Después de una noche de protestas opositoras y cuestionamientos al recuento electoral, el Tribunal Superior Electoral de Bolivia reanudó ayer el escrutinio oficial e informó que, con el 92,89% escrutado, el presidente Evo Morales obtenía un 45,85% de los votos y su principal rival, el exmandatario Carlos Mesa, un 37,7%, lo que dejaba al oficialismo a sólo 1,85 punto porcentual de ganar en primera vuelta.
"Somos los más interesados en que se contabilicen todos los votos", dijo el canciller boliviano, Diego Pary, y agregó que el gobierno aceptará "sea cual sea" el resultado final, luego de recibir junto al presidente Morales a diplomáticos y observadores electorales, y garantizarles que no hubo irregularidades en el escrutinio, como denuncia la oposición.
Poco después, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), María Eugenia Choque, también desmintió las denuncias opositoras y los cuestionamientos de organizaciones internacionales.
"¿Cómo pueden decir que es un proceso de fraude? Falta poco para concluir, a pesar de todas las dificultades", prometió Choque, según el diario local El Deber.
Mientras el escrutinio definitivo avanzaba lentamente –la suma total de votos en Bolivia y en el exterior–, la crisis poselectoral se profundizaba: por un lado, la Central Obrera Boliviana (COB) se declaró en estado de emergencia y convocó a una manifestación para hoy en el centro de La Paz para defender “la victoria en primera vuelta” del presidente Morales; y por el otro lado, el opositor Comité Cívico pro Santa Cruz inició un paro por tiempo indefinido.
Controversias
El domingo a la noche, cuando aún faltaba terminar el conteo rápido y pese a que las autoridades electorales habían frenado este primer recuento y aún faltaban contar los votos de zonas rurales y bastiones del oficialismo, Mesa salió a celebrar los resultados parciales del conteo rápido y su lugar en el futuro balotaje presidencial.
La tensión escaló al día siguiente cuando se publicaron los resultados finales del conteo rápido con poco más del 95% escrutado y Morales obtuvo más del 40% de los votos y una diferencia de 10 puntos porcentuales con Mesa, lo necesario para ganar en primera vuelta.
Desde el oficialismo y sectores aliados festejaron de inmediato las cifras como una victoria oficial, pese a que el escrutinio definitivo –el único con valor legal– avanzaba lento y tenía un porcentaje escrutado minoritario.
En medio de un clima de polarización política y con una oposición que varias veces advirtió sobre la posibilidad de un fraude electoral en el último tramo de la campaña, la confusión se convirtió rápidamente en denuncias, protestas callejeras y anuncios de medidas de fuerza.
Militantes de Comunidad Ciudadana, la fuerza de Mesa, organizaron vigilias y protestas en La Paz y otras seis capitales departamentales.
En La Paz, los enfrentamientos con la policía y la represión fueron tan fuertes que el Tribunal Electoral Departamental decidió suspender el escrutinio.
Recién ayer el escrutinio se reanudó en todo el país, pero pese a su avance, tanto el sector que apoya a Morales como el que respalda a Mesa ya anunciaron medidas de protestas.