Una de las instagramers europeas más destacadas es Miranda Makaroff (@mirandamakaroff), española, hija de una diseñadora de moda y el cantante argentino
Sergio Makaroff, polifacética e hípercreativa, se posiciona como uno de los perfiles más recomendados hasta el momento. En su currículum, entre otras profesiones figuran las de diseñadora, artista, instagramer, fotógrafa, actriz y DJ.
Tiene su propia firma de vestidos y remeras que se llama Miranda Makaroff by Lydia Delgado. Eventualmente es contratada por revistas como Vogue, Cosmopolitan, Glamour, Vanity o Telva para la realización de producciones fotográficas. A los 18 años participó en dos películas ("En la ciudad" y "Sólo química", que no fueron proyectadas en Argentina); y, por la creación de un blog a los 22 años llamado Hermanas Miranda, recibió ofertas de colaboración para prestigiosas marcas internacionales como Carolina Herrera, Yves Saint Laurent y Reebok.
Su cuenta en Instagram, con más de 380 mil seguidores, es un compilado de fotografìa de moda, artes plásticas y campañas a favor de la libertad en todo sentido, (pero sobre todo contra la censura), de manera divertida. "Mi objetivo es transmitir buena energía y diversión porque creo que es algo que ha pasado a segundo plano en el mundo de la moda. Nos hemos vuelto un poco esclavos enfermizos de las tendencias y creo que es importante vivirlo desde una perspectiva de libertad, creatividad y juego", afirma.
Cada foto es una pieza sumamente cuidada, casi una obra de arte, según ella misma expresa: "Con cada foto intento aportar una visión diferente e innovadora, que sorprenda. Romper las normas creadas por uno mismo y probar, arriesgarse", cuenta.
Sin embargo sabe que viene un poco a contrapelo en una sociedad que aún se está deconstruyendo y formando nuevas bases, lo que también pasa por el filtro del humor de Miranda: "Cuando pienso que los vecinos me están viendo desde la ventana haciendo la loca y disfrazada me entra la risa. Seguro que a ellos también", cuenta a carcajadas.
En topless en una playa paradisíaca, caminando desnuda entre el trigo, ataviada solo con unas botas: las instantáneas en las que reivindica la desnudez son infinitas. "Tuve muchos problemas con Instagram al principio porque había gente que me denunciaba, ¡pero por mis dibujos! La normativa de esta red social dice que en el arte no hay censura así que estaban incumpliendo sus propias normas", comenta Miranda. Empoderar a la mujer y aceptar a todo el mundo son dos mantras que se repiten en gran cantidad de sus publicaciones. "Ser feliz", "respetar la naturaleza" o "no perder el niño interior", son otros de sus mensajes más recurrentes.