Crecen las reservas nucleares de Irán

El dato, divulgado ayer, complica las negociaciones impulsadas por el presidente de EEUU para que Teherán reduzca su provisión de uranio a un nivel que le impida fabricar la bomba atómica.

Crecen las reservas nucleares de Irán
Crecen las reservas nucleares de Irán

Apenas un mes antes de una fecha límite para completar un acuerdo nuclear con Irán, inspectores internacionales han informado que las reservas de combustible nuclear de Teherán aumentaron un 20 por ciento en los últimos 18 meses de negociaciones, socavando en parte la afirmación del gobierno del presidente Barack Obama de que el programa iraní había sido “congelado” durante ese período.

Pero funcionarios y expertos occidentales no pueden determinar con precisión por qué. Una posibilidad es que Irán se haya topado con problemas técnicos que le hayan impedido convertir parte de su uranio enriquecido en varillas de combustible para reactores, lo cual haría al material esencialmente inutilizable para armas. Otra es que esté incrementando sus reservas para tener una ventaja si las negociaciones fracasan.

El grado al cual han aumentado las reservas de Irán fue documentado en un informe emitido el viernes por la Agencia Internacional de Energía Atómica, la organización de Naciones Unidas que monitorea el cumplimiento de los tratados nucleares.

Los inspectores de la agencia, que han tenido acceso casi diario a la mayoría de las instalaciones de producción nuclear de Irán, reportaron no haber encontrado evidencia de que Irán estuviera acelerando hacia un arma nuclear, y dijeron que Teherán había suspendido las labores en las instalaciones que podían haberle dado capacidades para la fabricación de una bomba.

El aumento general en las reservas de Irán representa un importante desafío diplomático y político para el presidente Obama y el secretario de Estado John Perry, quien regresó a Estados Unidos desde Ginebra el lunes pasado para atenderse de una pierna que se fracturó en un accidente de bicicleta, en el momento en que inician un esfuerzo de 30 días para tratar de completar un acuerdo antes de finales de junio.

En esencia, el gobierno estadounidense tendrá que convencer al Congreso y a los aliados de Estados Unidos de que Irán reducirá sus reservas en 96 por ciento en cuestión de meses antes de que se firme un acuerdo, aun cuando continúa produciendo material nuevo y ha demostrado poco éxito en reducir sus reservas actuales.

“Desde la perspectiva de Estados Unidos, es obviamente menos que ideal”, dijo Richard M. Nephew, un especialista en Irán de la Universidad de Columbia, quien trabajó en la Casa Blanca y el Departamento de Estado.

Nephew dijo que las ampliadas reservas no condenaban al fracaso al acuerdo porque Irán podía encontrar una manera de solucionar el problema, especialmente si se le ofrecía una relajación de las sanciones.

Un elemento importante del próximo acuerdo permite a Irán mantener unas reservas de sólo 300 kilos de combustible nuclear, menos de lo que se necesitaría para hacer una sola arma.

Eso significa que Irán, que insiste en que su programa nuclear es para propósitos civiles, tendría que deshacerse de más de 9 toneladas de su reservas en cuestión de meses. Una solución fácil sería sacar el combustible del país, pero ese es un tema políticamente cargado para los iraníes; y el cual su subnegociador, Abbas Aracqchi, descartó en marzo.

“Está fuera de discusión enviar las reservas al extranjero”, dijo Araqchi en ese entonces. Una declaración del Departamento de Estado divulgada pocos días después y que delineaba el acuerdo preliminar alcanzado en una sesión maratónica en Lausana, Suiza, no mencionaba para nada la cuestión de cómo se realizaría la reducción.

Funcionarios del gobierno estadounidense no dijeron nada públicamente sobre el reporte de la agencia de energía atómica. Pero varios funcionarios, hablando a condición del anonimato, afirmaron que los iraníes comprendían que bajo un acuerdo final estarían comprometidos a renunciar a casi todo su combustible y mantener unas reservas pequeñas por 15 años.

“¿Cómo van a hacerlo?”, dijo recientemente un alto funcionario estadounidense cuando se le preguntó sobre las negociaciones, cuyos detalles Kerry y su equipo están tratando de mantener confidenciales. “No estamos seguros. Es su problema, no nuestro. Pero es un problema”.

Sin embargo, funcionarios dicen que esperan que la reducción radical de las reservas de Irán ocurra en los primeros meses de cualquier acuerdo, ya sea enviándolas fuera del país o cambiándolas a una forma que volviera imposible enriquecerlas y usarlas como arma.

Kerry se reunió con su contraparte iraní, Mohammad Javad Zarif, en Ginebra el sábado para discutir cómo se destruirían las reservas, así como otros impedimentos para un acuerdo final.

A Kerry se le unió en las conversaciones el secretario de Energía, Ernest J. Moniz, quien tendrá que certificar ante el Congreso que el acuerdo asegura que Irán permanecerá al menos un año lejos de poder producir combustible de bomba suficiente para crear un arma en la próxima década.

Sin embargo, otros elementos del programa de Irán han sido congelados o reducidos. Se ha frenado la construcción de un reactor de plutonio importante, y está en marcha un rediseño para hacerlo menos amenazador. Y aunque Irán ha instalado unas 20.000 centrifugadoras en sus plantas de enriquecimiento, aproximadamente la mitad están inactivas.

Del combustible que más le preocupa a Estados Unidos -porque fue enriquecido a un nivel a corta distancia del grado de bomba-, la mitad ha sido diluido y el resto está siendo convertido en combustible para reactores.

Hay pocas dudas de que en ausencia del acuerdo provisional, llamado “Plan Conjunto de Acción”, Irán habría hecho incluso mayores avances. Pero las cifras publicadas ayer por la agencia de energía atómica demuestran que Irán ha seguido enriqueciendo uranio agresivamente, aun cuando sabía que no estaba cumpliendo sus metas de convertir sus reservas en varillas para reactores.

Obama debe decidir cuándo levantar las más duras de las sanciones contra Irán. Si levanta las sanciones, incluso parcialmente, antes de que Irán destruya o envíe fuera todo su uranio salvo la última pequeña cantidad, podría perder influencia para garantizar que Irán cumplirá con el resto de sus promesas.

Por otro lado, si se espera demasiado se corre el riesgo de echar atrás un acuerdo, especialmente si los iraníes comunes no ven beneficios económicos gracias a la cooperación.

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