tiene. Cada día más raro ver a Bianchi así, padre de un equipo tan pobre y tan desconcertado, con tan poca actitud de la que se necesita para capear temporales. Ya quedó a ocho puntos del líder, al que recibe el domingo. No muestra ni vislumbra levantar. Y acá no hay Riquelme que te salve.

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