Los "hermanos" están bastante molestos uno con otro durante los Juegos Olímpicos y eso se está notando tanto, que incluso los organizadores de Río de Janeiro 2016 han querido intervenir para pedir una "tregua olímpica".
Los hermanos, claro, son Brasil y Argentina, los dos gigantes sudamericanos, potencias deportivas del subcontinente y enormes rivales históricos, no sólo en el fútbol. Sus cara a cara han dejado recuerdos imborrables como el día en que la "albiceleste" sacó a una "canarinha" muy superior del Mundial de fútbol Italia 1990 con gol de Claudio Caniggia, pero también se ha trasladado a calles y tribunas, con resultados menos elogiados.
En Río eso se está notando en el arranque de los primeros Juegos Sudamericanos. Dos hinchas, uno con la camiseta brasileña y el otro con la argentina, se pelearon el lunes a golpes en la tribuna de la cancha central del complejo de tenis del Parque Olímpico en Barra da Tijuca, en el oeste de Río.
"Expúlsenlo, expúlsenlo", gritaba apuntando al visitante del sur un enardecido público carioca, en un escenario, el tenis, que no suele levantar normalmente ese tipo de pasiones.
Pero durante todo el partido entre Juan Martín del Potro y el portugués Joao Sousa, festejado como propio por los locales, los fans brasileños y argentinos intercambiaron afrentas e insultos.
"Ojalá que esto no vuelva a suceder", pedía Del Potro tras derrotar a Sousa. "Tendría que haber paz entre Brasil y Argentina, esto no es fútbol", agregó.
A "agresiones" propias del balompié atribuyó también la Confederación Argentina de Básquetbol los cánticos ofensivos contra Brasil que se oyeron durante el partido entre sus estrellas y Nigeria en el debut argentino en la Arena Carioca de Río.
Los propios jugadores argentinos se mostraron luego críticos con su hinchada por los insultos contra los brasileños. "Hay cantos que sinceramente no están en el lugar que tienen que estar", lamentó el alero Andrés Nocioni. "Me parece una tontería cantar contra un equipo que ni siquiera está en la cancha", terció el capitán, Luis Scola.
Y también el astro Emanuel Ginóbili fue claro: "Preferiría no escuchar los cánticos en contra de Brasil, sino a favor nuestro. Eso es algo muy futbolero, que realmente no aprecio".
Lo cierto es que los rivales de Argentina en los Juegos están encontrándose, quizá de forma inesperada, con el estrunduoso respaldo de los fans brasileños, menos interesados en que ganen ellos, probablemente, que en que pierdan los "irmãos" argentinos.
En el Argentina-Argelia de fútbol del domingo el público carioca se puso a cantar incluso "Chile, Chile", apoyando al ausente equipo que le ganó a la "albiceleste" las dos últimas finales de Copa América.
Muchos en Brasil atribuyen ahora el aumento de las tensiones al que fue posiblemente el cántico más popular del Mundial de fútbol 2014, el "Decime que se siente" de los hinchas argentinos, entonado día tras día por cientos de gargantas enardecidas en Río y otras ciudades, y que recordaba el gol de Caniggia y aseguraba con burlas a los brasileños que tenían en casa "a su papá" deportivo.
El canto, convertido prácticamente en el "himno" de la hinchada argentina, causó entonces mucho malestar en el país anfitrión. "Díganme que sientes ustedes, ¡hermanos!", llegó incluso a titular el diario deportivo brasileño "Lance!" en su web el día en que la "Albiceleste" perdió la final ante Alemania.
Por ese tipo de antecendentes es que otros deportes buscan ahora distanciarse del fútbol en Río. "Podemos repetir la fiesta vivida anoche sin caer en agresiones futboleras que nada tienen que ver con nuestro deporte y nuestros valores", pedía en Twitter la Federación Argentina de Básquetbol.
Los organizadores de Río 2016, por su parte, apelaban un rato después de la trifulca en la cancha de tenis al espíritu olímpico para intentar mantener la fiesta en paz: "La rivalidad sólo existe dentro de la cancha. En las tribunas, los Juegos son de unión y amistad", escribió Río 2016 en Twitter, llamando a la "tregua olímpica".
Unos fans de ambos países ya se hacían eco del llamado el lunes por la noche y se sacaron juntos una foto delante del Parque Olímpico en Barra da Tijuca, al final de una intensa jornada de competiciones. "¡Países hermanos!", recordaba un hincha brasileño.
Tampoco en el primer "clásico sudamericano" entre equipos disputado en Río, el Brasil-Argentina del vóleibol femenino, hubo incidentes en la noche del lunes, aunque es posible que se debiese a la clara superioridad de las locales. El próximo test está previsto para el sábado, cuando los dos países choquen en baloncesto. Un encuentro en el que podrían saltar chispas, y no sólo en la cancha.
