El sector de tomate para industria es fuerte y quiere competir pero la falta de financiamiento atenta contra su desarrollo. En los últimos años se desmoronó un sistema de anticipo de dinero entre privados y ahora el sector espera con ansias que se destrabe el dinero de Fondagro.
Mientras tanto, los productores corren peligro de caer en crisis, ya que contar con recursos para la compra de plantines e insumos básicos es clave para la lanzar la temporada.
Sin financiamiento
Como todas las industrias de la zona cuyana, para arrancar la temporada el sector del tomate necesita contar con el 60% del capital de trabajo. Son unos $ 60 mil por hectárea, dinero que termina condicionando el potencial hortícola con el que cuentan Mendoza y San Juan.
Fabián Malatini, productor en la zona norte de Maipú (Mendoza), explicó que durante mucho tiempo fueron los industriales los que brindaban un adelanto que luego se descontaba, según las condiciones acordadas, tras la entrega del producto, pero advirtió que "en el último tiempo ese sistema entre privados se ha ido deteriorando".
Ante esa situación, los productores necesitan una segunda alternativa. Guillermo San Martín, gerente de la Asociación Tomate 2000, aseguró que el sector tiene todas las condiciones dadas para despegar, pero requiere de un empujón, principalmente con financiamiento.
En ese sentido, destacó que están a la espera de que se destrabe el dinero de Fondagro.
“Fondagro Tomate de Industria es una línea de crédito para capital de trabajo que tiene por objetivo financiar al productor para que pueda aplicar el 100% del paquete tecnológico que propone el INTA. En total se ha solicitado unos $ 60.000 por hectárea (60 % del capital de trabajo) y la demanda global para capital de trabajo sería de 113 millones de pesos para todos los productores asociados a Tomate 2000”, cuenta San Martín.
“Para garantizar la devolución del crédito de los contratos de compra-venta celebrados entre productor e industria. Las industrias actuarán como agente de retención y los fondos serán administrados por la Asociación”, comentó San Martín.
Industria en desarrollo
Según datos provistos desde el INTA La Consulta, el año pasado en Argentina, se cultivaron unas 6.200 hectáreas de tomate para industria. Esto se tradujo en unas 488 mil toneladas de producto que fueron a parar a salsa de tomate, tomate cubeteado, entero y mitades, entre otros productos que se pueden encontrar en las góndolas de cualquier supermercado. Sin embargo, Argentina importa un 35% de tomate que consume, porque la producción local no alcanza a abastecer el mercado doméstico.
“Para esta temporada estimamos que se sumarán más hectáreas con tomate para industria, por lo que a nivel nacional, se alcanzará las 6.600 hectáreas, que nos darán algo más de 550 mil toneladas. Con ese número podríamos estar frente a una cosecha récord e histórica para el sector”, estimó Cosme Argerich, Investigador del INTA en Mendoza y asesor técnico de la Asociación Tomate 2000.
Es que el sector, al cual le ha costado tecnificarse, tiene su propio esquema de asociatividad, de inclusión público - privado e interprovincial, formando un solo frente entre productores, viveros y procesadores, principalmente de Mendoza - San Juan. El objetivo: lograr la competitividad del sector con una mejora de producción primaria, principalmente con los rendimientos.
Este clúster se da en el contexto de las dos provincias productoras más importantes del país, ya que entre San Juan y Mendoza se concentra el 70% de la producción total.
Fabián Malatini, por su parte, estima que una vez pasado el punto de equilibrio de 70 a 75 toneladas por hectárea, el resto puede ser ganancia.
“El tema es llegar a esa meta, porque si cae granizo o hay problemas con el agua, la situación se complica”, cuenta el productor. Para poder trabajar relativamente tranquilo, Malatini reconoce que la mayoría de los productores tienen cuatro cultivos diferentes, entre hortalizas de invierno y verano, lo que muchas veces también se complementa con montes frutales.