Dentro de un proceso recesivo y con caída de los niveles de empleo, el sector de economía del conocimiento es el único que sigue registrando un nivel de actividad creciente y, además, no sólo crece en niveles de empleo sino que está tomando personal calificado en forma permanente porque la cantidad de personas capacitadas es escasa.
Informaciones oficiales del Gobierno de Mendoza revelaron que las exportaciones del sector alcanzaron, en 2018, U$S 167 millones, lo que representó un 11% de las ventas externas de la provincia.
Las 420 empresas que operan en Mendoza emplean a alrededor de 114.000 trabajadores pero, a fin de 2019, había 5.000 puestos vacantes.
Este sector fue creciendo en forma silenciosa pero muy sólida, y la conformación del Polo TIC facilitó la concentración de mucha de ellas y, además, estimuló la llegada de empresas globales que se instalaron para aprovechar el talento local.
Es importante porque el sector comprende varias actividades, que incluyen informática, sector audiovisual, servicios culturales y recreativos y los de salud y educación.
Mendoza todavía tiene pendiente la posibilidad de desarrollar empresas que se especialicen en robótica y en nanotecnología, aunque algunas empresas ya actúan como proveedores de empresas del exterior.
No obstante, el crecimiento es muy importante y va mostrando algo muy valioso en estos tiempos: no es posible producir conocimientos sin un capital humano creativo y formado que aplique su talento y en Mendoza el mismo está disponible, en algunos casos por la educación formal y, en otros casos, por talentos de emprendedores que se formaron en el sistema no formal.
Este presente es muy promisorio y obliga a una revisión de la conexión entre el sistema educativo y el sistema laboral. La estimulación temprana de la creatividad en los más chicos resulta muy positiva ya que se puede guiar adecuadamente la curiosidad y deseos de búsqueda normal de los niños y adolescentes.
Más allá de la producción hay que tener en cuenta a empresas que incorporan el uso de tecnologías y requieren de personal formado y muchas veces no lo encuentran, en cuyo caso hay que aportar mecanismos que permitan la capacitación de trabajadores que aún no dominan estas habilidades para que puedan mantenerse insertos en el sistema o, incluso, puedan aspirar a crecer.
Pero todo este desarrollo comienza a mostrar fisuras por carencias de infraestructura, y una de las más importantes es la referida a la conectividad.
Los tendidos de redes de fibra óptica son limitados a ciertas áreas geográficas y ninguna empresa ofrece en Mendoza velocidades superiores a 50 Mb, cuando en Buenos Aires hay ofertas que alcanzan hasta 300 Mb.
Éste es un problema serio porque afecta la competitividad de los desarrolladores locales y de las empresas ya que la menor velocidad implica problemas de conectividad.
Ésta no solo está referida a la velocidad sino a la estabilidad de las prestaciones y hoy se registran problemas incluso en muchas empresas y escuelas provinciales.
Sería importante que el gobierno provincial pudiera intervenir ante el organismo nacional que otorga las licencias para la prestación de este servicio a efectos de puedan mejorar los niveles de prestaciones así como a una ampliación de las áreas atendidas por el mismo.
Las empresas del sector están alertas porque el Gobierno nacional decidió dejar sin efecto la Ley de Economía del Conocimiento, que había sido consensuada con el sector y fue aprobada por unanimidad de ambas Cámaras del Congreso.
Están en juego beneficios impositivos que sólo alcanzarían a las pymes y perjudicarían a los que nacieron como tales pero fueron creciendo.
Sería un suicidio que las políticas oficiales se pongan en contra de uno de los sectores más dinámicos de la economía nacional.