Hace poco más de una década que el pistacho viene creciendo el interés en la provincia como una opción rentable, y una alternativa para reconvertir cultivos viejos, o ser implantados en zonas actualmente improductivas. La naturaleza de la planta le permite adaptarse a las particularidades del suelo y el clima mendocino, y la creciente demanda internacional la convierte en una apuesta segura a mediano y largo plazo.
Entre el año 2010 y el año 2017, de acuerdo con un relevamiento del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), la superficie implantada de pistachos pasó de 23,3 hectáreas a 32,5 hectáreas, una cantidad muy pequeña en un total de 7.371,9 hectáreas de frutos secos, y más pequeña si se compara con la cantidad de hectáreas que se estima que hay a la fecha en San Juan (alrededor de 2.000).
Sin embargo, durante 2018 se avanzó en nuevos desarrollos y se sumaron 100 hectáreas más en Gustavo André, Lavalle. Es que gracias a la influencia de los productores sanjuaninos, más los estudios que se vienen realizando en California y a los grupo CREA (organización conformada por más de 2.000 empresas agropecuarias de todo el país, con el fin de compartir conocimientos técnicos), se está expandiendo el interés para virar hacia el cultivo del pistacho.
Costos y características
De acuerdo con Andrés Calise, gerente de vivero Productora, desde hace dos años que vienen notando un aumento por la incorporación de pistacho en Mendoza.
"Hace 28 años que trabajamos con plantas de vid, nogales, olivos, almendros y ahora estamos incorporando el pistacho como nueva especie. Si bien demora 6 o 7 años en entrar en producción, se adapta perfectamente a las condiciones agroclimáticas que tenemos en todo el oeste argentino, especialmente en Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca", agregó.
Desde el vivero entienden que se trata de una posibilidad de reconvertir hectáreas de viñedos, algo similar a lo que está sucediendo con los almendros, aprovechando que las investigaciones permiten tener hoy plantas con floraciones extratardías (de hasta 30 días después) que permiten sortear las heladas.
"Un monte de pistachos o de almendros, o de nogal puede alcanzar un equilibrio interesante en la parte económica desde 20 hectáreas, y los valores internacionales que se manejan con el pistacho lo hacen muy atractivo", señaló Calise.
Mendoza tiene varias zonas que pueden ser utilizadas para desarrollar el cultivo del pistacho que son las mismas en las que se desarrolla el almendro, "una opción para todo el oasis norte de de la provincia que incluye Las Heras, Lavalle, San Martín, Junín y Rivadavia, y también Santa Rosa y La Paz".
Según explicaron “los costos de implantación por hectárea son parecidos, el almendro se planta a 6x4, que son 420 plantas por hectárea y el pistacho a 6x5, o 333 plantas por hectárea. La planta cuesta alrededor de 10 dólares, en el caso del pistacho, y de 7 dólares en el caso del almendro”.
En cuanto al rinde se estimó que por hectárea se cosechan 3.000 kilos de pistacho con cáscara, y entre 1.500 y 2.000 kilos de pepita pelada por hectárea. "Por ahora el almendro se destina al mercado nacional en donde se está pagando entre 8 y 10 dólares por kilo, mientras que en el pistacho una parte va al mercado interno, pero poco, y la mayor parte al comercio internacional en donde se vende a 11 dólares el kilo", sostuvieron desde Vivero Productora.
El empresario José Chediack, que tiene plantaciones de pistacho en San Juan, explicó que hoy se encuentran "extrapolando el modelo californiano en una zona en donde el pistacho tiene mucha potencialidad, y en un momento en que la sobreproducción global de aceite de oliva y de vino generan caídas en los precios".
"Hoy el pistacho es la única actividad con tasas de descuento positivas. Estamos incrementando la producción de pistachos junto con los viñedos, en la búsqueda de diversificación, y hemos encontrado que todas las condiciones grafológicas y climáticas de la zona se adaptan perfectamente bien. En toda la zona (Este y Oeste de San Juan) se puede desarrollar un núcleo pistachero, y en Mendoza habría que pensar en hacerlo, porque es una provincia notablemente distinta a San Juan de la (ruta) 40 hacia el Oeste, por la potencialidad de los vinos de altura pero hacia el Este no son tan diferentes las condiciones", evaluó el empresario.
Inversión local
En 2018 la firma Martins Domingo S.A., dedicados a la cosecha mecánica y a los cultivos de vid, comenzó a diversificar su actividad con un proyecto por etapas para plantar 100 hectáreas de pistacho.
"Empezamos con el proyecto en 2018 con las primeras 25 hectáreas, este año sumamos otras 45 y para 2020 esperamos completar las 100 hectáreas. Se requirió una inversión de entre 8.000 y 10.000 dólares por hectárea, y la inversión más fuerte fueron las plantas y el riego por goteo", explicó Ramiro Martins, uno de los propietarios de la firma.
Martins señaló que eligieron ese cultivo para diversificar la actividad vitivinícola, conjuntamente, encaran un proyecto de almendros en Cruz de Piedra, Maipú, y el de pistachos, ubicado en Gustavo André, Lavalle.
La vecería de la planta
El grupo CREA realizó un encuentro dedicado a las economías regionales, en donde estuvo presente Louise Ferguson, directora del Centro de Frutas y Frutos Secos y especialista en Extensión Cooperativa, y experta en la materia para compartir sus conocimientos sobre los cultivos en California, Estados Unidos, y la clave para sortear uno de los desafíos a los que se enfrentarían los potenciales productores: la vecería de la planta.
Según explicó la especialista, como protección de la especie, un año puede producir muchos frutos, pero al siguiente no dará nada, y es necesario saber cómo podarla para nivelar la producción año a año.
"Básicamente lo que veo para la industria del pistacho en el futuro en Argentina, es que tienen excelentes suelos, condiciones hídricas, temperaturas adecuadas, y la infraestructura inicial para implantar, y con el desarrollo en comunicaciones, está toda la información disponible de California y otros países incluso Australia e Iran, para considerar hacerlo", explicó Ferguson.
Además, la investigadora señaló que las plantaciones locales estarían libres de la oruga de la Lepidoptera- Pyralidae – Amyelois (oruga de la naranja navel), que produce aflotoxina, el gran enemigo del pistacho para tratar de entrar a otros mercados y que hoy afecta a Irán, la histórica productora de pistacho.
De manera adicional consideró importante "tener fincas diversificadas y contar con el apoyo del gobierno en cuanto a promoción impositiva para reconvertir áreas grandes de uva y dedicarlas al cultivo del pistacho", algo que sucedió en California.
Si bien la superficie es baja es posible que en corto plazo se desarrollen más proyectos locales.