El estacionamiento en las calles de la ciudad de San Martín es un negocio redondo que genera decenas de miles de pesos.
Aunque parte de ese dinero corre por carriles formales, con una red de arterias reguladas por el municipio y atendidas por tarjeteros identificados, existe al mismo tiempo un sistema informal, dominado por medio centenar de “trapitos” que se mueven entre los autos sin ningún control y con tarifa propia.
“Los trapitos cobran según la cara del cliente, la zona y el horario y no arreglar con ellos implica exponer el vehículo a los daños”, admite un policía de la comisaría 12, acostumbrado a llevarlos demorados por unas horas: “Los trapitos son un problema. Se pelean entre ellos y con los tarjeteros, amenazan a la gente, algunos son dateros de delincuentes y tienen copadas zonas completas, como ocurre en la plaza San Martín, pero la policía no puede sacarlos de las calles definitivamente porque no tenemos una herramienta legal”.
Aunque no hay cifras oficiales sobre la presencia de trapitos en San Martín, el municipio y la comisaría coinciden en que hoy son medio centenar de personas, el doble de los que había hace un par de años y todos, más allá de que trabajen en grupos o se muevan solitarios, tienen un rasgo común: desprecian la oferta de la comuna de integrar el equipo municipal de tarjeteros.
“No les conviene: manejan un negocio con tarifas propias y sin horarios; durante la noche abarcan todo el microcentro y también calles que no entran en el estacionamiento medido y a eso, hay que sumarle el lavado de autos en la vía pública que es otro gran negocio”, sostienen desde la oposición, que pide imponer reglas a los trapitos y crear un registro que transparente su actividad.
El estacionamiento medido en San Martín arrancó en 2012 y desde entonces creció en cantidad de cuadras, sumó espacios para discapacitados y también fue y volvió entre una administración estatal y el manejo privado.
Hoy, está nuevamente en manos de la comuna y el cobro queda a cargo de unos 40 tarjeteros que van a porcentaje. “El estacionamiento medido es un programa social, que apunta a dar trabajo a jóvenes que no consiguen otra cosa.
Ellos se llevan el 55% de la recaudación y la comuna les paga además el monotributo, los Ingresos Brutos y un seguro por accidentes”, explica Oscar González, secretario de Gobierno, aunque admite que la tarea del tarjetero suele verse complicada por el conflicto que en ciertos horarios y zonas surge con los trapitos, que buscan manejar el negocio.
A cuatro pesos la media hora, el estacionamiento pago funciona de lunes a viernes de 8 a 13 y de 16 a 21, aunque el horario cercano al cierre es difícil de controlar, porque comienzan a copar la zona los trapitos: “Yo trabajo hasta las 20. Prefiero perder unos pesos, pero irme tranquilo”, cuenta uno de los 40 tarjeteros que tiene la comuna, desde donde les aconsejan no discutir y avisar a la comisaría si el asunto se pone denso.
A partir de ese horario cobran los trapitos, sin boletas ni tarifa oficial y extienden el manejo del estacionamiento a calles que no están dentro del sistema de estacionamiento municipal: “En la noche los trapitos ponen la tarifa y, según la cara, te pueden cobrar 20, 30 ó 50 pesos”, agrega la fuente de la comisaría y va más allá: “Algunos son dateros de los delincuentes que se dedican al robo de autos. Tienen todo el tiempo para mirar autos y por el dato de un vehículo fácil de abrir se paga $ 500 en San Martín”.
En varias comunas del Gran Mendoza, los cuidacoches o “trapitos”, pasaron a ser tarjeteros del municipio, y con esa acción se logró incluir a trabajadores informales. Sin embargo, fuera del horario del estacionamiento medido, los “trapitos” ganan las calles también en el área metropolitana.
Por principios, el Ejecutivo municipal de San Martín prefiere no confrontar con los trapitos y elige hacer la vista gorda: “No quieren ser tarjeteros. La vez que se les ofreció se llevaron las tarjetas, la ropa de trabajo y no volvieron más, pero sacarlos de las calles implica que varias familias quedarían sin ese ingreso”, sostienen en la comuna.
Un registro y tarjeta para identificar al personal
Desde la oposición, el radicalismo cree que la comuna no tiene que consensuar reglas con los trapitos sino imponer condiciones: "El que no las cumple no puede ejercer el trabajo de cuida coche".
En ese sentido, el concejal Mauricio Petri trabajó un proyecto de ordenanza que pide crear un registro de trapitos: "El que se ofrece a cuidar un auto tiene que estar identificado, sea un tarjetero o un trapito, porque eso da al conductor la tranquilidad de no estar frente a un posible delincuente".
Así, el proyecto de Petri pide que la comuna cree un registro de trapitos: "Identificarlos es prioritario. Estos muchachos no deben tener cuentas pendientes con la ley, algo que suena lógico pero que no se verifica en la calle. Cada uno llevará un carnet que entregará la comuna y el pago que pidan por cuidar un auto deberá ser a voluntad o, en todo caso, nunca mayor a cinco tarjetas, más allá de lo que demore el dueño del vehículo en volver. Es una norma que se aplica en otros departamentos y creemos que en San Martín puede dar resultados y ser herramienta para la policía".