Se llamaba Gerardo Rivamar, le decían "El Flaco" y era muy conocido en la zona de la ruta 40 en Tunuyán. Había nacido el 23 de noviembre de 1971 y tenía 49 años. Un puntazo en el pecho producido con una navaja terminó con su vida en la noche del jueves pasado.
Rivamar fue atacado por al menos dos sujetos minutos antes de las 21 del jueves en el cruce de ruta 40 y Santilla, frente al barrio Unión, colindante al asentamiento Monasterio. De la pelea también participó su hermano de 48 años, quien también resultó herido. Ambos fueron trasladados al hospital Scaravelli, donde a las 23.30 "El Flaco" falleció.
El fallecido vivía en un barrio muy humilde y, para ingresar a su precaria vivienda, debía pasar por un callejón, que diariamente varios jóvenes del lugar se disputaban como propio. Todo comenzó y terminó por la disputa de quien mandaba en ese callejón.
“En el barrio unos pocos se sienten dueños de todo. Para pasar de un lugar a otro te piden cigarrillos o plata y, si no lo entregas, te pasa esto”, confío una vecina del lugar mientras mostraba una mancha de sangre en el piso, quien prefirió no dar su nombre por temor a represalias.
El barrio y el escenario del crimen
La calle es de tierra y hay mucho polvo. A 500 metros se observan los autos pasar por la ruta 40. Desde ese lugar y desde hacía años Rivamar caminaba por un pasillo hasta su casa. La muerte lo encontró en la esquina de la casa de su hermana.
"La calentura venía desde hacía tiempo. Mis dos cuñados ya estaban podridos de las amenazas de los hermanos (FS y FS)", contó Omar Fernández, cuñado de Rivamar. Y agregó: "Son dos hermanos los que atacaron a mis cuñados, uno tendrá 20 años y el otro 23, más no tienen. Pero había mucha calentura porque no lo dejaban pasar por el pasillo para llegar a la casa de mi cuñado".
Fernández detalló que uno de los sujetos "le largó primero a otro de mis cuñados un puntazo con la navaja y le cortó la mano". "Le han hecho varios puntos y después siguió discutiendo con mi otro cuñado (Gerardo) y le metió la navaja de unos 10 centímetros por el corazón y le tocó un pulmón. Salió mi esposa y le gritaba: '¿qué hiciste?'", añadió.
Fue el propio Fernández quien llamó al 911 y, como la ambulancia "se demoraba", cargó a Rivamar en su camioneta y lo llevó al Scaravelli. "Lo operaron pero a las dos horas murió", acotó el cuñado de la víctima.
El fiscal de la causa, Jorge Quiroga, prefirió mantener el silencio sobre la causa. Espera el resultado de la necropsia para imputar al único detenido por el momento, un joven de 23 años que fue capturado horas después del asesinato.
