Creció escuchando música y hoy cumple un sueño en Suiza

Licenciada en Flauta Traversa, se mudó a ese país en 2012 para realizar una maestría y seguir perfeccionándose en una de las mecas de su instrumento. El recuerdo de su hogar lleno de discos.

Creció escuchando música y hoy cumple un sueño en Suiza
Creció escuchando música y hoy cumple un sueño en Suiza

Tan apasionada por la música se muestra Ana Laura Domínguez (25) que cuando contesta las preguntas enviadas por Los Andes, reconoce que podría completar infinitas páginas con su experiencia.

“Me pedís hablar de esto y no paro más, jaja”, escribe. La joven licenciada en Flauta Traversa de la UNCuyo se mudó a Zurich, Suiza, en 2012, para cumplir su gran sueño: continuar su formación académica en Europa. En junio de este año terminó su primera maestría y en setiembre comenzó la segunda, por lo que se quedará por lo menos dos años más en tierras helvéticas.

“En mi casa siempre se escuchaba música. Mi papá tenía una colección grande de discos de tango, música clásica, etc. En sus ratos libres se sentaba frente al equipo de música y seleccionaba piezas de diferentes discos.

A veces yo pasaba y me pedía que lo acompañara”, relata la mendocina que vivió desde chica en Godoy Cruz. Esta inevitable influencia la llevó a comenzar a los 7 años con clases de flauta dulce en la escuela artística Julián Aguirre de ese departamento.

En el año 2000 entró en la Escuela Niños Cantores de Mendoza. “La primera vez que pisé la escuela vi un piano de cola en el hall y una partitura gigante en la pared.

Con eso me bastó para darme cuenta que ése era mi lugar, así que le dije a mi mamá que me cambiara de escuela lo antes posible. A la semana siguiente ya era alumna”, recordó con cierto dejo de nostalgia. Allí comenzó sus estudios de flauta traversa con Samira Musri, con quien se siguió formando durante toda la secundaria.

Como parte de su crecimiento musical, Ana Laura también participó del Coro de Niños Cantores. “Fue una experiencia muy gratificante. Los conciertos con el coro fueron sin duda donde más temprano pude rastrear lo movilizante que me resulta interpretar música. Había mucha comunicación en lo musical y se trabajaba con mucho profesionalismo”, destaca.

En 2007 ingresó en la Cátedra de Flauta de la Escuela Superior de Música (UNCuyo), donde estudió con los maestros Lars Nilsson y Beatriz Plana: “Mi paso por la escuela me facilitó mucho el camino en la facultad. Ya tenía un panorama bastante claro de todo lo que iba a desarrollar en profundidad si seguía la carrera de música”.


Perfeccionarse en Europa
Desde los 16 años Ana Laura ya sabía que quería dedicarse a la música a nivel profesional, por lo que uno de sus sueños era estudiar en Europa. "Así que cuando terminé la carrera hablé con mis profesores y mi familia; como me dieron su apoyo empecé a buscar información", narra.

En marzo de 2012 viajó por primera vez a Suiza para hacer las audiciones de ingreso a la universidad y el 8 de junio de ese año le llegó la noticia más esperada: “Recibí un mail con la confirmación de la escuela de Zurich (Zürcher Hochschule der Künste)”.

Así fue como en setiembre de 2012 se instaló en la ciudad más poblada de ese país europeo para comenzar las clases. “En junio de 2014 terminé mi primera maestría en interpretación con el flautista suizo Philippe Racine, un excelente músico y otro gran maestro”, contó. Durante el cursado trabajó en detalle la interpretación de diferentes estilos musicales.

“Por ejemplo con qué criterios interpretar una obra del barroco, clasicismo, romanticismo, etc. Contextualizar la obra en un marco histórico, hacer comparaciones, pensar la obra desde diferentes puntos, es como tratar de descubrir la identidad de cada pieza que se estudia e intentar captar lo que el compositor quiso transmitir y después lograr llevar ese mensaje al público y que quede también tu sello personal”, explicó.

Según comentó, la idea de la maestría es que los alumnos se conviertan en profesionales de la música en todos los aspectos: “Además de tocar, implica la buena organización de un concierto, elegir un programa con cierto criterio, cuidar los tiempos, hacer buenos ensayos, escribir las notas del programa; en definitiva cuidar todos los detalles”, precisó.

Lo que más disfrutó del cursado fue el estimulante ambiente de la escuela. “El ritmo de trabajo fue muy exigente y había muchísimo por aprender. El universo de la música es gigante, te dan ganas de querer aprender más y más”, afirmó mientras reparó en un punto: “Todo el cursado se desarrolló en alemán por lo que tuve que estudiar mucho por ahí también”.


Seguir formándose
Lejos de conformarse con el primer título obtenido, Ana Laura decidió quedarse para continuar su formación. "En mayo aprobé el examen de ingreso para una segunda maestría en Pedagogía, así que es una enorme felicidad poder seguir mis estudios en la misma escuela", expuso.

Feliz por haber podido cumplir su sueño, agradeció a su familia por el apoyo incondicional y a diferentes fundaciones suizas por el apoyo económico.

“Esas organizaciones posibilitan que hoy pueda estar estudiando en Zurich”, explicó. Por otra parte, recordó a todos los músicos mendocinos que la impulsaron a seguir creciendo: “Especialmente Juana Mauro, Samira Musri, Beatriz Plana y Lars Nilsson. Para mí son personas muy valiosas además de ser los pilares de mi formación académica. A ellos les debo mucho”.

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