Los curas pedófilos y la tendencia de la Iglesia a encubrir sus crímenes han generado la mayor crisis del papa Francisco en sus cinco años de pontificado.
En Estados Unidos, Alemania, Chile, Australia, España y otros países han salido a la luz escándalos de abusos sexuales, pero ¿qué pasa en Italia? En el país que rodea al Vaticano apenas se escucha nada al respecto.
¿Cómo es posible que una nación con 35.000 curas católicos, más que ningún otro país del mundo, no haya sido noticia por un caso de abusos sexuales que haya trascendido fronteras?
"Para mí se trata de una crisis global, (pero) no parece que sea una crisis italiana, por ahora", señala el alemán Matthias Katsch, miembro del grupo internacional Acabar con los Abusos de los Curas, una asociación internacional (ECA, por sus siglas en inglés).
A principios de mes, unas 30 víctimas de abusos sexuales protestaron cerca de la Basílica de San Pedro. Alessandro Battaglia, de 22 años, era uno de ellos.
Cuando tenía 15 años abusó de él el cura Mauro Galli, que el mes pasado fue condenado a seis años y cuatro meses de prisión. "Le confié mi vida, yo le hablaba de mis cosas, de las que no podía hablar con mis padres, con mis amigos. Y destruyó mi vida", contó Battaglia a dpa.
Ex "boy scout" y miembro activo de la comunidad religiosa a la que pertenecía a las afueras de Milán, Battaglia explicó que a raíz de aquel abuso intentó suicidarse varias veces y perdió dos años en la escuela, así como la fe.
Además señaló que su familia buscó llevar a los tribunales a Galli tras darse cuenta que las altas esferas de la Iglesia en las que en un principio confió para resolver el caso no mostraron disposición a actuar de forma efectiva.
Tras comunicar el caso de Galli al obispo local, el cura fue trasladado a una iglesia vecina. Pero en lugar de mantenerlo alejado de los niños, siguió dirigiendo clubes de juveniles religiosos, explicó Battaglia, quien está especialmente indignado con el papa Francisco, porque promovió a arzobispo de Milán a un prelado que trató con Gali: monseñor Mario Delpini.
El día de la protesta en Roma, el pontífice argentino inauguró un sínodo en Roma, una congregación de obispos, para debatir temas relacionados con los jóvenes, así como la protección de los menores.
Pero Battaglia y el resto de manifestantes, que llevaban camisetas en las que se leía "Violado a los 9 años" o "Rompe el código de silencio del Vaticano" no consiguieron trascender con su acción. La gente que se topó con la protesta siguió su camino y la policía les instó a que se alejaran del Vaticano, así que la acción apenas tuvo eco en los medios italianos.
"Rete l'Abuso" (Red el abuso), el grupo de víctimas que organizó la protesta, explicó que la Justicia italiana ha tratado unos 300 casos de curas y monjas señalados como abusadores y han impuesto de 150 a 170 condenas desde comienzos de siglo.
Cifras que conmueven
Una cifra similar de curas, unos 250, fueron señalados en la investigación en 2002 del diario Boston Globe sobre abusos sexuales que se encubrieron en Estados Unidos y que después fue relatado en la premiada película "Spotlight."
En Italia sin embargo prácticamente ningún caso pasa de ser una noticia local, ni siquiera llega a tener relevancia nacional.
"Nosotros nunca tendremos un caso tipo ''Spotlight', o al menos lo veo como (una posibilidad) muy, muy remota", dijo en Roma Francesco Zanardi, fundador de la asociación "Rete l'Abuso".
Para Emiliano Fittipaldi, un periodista que ha investigado y publicado dos libros sobre los escándalos en el Vaticano, la situación que se vive en Italia al respecto refleja el fracaso del papa Francisco a la hora de limpiar la iglesia. "No ha cambiado nada, al contrario, ha promovido a los obispos y cardenales encubridores", dijo.
Y en ese sentido Fittipaldi mencionó a los cardenales George Pell, Oscar Maradiaga, Francisco Errazuriz y Luis Ladaria, que en la actualidad desempeñan cargos de relevancia en el Vaticano y afrontan acusaciones de abuso o de encubrimiento de abusos.
Algunas voces señalan además a la Iglesia católica italiana, como es el caso de Hans Zollner, el cura alemán y experto en protección infantil de la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma.
"Italia todavía no se ha enfrentado a la verdad sobre el abuso sexual y la explotación de poder en el pasado", dijo Zollner en agosto pasado.
En una entrevista posterior, Zollner comentó que sospechaba que no sólo la Iglesia italiana sino la sociedad italiana en su conjunto estaba negando los casos de abusos sexuales.
Poco eco del #MeToo
Y como muestra de ello Zollner señaló que el Movimiento #MeToo apenas tuvo eco en Italia, una nación que ya mostró su indulgencia con el primer ministro Silvio Berlusconi, que fue llevado a juicio por mantener relaciones sexuales con una menor y con dinero de por medio. Berlusconi fue absuelto por falta de pruebas y sigue activo en política.
"Si queremos hablar de la situación en la Iglesia (italiana), deberíamos observar también la situación de la sociedad en su conjunto, donde un ex jefe de Gobierno ha sido acusado de abuso de menores", señaló Zollner.
En una admisión implícita de la situación, la Conferencia Episcopal Italiana asegura estar trabajando para reforzar las directrices contra el abuso a menores y poner un mayor énfasis en la prevención.
No obstante, es poco probable que los obispos italianos vayan a publicar datos sobre abusos en el pasado o introducir la obligatoriedad de denunciar ante la Justicia a curas que han sido acusados de cometer abusos, tal como piden las asociaciones antiabusos.
Y, entretanto, los políticos apenas prestan atención al problema. Giuseppe "Pippo" Civati, un diputado de izquierda, indicó que el año pasado presentó una moción para instar al Gobierno a presionar al Vaticano sobre las denuncias. Pero "nadie nos apoyó", dijo.
"Tarde o temprano estallará un escándalo", aseguró el periodista Fittipaldi. "Es difícil que una herida se cure si no la limpias antes", añadió.